¿Podemos transformar los huevos rotos en materias primas renovables? En el marco del proyecto OVOVAL, se investiga cómo transformar los huevos de gallina que se rompen en los centros de embalaje, en recursos renovables, de aplicación en los sectores agroalimentario, cerámico y de calzado de la Comunitat Valenciana.
El proyecto, liderado por INESCOP con la participación de la Asociación Avícola Valenciana (ASAV), la Unió Llauradora i Ramadera, y el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC-AICE), cuenta con la financiación de la AVI y la cofinanciación de la Unión Europea a través del programa operativo FEDER.
- Según el informe “El sector de la avicultura en cifras”, publicado en julio de 2022 por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la Comunitat Valenciana es la cuarta comunidad autónoma productora de huevos con un 9,8% de la producción (110.817 miles de docenas).
- Según el mismo informe, en 2021, en la Comunitat Valenciana se encontraba el 5,27% del total de instalaciones de gallinas ponedoras a nivel nacional, con 77 granjas, siendo los huevos rotos uno de los principales subproductos que estas generan.
- De hecho, se estima que, al año, la Comunitat Valenciana genera alrededor de 2.300 toneladas de este subproducto, el cual se gestiona adecuadamente según la normativa vigente.
De hecho, con la parte inorgánica del huevo, es decir, con la cáscara, “obtenemos bio-carbonato cálcico, un material que se podría emplear como submateria prima en la composición de fritas para baldosas cerámicas o para la fabricación de suelas de calzado”, explican desde ITC e INESCOP.
Por otro lado, con la parte proteica del huevo (clara, yema y membrana) “se podrán producir nuevos bioproductos de contenido proteico para el desarrollo de biopolímeros para la industria del cuero, o bioestimulantes basados en amino ácidos libres, de gran interés en la actualidad para reducir el gran impacto ambiental generado por el uso de fertilizantes sintéticos, así como en el desarrollo de cultivos ecológicos”.
SOLUCIÓN INTEGRAL BASADA EN LA ECONOMÍA CIRCULAR
Aunque en ocasiones, los huevos rotos se utilizan como compost o abono, lo habitual es que se entreguen a un gestor autorizado, con el elevado coste económico que esto supone, ya que “el coste de gestión de estos subproductos animales de categoría SANDANCH 3 en la Comunitat Valenciana, oscila entre 60 y 150 € la tonelada, dependiendo de la localización de la granja y del volumen generado”, explican desde ASAV.
Por ello, el proyecto OVOVAL propone una solución integral basada en un modelo de economía circular que permita transformar este bioresiduo en recursos renovables para el desarrollo de bioproductos y biomateriales de alto valor añadido para diversas aplicaciones industriales.
Asimismo, se prevé que los resultados del proyecto OVOVAL contribuyan a mejorar la competitividad de las empresas avícolas productoras de huevo valencianas a través de un nuevo modelo de simbiosis industrial con otros sectores valencianos de gran relevancia económica como son los sectores agroalimentarios, cerámico y del calzado.
Además, los recursos renovables generados contribuirán al desarrollo de nuevos productos sostenibles en los sectores del calzado y la cerámica, permitiendo a las empresas valencianas avanzar hacia la descarbonización de los sectores industriales, tal y como establece el Gobierno de España en su Hoja de Ruta para la neutralidad climática y la Unión Europea para 2050.
El consorcio del proyecto OVOVAL lo constituyen dos centros tecnológicos, el de la cerámica (ITC-AICE), con amplia experiencia en la valorización de carbonato de calcio obtenido a partir de residuos de la industria primaria productora de huevos y su aplicación en la industria cerámica, así como el Centro Tecnológico del Calzado (INESCOP), con demostrada experiencia en la valorización de proteínas obtenidas a partir de subproductos animales para la obtención de biopolimeros y bioestimulantes.
También dos organizaciones profesionales, la Asociación Avícola Valenciana (ASAV), la cual genera el bioresiduo, y la Unió Llauradora i Ramadera, en representación del sector agrario, principal beneficiario y usuario de los productos generados, en concreto bioestimulantes proteicos.
- La Comunidad Valenciana cuenta con 77 granjas de gallinas ponedoras y genera alrededor de 2300 toneladas al año de huevos rotos, un biorresiduo de difícil gestiónç
- La Asociación Avícola Valenciana (ASAV), la Unió Llauradora i Ramadera, y el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC-AICE) acompañan a INESCOP en la investigación.
- El proyecto OVOVAL propone dar una solución integral a un residuo avícola mediante su conversión en diferentes bioproductos de aplicación en los sectores agroalimentarios, cerámico y de calzado, todos ellos de gran relevancia en la Comunitat Valenciana.
- En la actualidad, este residuo debe ser gestionado por un gestor autorizado, suponiendo dicha gestión un elevado coste económico para las empresas productoras, además de un impacto ambiental.
- OVOVAL cuenta con la financiación de la Agencia Valenciana de Innovación (AVI) y se llevará a cabo entre 2022 y 2024.