En una alianza estratégica e inédita hasta la fecha, ANFACO-CECOPESCA (Organización del complejo mar-industria[1]), ANICE (Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España) y AVIANZA (Asociación Interprofesional Española de la Carne Avícola) han emprendido una iniciativa común a nivel nacional en defensa de los productos del mar, cárnicos y avícolas, ante la creciente presencia en el mercado español de alimentos veganos de imitación cuyo objetivo es aprovechar la reputación de los productos de origen animal, pretendiendo inducir a error al consumidor a través de su publicidad y etiquetado.
Por este motivo, en el día de hoy las tres entidades se han reunido con el Director General de Consumo, Daniel Arribas, a fin de presentarle la iniciativa conjunta que denominarán #CadaCosaPorSuNombre, con la que pretenden sensibilizar a la opinión pública sobre la verdadera composición de dichos alimentos veganos, y la necesidad de actuar desde las Administraciones Públicas, tanto a nivel de Consumo, revisando los lineales españoles bajo los principios de la normativa de información alimentaria para el consumidor en cuanto a menciones del envase o publicidad del producto, como desarrollando nueva legislación específica.
A este respecto, si bien el Reglamento de Información al Consumidor europeo 1169/2011, recoge elementos de actuación, en la reunión se ha debatido sobre los borradores de proyectos legislativos que se están produciendo en Francia, 2023/0510/FR, o Italia, 2023/0469/IT, con decretos ya remitidos al TRIS que pretenden restringir las denominaciones comerciales de productos de origen animal estableciendo porcentajes mínimos de contenido en los ingredientes, entre otras medidas. Dichos decretos debieran constituir una base de trabajo para el ministerio en su defensa de la dieta mediterránea, dieta reconocida internacionalmente y demostrada científicamente frente a las nuevas tendencias veganas y que emplean una competencia desleal.
Análoga situación se vivió en pasado con la leche y los productos lácteos. Hasta hace unos años, era usual encontrar en el mercado productos de origen vegetal con denominaciones propias de la leche y productos lácteos, como por ejemplo “leche de avena” o “queso de tofu”, entre otros.
Dicha disputa derivó en la Sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJURE) de 14 de junio de 2017, en la que se concluye que los productos vegetales no pueden comercializarse con denominaciones como “leche”, “nata”, “mantequilla”, “queso” o “yogur” puesto que son conceptos reservados por Derecho de la Unión Europea a los productos de origen animal.
Teniendo en cuenta la respuesta legislativa y judicial otorgada al sector lácteo para la protección de las denominaciones propias de productos de origen animal, parecería incoherente que se dé una respuesta diferente para el resto de los productos de origen animal.
Basta con leer los ingredientes de dichos alimentos veganos para comprender que son derivados de proteínas vegetales, en algún caso ultraprocesados (NOVA), elaborados con el objetivo de imitar y desplazar a los productos de origen animal presentándose como ventajosos en el ámbito de la salud, el carácter medioambiental e incluso bajo una perspectiva ética. Para ello, no dudan en emplear denominaciones como “atún o pollo vegano”, así como mensajes publicitarios falsos aludiendo a que su consumo beneficia al medioambiente o es más responsable.
Como recordatorio, las tres entidades asociativas recuerdan que la nutrición debe ser variada y equilibrada. En este sentido, los productos de origen animal incorporan una matriz digestiva única, con elementos auténticos e incomparables, relacionados con la calidad de sus proteínas (aminoácidos esenciales), o micronutrientes claves, como minerales y vitaminas, sin olvidar los imprescindibles ácidos grasos Omega 3, presentes en los pescados. Dichos alimentos veganos, nunca podrán sustituir nutricionalmente a los productos de origen animal.
En cuanto a la sostenibilidad, argumento en que abundan muchos de estos alimentos, se suscribe la opinión del Comité Económico y Social que considera que deben prohibirse las etiquetas o declaraciones de sostenibilidad que no se basen en un régimen de certificación ampliamente reconocido. Por tanto, se adolece de una comparativa rigurosa de la huella de carbono o hídrica que dichos alimentos veganos producen, o el origen de sus ingredientes, que podrían justamente concluir lo contrario siendo más perjudiciales para el medio ambiente.
Finalmente, debe recordarse que España es potencia mundial en industria alimentaria, siendo su aporte socioeconómico vital para muchas zonas costeras y del medio rural, ayudando con su actividad al sostenimiento de miles de familias y con estándares de responsabilidad o bienestar animal reconocidos a nivel mundial, que demuestran la buena elección de consumir productos españoles de origen animal.
Se espera que esta iniciativa genere una reflexión profunda en el gobierno de España y le invite a actuar, legislando conforme a Francia e Italia, demostrando así su defensa por una información alimentaria leal, veraz y transparente, que no induzca a error al consumidor.