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En la sociedad actual existe una gran preocupación por el incremento de las resistencias frente a los antimicrobianos derivada, entre otros factores, del uso masivo de antibióticos a nivel global, tanto en lo referente a la salud humana como animal.
- El uso de antibióticos durante años, ha dado como resultado la aparición de organismos resistentes que suponen un riesgo para la salud de las personas a nivel mundial.
Los antibióticos son medicamentos valiosos, necesarios en el tratamiento de enfermedades infecciosas. La aparición de resistencias representa una amenaza global en la lucha contra las enfermedades y es necesario tomar medidas inmediatas para evitar el aumento y diseminación de las mismas.
En el sector avícola a nivel mundial, históricamente se han usado los antibióticos con 3 fines principales:
- Como promotores de crecimiento
- Como profilácticos
- Como tratamiento frente a enfermedades infecciosas
En la actualidad, únicamente se permite su uso como tratamiento terapéutico y de manera muy restrictiva, tras la obtención de un diagnóstico preciso, realización de antibiogramas y evitando tratamientos en masa o metafilácticos.
¿QUÉ ALTERNATIVAS TENEMOS PARA PROTEGER Y MANTENER SANAS A NUESTRAS AVES?
En la actualidad se está apostando por un enfoque holístico en la lucha contra las enfermedades en las explotaciones avícolas y la reducción del uso de antibióticos. Bajo este concepto, se parte de la combinación de diferentes estrategias que permiten mejorar el estatus general de las aves y, por tanto, su capacidad de respuesta frente a amenazas externas. Incluyen, entre otras, la implementación de programas de profilaxis vacunal, estrategias nutricionales (administración de prebióticos, probióticos, ácidos orgánicos o incorporación de aceites esenciales), y la aplicación de programas de manejo para mejorar el bienestar de las aves. Bajo esta visión, la gestión de la bioseguridad juega un papel fundamental.
La bioseguridad cobra un papel fundamental, por tanto, como herramienta indispensable en la reducción del uso de antibióticos en la producción animal.
El concepto de bioseguridad y las medidas a aplicar en las instalaciones ganaderas se han venido desarrollando durante años en el sector avícola. Conocemos en profundidad las acciones que podemos desarrollar en nuestras granjas para minimizar las potenciales amenazas que pueden comprometer la salud, el rendimiento y el bienestar de las aves.
Somos conscientes de que el riesgo cero no existe pero sabemos cómo podemos acercarnos y reducir al mínimo los peligros potenciales que pueden comprometer el desarrollo de nuestros lotes.
Aun así, seguimos viendo instalaciones, incluso de gallinas reproductoras, con grandes deficiencias al respecto, tanto a nivel estructural como operacional, que difícilmente serán capaces de evitar la entrada y diseminación de patógenos en el lote. La magnitud del impacto negativo será variable en función del agente infeccioso que afecte a la explotación en cuestión, pero siempre existirá, pudiendo afectar en un caso extremo a varias explotaciones y teniendo un impacto global a nivel de sector.
GESTIÓN DE LA BIOSEGURIDAD
Volvamos al origen. Si la cuestión es cómo tratar a nuestras aves cuando la salud de las mismas se ve comprometida por la entrada de un patógeno, la respuesta parece clara, debemos poner barreras para evitar su entrada.
La bioseguridad constituye un factor más en la gestión de la explotación y no puede quedar olvidado, de hecho, se trata del factor más importante, ya que puede repercutir sobre la integridad del lote, y debe de gestionarse como tal. Por ello es importante que, al igual que disponemos de programas nutricionales, planificamos y seguimos el manejo reproductivo de la manada o elaboramos y revisamos los planes vacunales, dispongamos también en la granja de un programa de bioseguridad específico de explotación que deberá mantenerse, seguirse y revisarse periódicamente.
El programa de bioseguridad debe de cubrir todos los posibles puntos de entrada y diseminación de enfermedades en la instalación, por tanto deberemos de controlar los aspectos que se detallan en la tabla siguiente:
LA PLANIFICACIÓN
Como en cualquier otra área de importancia que tengamos que controlar, deberemos en primer lugar realizar un diagnóstico de situación de nuestra granja.
