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Alerta en seguridad alimentaria: la presencia de cloratos

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Una de las últimas acciones de este tipo se llevó a cabo en el mes de enero de este año. Y es que, la conocida multinacional que produce los refrescos, tuvo que retirar del mercado europeo miles de litros tanto en latas como en botellas.
La razón que les llevó a ello fue la detección de una excesiva concentración de cloratos en la bebida que contenían.

No fue una situación de alto riesgo para la salud debido a las dosis detectadas, pero lo cierto es que esta medida de precaución puso sobre la mesa de nuevo la seguridad alimentaria y su relevancia.

Asuntos tan importantes como los peligros que amenazan nuestra salud o los riesgos que estamos asumiendo sin saberlo, reaparecen cada cierto tiempo dejando en evidencia la elevada vulnerabilidad en la que vivimos en cuestiones de salud.

Los cloratos se asociana actividades humanas. Se emplean como pesticidas, pero desafortunadamente también aparecen como un residuo tóxico por el tratamiento con algunos biocidas para el agua. Los cloratos en el agua pueden representar un problema para la salud y el medioambiente.

Los cloratos se generan principalmente como subproductos de la desinfección del agua potable con dióxido de cloro o por la degradación del hipoclorito de sodio

También en la limpieza de instalaciones de la industria alimentaria y en la desinfección de alimentos vegetales. Así que, los cloratos pueden llegar a los alimentos a través de estos procesos, lo que hace que su presencia sea una preocupación.

Los primeros residuos tóxicos que se producen de ciertos biocidas son por una reacción química de oxidación, formándose los cloritos. Estos pueden oxidarse a cloratos cuando reaccionan con agentes oxidantes como:

  • Dióxido de cloro ( ClO2 )
  • Hipoclorito sódico ( NaCIO )
  • Ozono ( O3 )
  • Peróxidos ( H2O2 )

El ozono no puede producir cloratos directamente. Sin embargo, en presencia de ciertos compuestos de cloro, como dióxido cloro o hipocloritos puede participar en reacciones químicas que lleven a la formación de cloratos.

Los peróxidos pueden participar en la formación de cloratos bajo ciertas condiciones. La reacción típica ocurre cuando hay iones clorito (ClO2−) o hipoclorito (ClO−) en presencia de peróxidos, especialmente en medios alcalinos.

Por ejemplo, el peróxido de hidrógeno puede oxidar el hipoclorito a clorato según la siguiente ecuación:

El valor del pH, la concentración de reactivos, el exceso de temperatura y un aumento del tiempo de almacenamiento del agua ayudan a la conversión de cloritos en cloratos.

LAS INSTITUCIONES FIJAN LIMITES

A priori, la idea de que una sustancia residual tóxica llegue a nuestro paladar y, peor aún, a nuestro estómago, no parece muy agradable.

De hecho, es ciertamente preocupante, pues un consumo excesivo de cloratos bloquea el transporte de yoduro a las células tiroideas mediante la inhibición del transportador NIS (sodio-yoduro symporter).

Esto puede causar una disminución en la producción de hormonas tiroideas y provocar hipotiroidismo.
Ya en 2013 se comenzó a investigar el contenido de estos compuestos en los alimentos y se establecieron unos límites de seguridad.
Hay que tener en cuenta que la contaminación es debida a procesos de producción, por su presencia en aguas de riego o como productos residuales en las desinfecciones con determinados biocidas clorados.

LÍMITES MÁXIMOS DE CLORATO EN ALIMENTOS:

El Reglamento (UE) 2020/749 de la Comisión, de 4 de junio de 2020, modificó el anexo III del Reglamento (CE) no 396/2005, fijando límites máximos de residuos (LMR) de clorato en una variedad de productos alimenticios. Estos límites son temporales y están sujetos a revisión antes del 8 de junio de 2025.

Los LMR establecidos para los productos de origen animal :

(carnes, pescados, productos lácteos): 0,1 mg/kg.

