El principal gasto de la cuenta energética es la calefacción. Por tanto, elegir un buen sistema de calefacción es clave en la rentabilidad del negocio. Cada uno cuenta con sus ventajas e inconvenientes; el más adecuado depende de cada caso.
El modelo más común de relación económica en la producción avícola española es el de la integración vertical. Según los contratos, el alojamiento de los animales corre a cargo del ganadero, mientras que la empresa integradora pone todo lo demás: pienso, asesoramiento técnico-veterinario, tratamientos farmacológicos y logística en las entradas y salidas de los animales. En general, el ganadero pone las instalaciones y las mantiene en funcionamiento (agua y energía) a cambio de una compensación, modulable por primas por buenos resultados en distintos índices.
De esta lógica económica se entiende que los ganaderos inviertan en unas buenas instalaciones. Al ganadero le interesa una mecanización que compense mano de obra, una intensificación que le permita la mayor productividad por superficie de instalaciones y la máxima eficiencia energética, si no es por sensibilidad ecológica, por lo que incumbe al bolsillo.
No debemos olvidar que un ganadero es un empresario con una inversión importante a la que debe sacar rentabilidad. Está invirtiendo su tiempo y su dinero para tener una plusvalía, así que cualquier decisión que tome deberá seguir esta lógica empresarial.
La irracionalidad de las preferencias personales es mala consejera en estos casos.
Determinar cuáles son nuestras necesidades y priorizarlas //
Si la nave está fría y gastamos demasiado gas, quizás convenga sanear el aislamiento y los cerramientos, antes que cambiar los calefactores de gas por un suelo de agua radiante con caldera de biomasa sólo porque tenemos una fábrica de pellets cerca. Si todo va funcionando pero estamos siempre cambiando piezas, debemos plantearnos renovar alguna cosa porque nuestro tiempo vale dinero, aunque no paguemos al electricista.
Estudiar cuáles son las opciones en el mercado para nuestro caso concreto //
Si disponemos de madera en la finca, convendrá una caldera antes que un depósito de gas. Pero si cortarla nos va acabar saliendo más caro, mejor seguir con el depósito.
Enfrentarnos a la realidad de nuestra situación financiera //
La mejor opción no es siempre asequible para nuestro bolsillo, pero tampoco hay que declinarse por lo más barato. Debemos buscar el mayor retorno (ahorro energético y laboral, mejoras productivas) para la inversión que podamos asumir. La mejor solución no es ni la más cara ni la más barata, es la que antes se recupera para dar beneficios.
Es imposible en un artículo considerar todas las situaciones. Elegir corresponde a cada uno, mientras podamos elegir. Así que nos consolamos con presentar información sobre las distintas opciones, datos para la reflexión.
¿Qué fuente de energía utilizar? //
En cuanto a fuentes de energía, la cosa anda convulsa por distintos motivos.
La electricidad es una “energía limpia” en un principio, pero parece que cada vez será más cara. Autoproducirla de forma sostenible puede ser interesante si disponemos de los recursos, pero más allá de las técnicas (eólica, solar, cogeneración) y de su eficiencia, está la cuestión de ligar producción con consumo, o estar conectados a la red general para evitar desabastecimientos y sobrecargas de nuestro sistema.
Otra opción es la madera, que puede salir más barata de conseguir pero es algo más engorrosa de gestionar. Además, una caldera es un equipo costoso que requiere la instalación de un sistema de distribución alternativo del calor al que pudiéramos haber tenido instalado previamente.
Últimamente se han generalizado las calderas de biomasa (pellets, huesos de aceituna, cáscara de almendra, etc.), también costosas. Pero aquí la cuestión es si disponemos de materia camcombustible a un precio razonable para nuestro suministro.
El gas hasta ahora había sido la opción más práctica, por su relación entre coste y facilidad de gestión. Pero España no un país netamente productor, de manera que estamos indefensos ante los oscilaciones de su precio en el mercado.
En cuanto a sistemas de distribución del calor se ha avanzado bastante desde las clásicas estufas de piñas que hacían el ambiente inseguro por los gases que se podían escapar de la combustión incompleta. Hoy en día tenemos pantallas (eléctricas y de gas), calefactores generadores de chorros de aire caliente y sistemas de calefacción radiante (agua o aire caliente por el suelo).
Las placas son de menor potencia pero permiten intervenciones eficaces y flexibles ante situaciones específicas: arranque de pollitos o lechones recién nacidos. Dada su baja potencia y direccionalidad permiten optimizar su eficacia, pero son engorrosas de poner y quitar, y en el trasiego acaban sufriendo daños.
Los cañones de aire caliente y los calefactores permiten trabajar con volúmenes de aire mayores. Unos móviles y los otros fijos, deben ser colocados estratégicamente para que el aire caliente se reparta uniformemente en todo el espacio. Igualmente, se debe considerar en la gestión de su funcionamiento los niveles de ventilación, puesto que si los gases de combustión se liberan dentro de la nave hay que considerar una renovación extra de aire, además de la calculada para la respiración de los animales. Dada su gran potencia, cuentan con un ligero problema de precisión, pues la diferencia entre encendido y apagado es dramática. La solución pasa por instalar varios y programar su funcionamiento alterno además de coordinarlos con la ventilación para evitar la estratificación térmica, entre otros.
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Calefactor RGA 100 con Salida de gases de BIG DUTCHMAN
Calefactor de gas o gasoil de bajo consumo energético
El RGA 100 trabaja con combustión cerrada; el aire de la nave queda así libre de humos y de gases nocivos. Gracias a su gran alcance, el ventilador integrado asegura una buena distribución del aire caliente de la nave.
Con el RGA 100, el aire fresco necesario para la combustión se aspira a través de una chimenea de doble pared desde el exterior, precalentándose y logrando un grado más alto de rendimiento.