- Debemos de conocer los riesgos a los que estamos expuestos de per se, debido a la ubicación geográfica de nuestra instalación, es decir hacer un diagnóstico de las condiciones de bioseguridad pasiva.
- A partir de la información obtenida, deberemos fijar unos objetivos determinados en cada caso, como podría ser la reducción del consumo de antibióticos en la explotación.
- A continuación, elaboraremos un plan basado en las medidas de bioseguridad activa que aplicaremos en nuestra explotación, tanto en lo que se refiere a medidas estructurales como operacionales.
- Es importante que, tanto las evaluaciones iniciales, como el plan a desarrollar en cada granja, queden documentados para poder realizar análisis y seguimientos en un futuro. En este sentido, es útil tener formularios elaborados previamente que nos permitan sistematizar el proceso y no dejarnos áreas a evaluar.
DESPLIEGUE Y SEGUIMIENTO
La aplicación de las medidas de bioseguridad ha de garantizarse de manera sistemática y continúa por parte de todos los miembros del equipo, por ello no es aceptable tener un protocolo definido sin asegurarnos de que además se aplica de manera correcta. Es indispensable, por tanto, realizar el seguimiento y el control de las medidas aplicadas.
No es extraño visitar una explotación en la que se disponen de diferentes medidas de bioseguridad estructural, como puede ser el vallado perimetral, pero que no están bien mantenidas y por tanto no cumplen, en absoluto, su función. En este sentido, es importante destacar que la bioseguridad se basa en las personas y las medidas estructurales ayudan, pero no constituyen nada en sí mismas si no se trabajan de la manera adecuada. El ejemplo más claro de lo anterior, son las duchas. La presencia de vestuarios y duchas constituyen una importante medida de bioseguridad estructural en nuestras granjas, que queda en nada si éstas no se usan. Por ello, algo que debe incluir todo programa de bioseguridad es la formación del personal. Para que las medidas de bioseguridad den el resultado esperado debemos invertir recursos en las personas.
El personal en contacto con la explotación debe conocer y entender en profundidad los conceptos de bioseguridad y la base del control sanitario en la explotación. Es importante enfatizar en las repercusiones que pueden conllevar las deficiencias en este aspecto y hacer partícipe y responsable al personal de las granjas en el desarrollo y seguimiento de las medidas. La organización de jornadas formativas y de revisión con el personal es una herramienta útil para promover esta implicación, que es fundamental para el mantenimiento de las medidas.
EVALUACIÓN
Como en todo sistema que queramos controlar, será necesario un método de evaluación que nos permita conocer el estado del mismo. En este caso, saber si disponemos de un sistema de bioseguridad suficientemente sólido, según lo definido en el plan inicial o detectamos deficiencias que tendrán que ser corregidas. Para la evaluación del sistema podemos usar formularios de auditoría que nos permitirán evaluar todos los puntos y realizar un seguimiento. Es importante que en estos formularios se incluyan todas la áreas a evaluar, como:
- El control exterior
- Las instalaciones
- Los protocolos de entrada
- El control de plagas
- El control del pienso y agua
- Los protocolos de limpieza y desinfección
- El control de la trazabilidad
- El protocolo de mantenimiento
- El programa sanitario
- La formación del personal
En función de los resultados obtenidos en la evaluación, será necesaria la aplicación de medidas correctoras en un plazo definido que permitirán corregir las deficiencias detectadas y la mejora continua. La frecuencia de evaluación dependerá de la casuística concreta de cada granja pero es recomendable realizarlas como mínimo una vez en cada lote.
El correcto manejo de la bioseguridad en nuestras granjas es fundamental para garantizar el control sanitario de nuestros lotes y, en consecuencia, la reducción el uso de antibióticos en las mismas. Ello contribuirá, además, a una mejora del bienestar animal, a la reducción de costes de la explotación y tendrá un impacto positivo general en la sanidad humana y animal.
Conseguiremos un buen control de la Bioseguridad mediante la gestión de la misma a través de la definición de programas específicos, procedimientos documentados y revisiones y evaluaciones periódicas.
Todo ello, permitirá la creación de un sistema dinámico, mediante la aplicación de los principios del ciclo de Deming, y la mejora continua del mismo.
Por último, debemos destacar que es fundamental invertir en la formación del personal para lograr una buena implicación, la aplicación continua de las medidas definidas y obtener los beneficios del sistema.