Por Ariel Molinero– Hipra
El coriza aviar es una enfermedad muy contagiosa, que cursa con un proceso inflamatorio y catarral del tracto respiratorio superior.
Tiene una difusión mundial y su importancia radica, en que afecta a lotes de ponedoras y reproductoras en producción y de cualquier edad.
Causa grandes pérdidas económicas en los lotes afectados, por bajada en la producción de huevos, que puede llegar hasta un 50%, y por el incremento en el número de bajas cuando el proceso se complica con infecciones secundarias, producidas principalmente por Escherichia Coli.
También puede aparecer en pollos, asociado a otros procesos respiratorios, producido por virus (Pneumovirus) o por micoplasmas y en pavos (Bordetella Avium), faisanes y pintadas.
En España, puntualmente se ha aislado en pollos, produciendo alta morbilidad, retraso en el crecimiento y poca mortalidad.
Figura 1. Siembra de bacteria
Serotipos
El germen que produce la enfermedad, es la bacteria Avibacterium Paragallinarum (Blackall y col. 1990, 2005). El cultivo de esta bacteria es complicado, ya que para su crecimiento requiere nicotinamida adenina dinucleotido (NAD) y un ambiente reducido en oxigeno (Blackhall y col, 1990).
Es una bacteria Gram negativa, inmóvil, que a las 24 horas de cultivarla, se aprecia como bastones cortos o cocobacilos de 1 a 3 mm de largo, 0’4 a 0’8 mm de ancho, con tendencia a formar filamentos (Blackhall, Matsumoto y Yamamoto).
Un aspecto importante relacionado con el control de la enfermedad, es el serotipo de la cepa
En la primera serotipación se detectaron 3 serotipos (A,B, y C, Page 1962); a continuación, utilizando técnicas de inhibición de la hemoaglutinación, se encontraron 7 serovares (Kune u col, 1983) y se detectaron dos nuevos más en Australia (Blackhall y col 1990).
En la actualidad se reconocen 9 serovares, 4 en el grupo A, 4 en el grupo B y uno en el grupo C. No hay protección cruzada entre los tres serotipos (Soriano y col, 2004).
Figura 2. Siembra de Bacteria NAD Dependiente
Evolución
Aunque, en aves de diferentes edades puede aparecer la enfermedad, esta tiene poca incidencia en aves jóvenes. En aves adultas, en producción, el periodo de incubación de la enfermedad, es corto, de 1 a 3 días, pudiendo durar el proceso de 3 a 4 semanas.
Esto último ocurre siempre y cuando no exista complicación con otros procesos respiratorios producidos por virus (Pneumovirus), bacterias secundarias (E. Coli) y micoplasmas (M. Gallisepticum).
Las aves que se encuentran afectadas por el Avibacterium son a la vez reservorio de la enfermedad y difusoras de la misma.
La enfermedad se presenta en explotaciones con naves de diferentes edades, pero cercanas entre sí.
Inicialmente, los primeros signos de la enfermedad aparecen en un bloque de jaulas (ponedoras) o en un departamento determinado de un lote de reproductoras. En poco tiempo el coriza se va diseminando rápidamente por el resto de bloques de jaulas (ponedoras) o por otros departamentos (reproductoras).
A partir de aquí la enfermedad puede propagarse a otras naves colindantes a la que se inició el foco . Al ser un proceso respiratorio, la vía aerogena es la principal fuente de trasmisión -pero en mi opinión, basándome en casos recientes- el agua de bebida y el pienso, es un vía de trasmisión muy importante, ya que las secreciones nasales de las aves, cargadas de Avibacterium, vía tetina, cadena o patín distribuidor de pienso, van a facilitar la difusión de los gérmenes por toda la nave.
La propagación de la enfermedad es horizontal: las naves colindantes al foco, se van a contaminar a partir del aire de extracción de las mismas, el personal, el equipo de trabajo. Parece ser que aves silvestres, como el gorrión, que no, padecen la enfermedad, pueden ser trasmisores de gérmenes al volar de una nave a otra.