LÍMITES MÁXIMOS DE CLORATOS EN AGUA POTABLE:

La presencia de clorato en el agua potable está regulada por la OMS y la EPA debido a sus efectos negativos en la salud. La Directiva (UE) 2020/2184 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 16 de diciembre de 2020, relativa a la calidad de las aguas destinadas al consumo humano, establece un valor paramétrico para el clorato de 0,25 mg/l.

Sin embargo, cuando se utilizan métodos de desinfección que generan clorato, en particular el dióxido de cloro, se permite un valor paramétrico de hasta 0,7 mg/L.

En estos casos, los Estados miembros deben procurar alcanzar un valor más bajo siempre que sea posible sin comprometer la eficacia de la desinfección.

Es importante destacar que estos límites se han establecido para proteger la salud pública, ya que la exposición prolongada al clorato puede tener efectos adversos, especialmente en poblaciones vulnerables como lactantes y niños pequeños.
Por ello, es fundamental que las industrias alimentarias y las autoridades competentes implementen buenas prácticas de higiene y control para minimizar la presencia de clorato en alimentos y agua.

¿A QUÉ NOS EXPONEMOS?

Sabemos cuál es la horquilla de seguridad en la que se mueven las cantidades de cloratos para que no supongan un peligro. Ahora bien,

¿de dónde viene entonces la preocupación de los expertos? ¿Por qué ha sido necesario establecer esos máximos? ¿De qué nos están protegiendo?

Los cloratos han generado gran preocupación debido a sus posibles efectos adversos en la función tiroidea humana, pudiendo provocar hipotiroidismo, lo que podría afectar al crecimiento y al desarrollo cognitivo en fetos, recién nacidos y niños pequeños.

Pero además, los principales problemas que puede ocasionar su presencia, son:

RIESGOS PARA LA SALUD HUMANA

Efectos en la sangre: Los cloratos pueden afectar la capacidad de los glóbulos rojos para transportar oxígeno, causando metahemoglobinemia, especialmente en niños y personas con deficiencias enzimáticas.

Daño en el sistema nervioso y riñones: La exposición prolongada a niveles elevados puede causar daño renal y neurológico.

Efectos en personas vulnerables: Pacientes con enfermedades hematológicas o renales, niños y embarazadas pueden ser más sensibles a los efectos de los cloratos.

PROBLEMAS AMBIENTALES

Contaminación de fuentes de agua: Los cloratos pueden acumularse en ríos, lagos y acuíferos, afectando a la vida acuática.

Impacto en la flora: Altos niveles pueden interferir con el crecimiento de las plantas

¿QUÉ MÉTODOS DE ELIMINACIÓN TENEMOS?

Ósmosis inversa: Es uno de los métodos más efectivos para eliminar cloratos.

Filtración con carbón activado: Puede reducir la presencia de estos compuestos.

Reducción del uso de dióxido de cloro y de hipoclorito sódico: Optar por otros biocidas que no produzcan estos residuos tóxicos para desinfección del agua.

EL DIÓXIDO DE CLORO 

  • Es un compuesto químico utilizado como desinfectante del agua y agente blanqueador.
  • Sin embargo, su estabilidad y descomposición dependen de varios factores, incluyendo la concentración, la temperatura y el pH. Cuando hay concentraciones muy bajas de cloro, no llega a alcanzarse la reacción estequiométrica, quedando el clorito libre sin reaccionar.

El agua que va a ser sometida al proceso de desinfección con este biocida, puede contener precursores orgánicos fundamentalmente ácidos húmicos y fúlvicos, que proceden de la degradación microbiana y química de materia vegetal y animal.

Estos precursores reaccionan con el desinfectante, dando lugar a la aparición de una serie de sustancias indeseables, que en el caso de la desinfección por dióxido de cloro se trata de compuestos orgánicos clorados, muchos de los cuales tienen comprobada su capacidad tóxica y/o mutagénica para el hombre.

Entre los productos de la reacción del dióxido de cloro con material orgánico se encuentran los clorofenoles, ácidos maléicos, fumáricos y oxálicos.

