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Amprolio: medio siglo de lucha contra la coccidiosis

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En la historia de la avicultura moderna destaca, desde sus inicios, el capítulo de la lucha frente a las enfermedades que diezmaban las manadas: desde el cólera, la septicemia, el tifus de las aves, la difteria, la enfermedad del hígado o la tuberculosis aviar a principios del siglo XX (Castelló Carreras, S. Avicultura. Curso completo de Gallinocultura e industrias anexas. 1917), continuando con la Enfermedad de Marek, la Enfermedad de Newcastle, la Laringotraqueitis aviar, el CRD, la Enfermedad de Gumboro o la Influenza aviar, entre otras.

Frente a la mayoría de las enfermedades se ha ido consiguiendo excelentes resultados en su control o erradicación a lo largo de los años mediante la aplicación de vacunas, tratamientos farmacológicos, medidas de bioseguridad, reordenación de la estructura productiva, selección genética, etc.

 

COCCIDIOSIS

Ya desde los comienzos de la avicultura moderna, la coccidiosis se convirtió en uno de los problemas críticos a resolver debido a las grandes mortalidades que se producían al criar aves en granjas con alta densidad.

Este problema se empezó a controlar tras la publicación del estudio “Continuous feeding of low concentrations of sulfaquinoxaline for the control of coccidiosis in poultry” por L. C. Grumbles, J. P. Delaplane, y T. C. Higgins en la revista Poultry Science en 1948, que marcó el primer camino de actuación en el control de la enfermedad por coccidios.

Las sulfonamidas fueron la primera herramienta para la prevención y el tratamiento de la coccidiosis aviar.

En las décadas posteriores se fueron incorporando nuevos fármacos al arsenal de tratamiento preventivos, que permitieron ejercer un mayor control de la coccidiosis, y más recientemente, con la creación de vacunas, se ha incrementado aún más la capacidad lucha frente a la enfermedad.

Pero, a pesar de disponer de un gran arsenal de herramientas para su control, seguimos estando lejos de conseguir su erradicación y continúa siendo una patología recurrente en las explotaciones avícolas de todo el mundo, no tanto por casos destacados de mortalidad, pero sí por ser un importante factor de empeoramiento de los parámetros productivos y, por lo tanto, generador de cuantiosas pérdidas económicas en el sector avícola.

 

AMPROLIO

En 1962 la compañía Merck obtuvo la patente de una familia de compuestos químicos orientados al tratamiento y prevención de la coccidiosis:

Su uso inicial fue como preventivo, administrado a través del pienso, solo o en compañía de otros coccidiostatos, especialmente con sulfaquinoxalina y/o etopabato, convirtiéndose en el producto de elección durante muchos años.

Este uso masivo, continuado y a dosis bajas, provocó la generación de cepas resistentes en todo el mundo, que, unido a la aparición de los coccidiostatos ionóforos, lo relegaron a un papel casi testimonial.

El año 2001 significó un cambio importante en la historia del amprolio.

Esta doble actuación dio lugar a la prohibición del uso del amprolio como preventivo en el pienso, reservando su uso exclusivamente como tratamiento a través del agua de bebida, dando a la industria avícola una herramienta para el tratamiento de los casos de coccidiosis clínica con tiempo de espera 0 días en carne y huevos, de eficacia contrastada y sin problemas de resistencias cruzadas con los aditivos coccidiostatos usados como preventivos en el pienso, u otros fármacos usados como tratamiento.

Químicamente, el amprolio es un análogo de la tiamina (vitamina B1) que actúa como antagonista competidor de los mecanismos de transporte de la tiamina en los coccidios causando considerables alteraciones morfológicas e impidiendo el completo desarrollo de la pared.

La absorción intestinal se produce principalmente en el duodeno con diferentes niveles de biodisponibilidad en función de la ingesta de comida:

Esta baja biodisponibilidad facilita la existencia de altas concentraciones de amprolio en los diferentes tramos del intestino para estar en contacto con los coccidios.

Los estudios de farmacocinética muestran que la presencia de amprolio es diferente en cada tramo intestinal.

Al ser fundamental para su eficacia el contacto del amprolio con el coccidio dentro de la luz intestinal, esta gran diferencia en la cantidad de amprolio presente en los diferentes tramos del intestino debe ser tenida en cuenta a la hora de seleccionar la dosis administrada, evitando siempre las dosificaciones menores que puedan dar lugar a bajas concentraciones no efectivas, especialmente en los casos de coccidiosis a nivel de duodeno y yeyuno (E. acervulina, E. máxima, E. necatrix, E. meleagrimitis), o incluso incrementando la dosis recomendada (30 mg / Kg p.v./día) en aquellos casos especiales donde se hayan detectado la presencia de cepas más resistentes, pudiendo hacerse este incremento hasta cuatro veces la dosis de referencia (120 mg / Kg p.v.) sin que se esperen efectos adversos en las aves (S.P. Veterinaria S.A.: Amprolium 20% oral solution. Tolerance study in broiler chicken / SPV AMP-TO-PO AWAS-03-33).

A pesar de ser un fármaco con muchos años de utilización, el amprolio mantiene un alto nivel de eficacia como se mostró en los ensayos clínicos realizados en 2013 con cepas de Eimeria de casos clínicos ocurridos en países europeos (S.P. Veterinaria S.A.: Ensayo clínico 2013-PE1-SP, S.P. Veterinaria S.A.: Ensayo clínico 2013-PE2-SP), donde el amprolio se mostró eficaz en controlar los brotes de coccidiosis tanto a nivel de mortalidad, como lesiones en el intestino, disminución de la excreción de ooquistes y mejora de parámetros productivos.

Con el amprolio disponemos de la herramienta perfecta para atajar los brotes de cocidiosis en cualquier momento de la producción avícola gracias a sus características especiales de eficacia, tolerancia y ausencia de tiempo de espera en carne y huevos.

 

 

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