«La vía aerógena, el agua de bebida y el pienso son las fuentes principales de transmisión del coriza aviar»
El transporte de cadáveres también puede ser una vía de trasmisión a otras explotaciones. Aunque siempre se ha considerado una enfermedad estacional, en épocas de viento, frio y humedad, últimamente, se han visto lotes afectados en pleno verano.
También se ha aislado puntualmente Avibacterium en pollos; la corta duración de los ciclos de producción, la realización de vaciados sanitarios tras cada lote en producción, y que con frecuencia la yacija se usa solamente en un ciclo de producción, no reutilizándose en ciclos posteriores, hace que el Avibacterium permanezca poco tiempo en las explotaciones, y por tanto la enfermedad no se presente con frecuencia en pollos.
Síntomas y Lesiones
Es una enfermedad que cursa con alta morbilidad: en una semana, desde que comienzan los primeros síntomas, nos podemos encontrar con varias
naves afectadas de un solo complejo, con diferentes tipos de síntomas, según en qué fase de la enfermedad se encuentren las aves.
Si el Coriza es primario, el % de mortalidad es bajo, pudiendo alcanzar un 2%.
Parece ser que otros países como Argentina, Marruecos, India, Sudáfrica y Tailandia, se han reportado casos con alta mortalidad, producidas por cepas de A. Paragallinarum de alta patogenicidad.
Aquí lo que hemos visto, es que el proceso se puede complicar con virus respiratorios y micoplasmas, apareciendo cuadros septicémicos,
secundarios (E. Colí), que incrementan la mortalidad.
El primer síntoma con el que nos encontramos es un descenso en el consumo de agua, de ahí la importancia de tener en las naves contadores de agua y registrar dicho consumo, diariamente a la misma hora.
Las aves pueden presentar diferentes tipos de síntomas, según en qué fase de la enfermedad se encuentren
Con ello tendremos una herramienta importante para detectar el inicio de éste o de cualquier proceso infeccioso que curse con fiebre.
A continuación se observa que el nivel de pienso en los comederos no disminuye o que las aves no consumen toda la ración y que ha descendido el número de huevos en la recogida diaria.
A lo largo de la nave, podemos encontrar aves con diferente sintomatología: aves que agitan la cabeza, se rascan la cara con la pata, ojos achinados con lagrimeo, conjuntivitis, descarga nasal con moco trasparente o de aspecto mucoso turbio, que se pega en los orificios nasales, inflamación del seno infraorbitario, y en los casos más agudos una inflamación facial, apareciendo aves con el ojo cerrado.
En las aves afectadas por el coriza aviar se oyen ruidos respiratorios en forma de pitos
Tanto en machos reproductores, como en pollos, se detecta inflamación de las barbillas. A la necropsia, las lesiones que se observan son: inflamación catarral de las mucosas de los conductos nasales y seno infraorbitario, edema facial subcutáneo, en algunas aves se puede observar aerosaculitis.
Es una enfermedad que cursa con alta morbilidad. En la primera semana, nos podemos encontrar con varias naves afectadas de un solo complejo.
Diagnóstico
El diagnóstico clínico se debe acompañar del aislamiento e identificación de la bacteria.
En el laboratorio el aislamiento del germen va a depender principalmente de en qué fase de la enfermedad cogemos la muestra; qué tipo de
muestra enviamos; cómo la enviamos; y de la rapidez con que lo hacemos.
Las muestras se enviaran antes de medicar a las aves
Como el A. Paragallinarum tiene un periodo de supervivencia corto (horas) fuera del ave, no recomiendo enviar hisopos a menos que el laboratorio este cerca y podamos llevarlos “en mano”, después de hacer las necropsias.
Lo ideal sería enviar aves afectadas, que llegaran vivas al laboratorio, sacrificarlas y coger las muestras para cultivo en una sala adecuada de necropsias.
Frecuentemente las aves llegan muertas, después de varias horas de espera en almacenes y transporte por carretera, la muestra que se coge suele estar muy contaminada por gérmenes que proliferan post-mortem.
