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Cómo aprovechar la gallinaza mediante procesos térmicos

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Por Néstor A. Vela

 

La avicultura es una de las industrias que ha experimentado un crecimiento más vertiginoso de todo el globo. Esto puede ser atribuido al aumento en la demanda de pollo y huevo como parte de una dieta equilibrada.

Pero el mayor problema al que se tiene que enfrentar el sector es la generación y acumulación de estiércol y otros desechos que se generan dentro de la granja avícola, y que causan problemas en el medio ambiente, que cada vez cobran más importancia.

Tanto la gallinaza como la pollinaza al compostarse se convierten en un producto con características nutricionales muy valoradas por los granjeros y que viene a surtir la demanda de fertilizantes que existe en el estado colombiano.

Aunque este producto final, la gallinaza, no representa por sí mismo motivo de preocupación, sí lo es el procedimiento necesario para el compostaje, que es muy popular en explotaciones definidas como “sostenibles” a pequeña escala.

Sin embargo, esta actividad representa un alto grado de contaminación por su emanación de gases cuando tiene lugar en explotaciones comerciales (intensivas).

La emanación de amoníaco y otros gases a la atmósfera es parte de este proceso para el compostaje y por desgracia es la única manera conocida por el sector para obtener estos resultados.

Durante los últimos años y debido al incremento de explotaciones avícolas y ganaderas de forma intensiva, la emanación de amoníaco, metano y otros gases peligrosos son motivo de preocupación de forma generalizada.

 

Leer artículo completo en la revista Plumazos.

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