Durante el proceso de oxidación el dióxido de cloro se oxida a ión clorito, que se oxida a clorato

Los cloratos (ClO3) se forman como subproductos tóxicos de la descomposición del dióxido de cloro, especialmente cuando se usa en soluciones concentradas o se maneja incorrectamente

  • A concentraciones mayores a 30 mg/L en agua, el dióxido de cloro puede descomponerse de manera significativa, formando cloratos (ClO3) y cloruros (Cl).
  • A altas dosis o concentraciones superiores a 100 mg/L, la descomposición aumenta, generando un exceso de cloratos, lo cual es indeseable en aplicaciones de potabilización de agua debido a su toxicidad.
  • A temperaturas elevadas y pH alcalino (>8.5), la conversión desde el dióxido de cloro a cloratos es más rápida.

Hipoclorito sódico

El uso de biocida a base de hipoclorito es una práctica común en la desinfección del agua y mal realizada muchas veces.

Un problema ambiental asociado con su uso es la formación de cloratos como subproductos tóxicos no deseados que pueden afectar a la salud humana y al ambiente si no se gestionan adecuadamente

Desgraciadamente, a partir de los hipocloritos se pueden formar otros residuos tóxicos, incluso más peligrosos para la salud humana como son los trihalometanos que se ha comprobado que son cancerígenos.

¿CÓMO SE GENERAN LOS CLORATOS A PARTIR DE HIPOCLORITOS?
  • Descomposición química: Los hipocloritos (como el hipoclorito de sodio, NaClO) pueden degradarse con el tiempo o bajo ciertas condiciones (temperatura alta, luz, pH elevado) y formar cloratos (ClO3).
  • Reacciones en soluciones acuosas: Durante su almacenamiento o uso en agua potable, los hipocloritos pueden oxidarse y generar cloratos como subproductos.
  • Procesos industriales: En la fabricación y aplicación de hipocloritos en tratamientos de aguas o desinfección, pueden ocurrir reacciones no controladas que favorecen la formación de cloratos y otros residuos tóxicos

SOLUCIONES PARA MINIMIZAR LOS CLORATOS EN EL USO DE HIPOCLORITOS:

Optimizar las condiciones de almacenamiento: Mantener hipocloritos en envases oscuros y a bajas temperaturas reduce su degradación.

Uso inmediato tras su producción: Disminuir el tiempo de almacenamiento para evitar la formación de subproductos. Desgraciadamente el producto que se utiliza en las granjas suele llevar mucho tiempo almacenado.

Control del pH: Mantener valores adecuados para evitar la conversión de hipoclorito en clorato

Métodos alternativos de desinfección: Explorar opciones como la producción in situ de ácido hipocloroso por electrólisis en las propias granjas.

Afortunadamente, hace unos años se dio en la tecla para producir ÁCIDO HIPOCLOROSO por electrolisis a partir de agua y sal común, sin producir ningún producto residual tóxico como son los cloratos

A sus ventajas como consecuencia de su amplia acción bactericida, virucida, fungicida, esporicida y eliminador de biofilms en las tuberías de agua se da la de su efectividad, potencia y capacidad para ser utilizado como desinfectante natural.

Para darnos cuenta de su actividad, hay que recordar que el ÁCIDO HIPOCLOROSO es 90 veces más eficiente eliminando microorganismos que el hipoclorito sódico y 10 veces más eficiente que el dióxido de cloro. Siendo capaz de mantener un ORP por encima de los 650 mV en todas las tuberías de la explotación.

Estas propiedades del ÁCIDO HIPOCLOROSO no alcanzadas por el resto de los biocidas usuales autorizados para la desinfección del agua de bebida de los humanos y de los animales

están haciendo que su incorporación al uso diario en la avicultura sea una práctica ya común y que hará que se eviten los residuos tóxicos que afectan a la salud y que producen otros biocidas, así como que el medio ambiente no sufra tanta contaminación con los productos residuales.

 

Es un deber y una obligación como sanitarios garantizar que la potabilización del agua de bebida no contenga residuos tóxicos que puedan perjudicar la salud. Hoy en día se tienen conocimientos científicos suficientes para rechazar el uso de ciertos biocidas que pueden producir estos residuos tóxicos para la salud y usar biocidas naturales sin peligro. Y no vale la excusa de que son un poco más baratos y por eso se usan.

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