Lo más práctico es enviar varias cabezas de aves con sintomatología aguda, congeladas si es posible o refrigeradas, en cajas con aislante (poliespan) y con acumuladores de frio; utilizar un transporte rápido que llegue lo antes posible al laboratorio.
Figura 3. Inflamación del seno infraortibario
Figura 4. Inflamación de la perifería ocular
Figura 5. Ojo achinado con lagrimeo – Conjunctivitis
Figura 6. Edema facial
«El diagnóstico diferencial se hará de otras enfermedades de tipo respiratorio como TRT, Micoplasmosis, Difterioviruela, Bronquitis de tipo respitario, ILT, ND y Cólera aviar»
En el laboratorio, se usan medios específicos para el cultivo del germen y pruebas bioquímicas para su identificación.
Se puede detectar la presencia de anticuerpos contra la enfermedad, mediante pruebas serológicas, como la inhibición de la hemoaglutinación (IHA). Existen laboratorios que han desarrollado técnicas de PCR (reacción en cadena de la polimerasa).
Control
Son varios los antibióticos que son efectivos para controlar el Coriza Aviar.
En los últimos aislamientos, en sus respectivos antibiogramas se aprecia sensibilidad para: amoxicilina, doxiciclina, florfenicol, gentamicina, colistina, trim-sulfametoxazol y eritromicina.
Por el contrario se han encontrado resistencias a las quinolonas, como Flumequina y Enrofloxacina.
En la práctica cuando nos encontramos con lotes afectados de ponedoras comerciales, el uso de antibióticos, se reduce a los que tienen registro cero días de residuos en huevo, tales como eritromicina, tilosina y colistina.
Cuando se detecta Coriza aviar en una explotación, hay que reducir al máximo la posibilidad de contagio. Se recomienda extremar las medidas de bioseguridad, higienización del agua de bebida.
Se ha visto también que el uso de desinfectantes -por pulverización aérea- disminuye la carga microbiana en la nave, menguando la capacidad de propagación de la enfermedad. Los desinfectantes a utilizar no tienen que tener contraindicaciones al aplicarlos, en presencia de aves.
Cuando las aves afectadas, se recuperan, se convierten en reservorio y portadoras del Avibacterium.
La prevención es la medida más adecuada para el control del Coriza
Por ello, es aconsejable realizar una limpieza, desinfección y un estricto vaciado sanitario de la explotación, cuando acaba la vida productiva del
lote. A continuación se repoblara la explotación con pollitas de recrías sanas y vacunadas contra el Coriza.
En la actualidad para inmunizar pollitas de recría con destino a explotaciones de puesta con naves de diferentes edades, se aplican vacunas inactivadas.
Como la inmunidad de dichas vacunas es específica, deben llevar los tres serotipos – A, B, y C – para así conseguir un amplio espectro de protección.
Estas vacunas van adyuvantadas con hidróxido de aluminio o aceite mineral para potenciar su inmunidad; tanto el hidróxido de aluminio, como el aceite mineral han demostrado su efectividad.
El programa de vacunación tiene como objetivo proteger correctamente a las pollitas contra la enfermedad durante la fase de recría
La vía de aplicación más utilizada es la intramuscular en pechuga, aunque también se puede aplicar vía subcutánea en la parte dorsal del cuello.
Es importante, para evitar reacciones locales adversas, aplicar la vacuna a temperatura ambiente entre 15oC y 25oC, siendo la temperatura de conservación de la vacuna entre 2oC y 8oC y hay que evitar su posible congelación.
Se realizaran dos aplicaciones:
- La primera aplicación se administrara sobre las 10-12 semanas
- La segunda aplicación 4 semanas después y siempre antes del traslado a la explotación de puesta
Si existiera riesgo, de que las pollitas pudieran padecer la enfermedad en la fase final de la recría: la primera aplicación, se adelantaría a las 6 semanas de vida y la segunda aplicación cuatro semanas después.
Con la vacunación en doble aplicación conseguiremos tener protegidas en el tiempo a las ponedoras frente a una enfermedad como el coriza que produce grandes pérdidas económicas a la producción de huevo de consumo, como de huevo fértil