Otra vez llega el verano, y con él, en muchas zonas de nuestro país, las altas temperaturas que pueden llegar a alcanzar cotas muy extremas.
Cuando nos encontramos en la naturaleza, los animales pueden regular su temperatura de manera instintiva. Pero muy diferente es el caso de nuestros animales estabulados, donde los recursos de que disponen para disminuir su temperatura se reducen.
Los animales están sobre cama y, salvo la que nosotros les proporcionamos, no pueden encontrar corrientes de aire para refrescarse. Como sabemos, las aves no sudan, así que nuestras aves eliminan la mayor parte del calor sobrante por radiación, convección, conducción y evaporación de vapor de agua por respiración. Pero estos mecanismos resultan útiles hasta cierto punto.
Por lo tanto, cuando las aves se enfrentan a un estrés térmico, ponen en marcha sus mecanismos fisiológicos de emergencia para evacuar temperatura corporal sobrante.
Una de las consecuencias de estos procesos, es que los animales se deshidratan, y las consecuencias fisiológicas aparecen:
- Reducción de la excreción de agua por parte de los riñones
- Disminución del rendimiento del animal y de la respuesta cardiaca
- Pérdida de peso
- Dificultad para termoregular
- Desequilibrio en los electrolitos
- Pérdida del equilibro ácido-base
Cuando se producen estos cambios a nivel fisiológico por consecuencia de las altas temperaturas, nos encontramos ante estrés por calor, que aparece cuando se supera la temperatura confort de los animales.
Ante esto, el ave intenta compensar reduciendo su producción de calor endógeno, que se traduce en menor ingesta de alimento.
Las consecuencias de estos efectos son:
- Disminución de la tasa de crecimiento: es debido a un menor consumo de alimento. Cuando el ave está expuesta a estrés por calor, responden disminuyendo al ingesta de alimento, y así reducen la producción de calor y el metabolismo mediante reducción de combustible disponible.
- Producción de huevos: la producción de huevos se reduce en un 8% cuando las temperaturas aumentan de 21 a 32 °C. En las ponedoras, el estrés por calor tendrá un efecto directo en los parámetros que determinan la calidad y tamaño del huevo.
- Fertilidad masculina: también se ve afectada por el calor, produciendo una disminución de la producción de semen y reduciendo la capacidad fertilizante de este.
- Calidad de la carcasa: las altas temperaturas pueden provocar daños en la piel durante el desplumado, rigidez muscular o coloraciones oscuras. También se producen cambios químicos indeseables en las carcasas de aves sometidas a estrés térmico. especialmente a nivel de proteínas y grasas, afectando negativamente a la calidad de la carne.
Vemos pues que las altas temperaturas no solo conducen a la deshidratación, si no también a una serie de cambios a nivel del organismo de los animales que pueden acarrear problemas económicos (principalmente la disminución de la ingesta de alimento).
Hay gran variedad de medidas disponibles para minimizar el estrés por calor. En general, es esencial contar con unas instalaciones adecuadas, unas prácticas de alimentación correctas y suministro de agua. Pero aun teniendo todo esto los efectos del calor pueden disminuir nuestra productividad. Si nuestros sistemas de refrigeración no consiguen alcanzar una temperatura de confort adecuada para los animales, es muy recomendable ayudarles a recuperar el correcto funcionamiento del organismo.
Hará falta rehidratar al animal adecuadamente. Para ello, no hay que olvidar que la hidratación contiene dos factores fundamentales:
Si, además, queremos ayudar a la correcta rehidratación celular, protegiendo la osmolaridad normal del organismo, deberemos usar un osmorregulador.
Se extrae de la remolacha azucarera (Beta vulgaris), de ahí su nombre. Su función básica es la de distribuir grupos metilos en el organismo para el correcto funcionamiento y mantenimiento del equilibrio en cada órgano.
De esta forma nos ayuda a afrontar riesgos que producen desequilibrios en el organismo de los animales. Este compuesto es un osmoprotector, que mejora:
AVIAN BLUELITE
Se trata de un rehidratante especie-específico para aves, que sirve para recuperar el equilibrio hídrico y aportar energía a las aves. Sus acciones principales son:
- Acidificante: Gracias a un ácido débil tiene un gran poder para disminuir el pH del agua de bebida.
- Rehidratante: Gracias a los electrolitos que contiene, específicamente diseñados para aves, ayuda a una rehidratación completa.
- Energizante: También contiene azúcares para darle al animal la energía extra que no está ingiriendo vía pienso.
Su formato en liquido-jarabe lo hace ideal para un uso rápido y sencillo en granjas, ya que está listo para su utilización.
Es apto para entradas, transportes, rehidratación en procesos intestinales, estrés por calor, periodos de estrés por múltiples causas y apoyo en momentos de máxima producción.
En muchas zonas de la península, ante las altas temperaturas, podemos encontrarnos con una situación crítica.
Avian Bluelite ayuda a pasar ese mal trago de una forma rápida y natural.