Monitorización de la llama mediante fotocélula. Rendimiento de aire de 7.000 m3/h. Peso de 110 Kg. Alcance de 40 metros. Equipado con un interruptor de presión para la monitorización de la presión del aire. Potencia de 100 kW.
COMBUSTIÓN SEGURA Y RENTABLE [ob color=»#e26e28″ cl=»right»] ver detalles [/ob]
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El suelo radiante dispone de distintas formas de aplicación: desde las placas eléctricas o con agua caliente para lechones, hasta el inyectado de agua caliente en toda una nave de broilers, pavos o codornices. Las primeras responden a una necesidad puntual. Más resistentes que las pantallas –pues están diseñadas para que los animales las pisen-, a veces no nos damos cuenta de que no están funcionando bien (quemaduras, o sencillamente no funcionan)
Introducir tuberías de calefacción a lo largo y ancho de todo un suelo de nave no es nada barato (pero se ahorra mucho volumen de hormigón), por lo que es más razonable hacerlo con una nave nueva, aunque también se aplica en reformas de naves existentes.
A pesar de los elevados costes iniciales, si se consigue gestionar la caldera de forma económica y eficiente, puede ser muy ventajoso para la cama, pues el calor la mantiene seca (patas y pechuga sin problemas) y se logra la uniformidad de las aves. (Ver página siguiente caso en portugal).
Estudiar la oferta comercial //
Una vez determinada qué opción es la óptima para nosotros, debemos valorar las ofertas comerciales en toda su dimensión: características y precios de los aparatos, asistencia en la instalación, puesta a punto y gestión de incidencias, durabilidad y disponibilidad y coste de los recambios… Con las naves del futuro que ahora se estilan, controlables a distancia por ordenador, ya no debemos entender la calefacción como una simple estufa catalítica de butano. Evidentemente, los costes de los que nos hablarán serán estándar y, dependiendo de las características de la nave, aislamientos, estanqueidad y gestión del ambiente, los precios pueden multiplicarse hasta por cuatro.
Conviene dejarse asesorar por un técnico especialista en control ambiental y contrastar sus recomendaciones con segundas opiniones. Hay que ojear webs y catálogos, valorar especificaciones y precios, consultar con la experiencia de otros y ver qué servicio nos dará el mejor retorno en nuestra situación concreta.
Caso en Portugal //
Situada en Aljustrel, en el sur del país, la granja que estudiamos tiene naves de 180mx14m y 150mx15m con suelo radiante. Las estructuras son de hormigón y las paredes están bien aisladas con 4 cm de porexpan y tejados en sándwich, minimizando así los desperdicios energéticos. Se realizaron varios ensayos previos a la elección del sistema de calefacción. Primero, calentaban el aire de la nave mediante aerotermos situados en lo alto de los interiores. Sin embargo, este método secaba demasiado el ambiente y conllevaba demasiadas corrientes a las aves. De esta manera, decidieron instalar la calefacción de suelo radiante, a la que se le proporciona el agua a través de una caldera de biomasa. El coste de instalación ha sido muy importante, pero se han logrado unos buenos resultados: un coste variable de calefacción de tan sólo 0,8 céntimos por pollito. En algunas fases los requerimientos de la caldera son tan pequeños que se han tenido que instalar depósitos acumuladores de agua caliente, para no tener que encenderla y apagarla constantemente.
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R.AviConfort®, la revolución en calefacción para naves ganaderas de Equiporave
R.AviConfort®, es un concepto moderno de calefacción desarrollado por Equiporave S.A. inicialmente dirigido a pollos. Ha sido recientemente instalado en Procavi S.L. para mejorar la producción de pavos.
Consiste en hacer la calefacción de la nave a partir del suelo, como si fuera un piso radiante. Sus ventajas son numerosas: uniformidad de temperatura en toda la nave, arranque perfecto de la manada, camas secas, inexistencia de problemas en patas y pechuga, distribución homogénea de las aves y una insignificante amplitud térmica entre el suelo, la cama y los diferentes niveles de aire de la nave, logrando un enorme ahorro energético.
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Caso en España //
Hablamos con una granja de Requena que presume de unos gastos medios anuales muy bajos en calefacción: 6.000€ por nave (tiene tres). El aislamiento es muy importante para evitar que se escape el calor: las paredes son tipo sándwich, con fibrocemento de 70mm de espesor, aislante y panel de chapa cerada de 50mm de poliuretano prensado, y cuenta con techos con cubiertas de cural y 40mm de fibrocemento. Sus naves tienen las siguientes dimensiones y gastos:
Dimensión de la nave (en m2) | Consumo (en kg/año de propano) |
2.800 | 1.200 |
1.830 | 1.680 |
1.439 | 1.680 |
La compañía de gas ha llegado incluso a penalizarle por no llegar al mínimo de gasto. ¿Cuál es la clave? Apostar por la calefacción desde el primer momento, calentando la nave unos tres o cuatro días antes de la entrada de los pollitos. Como diría el refrán, más vale prevenir que curar: evitar la humedad que, una vez instalada en la granja, es muy costosa y difícil de extraer. Para ello, este granjero apuesta por usar mucho gas en la etapa inicial.
Esta granja de Requena ha estudiado in situ los resultados de los intercambiadores de calor: los instaló en dos naves, y dejó una libre. Resultados: las que los tenían ahorraron entre un 45 y un 60% de energía. En esta granja destacan que lo más importante no es el ahorro, sino la eliminación de la humedad. Con los intercambiadores de calor, la condensación que produce el aire frío con el aire se lleva a cabo en el exterior, por lo que se evita ya desde el principio que esa agua entre en la nave. Con menos humedad, mayor bienestar animal: las aves crecen más y consumen menos pienso.
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