La bronquitis infecciosa (BI) es una enfermedad del sistema respiratorio alto de pollos y gallinas causada por un Gamma-Coronavirus (IBV). Las pérdidas económicas causadas por BI están relacionadas principalmente con una baja de la producción y calidad de huevo en lotes de ponedoras, baja conversión y decomisos por aerosaculitis en pollos broiler.
Este virus es extremadamente variable gracias a su material genético “ARN” que lo predispone a mutaciones debido a la imposibilidad de su maquinaria de replicación de reparar errores durante su reproducción y recombinaciones con otros virus de bronquitis infecciosa. Estos dos mecanismos generan diversidad en las subpoblaciones que conforman los diferentes aislados del virus. Esta es la razón por la cual, desde su primera descripción como ente infeccioso hace casi 90 años, se han detectado docenas de serotipos y cientos de genotipos.
Cepas variantes de IBV son aquellas que a pesar de no ser completamente diferentes a las cepas vacunales o convencionales, tienen la capacidad de esquivar la inmunidad generada por éstas. Estas variantes tienen diferencias que muchas veces son superiores al 5% de la secuencia de la región hipervariable del gen S1 del virus de bronquitis. Las cepas variantes han sido un problema desde que se comenzó a vacunar contra esta enfermedad.
Las primeras diferencias inmunológicas en cepas del virus de Bronquitis, Massachusetts vs Connecticut, fueron detectadas por Jungherr en aves que a pesar de estar vacunadas seguían sufriendo de la enfermedad. Posteriormente más serotipos y genotipos han sido detectados asociados a la intensificación de la producción.
Las cepas variantes de IBV por lo general están restringidas a regiones geográficas y a veces son solo efímeras, es por esto que el constante diagnóstico y posterior vigilancia epidemiológica es crucial para determinar la existencia de variantes y su persistencia a fin de planificar medidas de control y prevención contra la bronquitis infecciosa aviar.
Pruebas moleculares como la reacción de polimerasa en cadena con transcripción reversa (RT-PCR) y posterior secuenciación de la región hipervariable del gen S1 están disponibles en distintos laboratorios y ayudan a detectar y/o vigilar la existencia de diferentes genotipos del virus y su variabilidad. La variabilidad de los distintos genotipos del virus de bronquitis no es la misma.
En nuestro laboratorio, hemos comparado la variabilidad de distintos genotipos incluyendo Massachusetts y Arkansas además de variantes comunes en California como Cal99 y CA1737. Nuestros resultados demostraron que el genotipo Arkansas es mucho más heterogéneo, es decir muchas subpoblaciones virales con diferencias genéticas forman parte de una cepa de este virus, y por consiguiente son más variables que los genotipos Massachusetts, los cuales son más homogéneos.
Por otro lado, los genotipos variantes Cal99 y CA1737 tuvieron niveles de heterogeneidad bajos comparados con cepas altamente inestables (Arkansas). Estas diferencias hacen que las medidas y estrategias de contención usadas contra un genotipo u otro sean distintas. Por lo tanto, en el caso de que estas variantes induzcan serios problemas en el futuro, la preparación de vacunas específicas para estos grupos interpone menos riesgo que el uso de vacunas, por ejemplo, de la cepa Arkansas o de cepas foráneas a California.
Nuevas variantes de IBV emergen constantemente y la preparación y uso de una vacuna para cada una de estas cepas es imposible, por lo que es mejor limitar los factores que facilitan la generación de cepas variantes. Algunos de estos factores son:
- Estatus inmune de los lotes. Estados de inmunosupresión ya sea inducida por estrés, micotoxinas o enfermedades virales como Gumboro o anemia infecciosa han sido vinculados a cuadros de BI y determinan presiones selectivas sobre el virus de bronquitis infecciosa
- Manejo de lotes con énfasis en ventilación. Enfermedades respiratorias complejas, asociadas a incrementos en amonio ambiental, son muy comunes en sistemas de producción alternativo (aviarios, producción orgánica, etc.)
- Adecuada selección, aplicación, dosificación y control de la efectividad de vacunas a fin de generar el máximo de protección (inmunización).
- Evitar el uso de dosis parciales de vacuna ya que genera protecciones parciales que hacen que el virus tenga mayor sustrato para replicación en aves parcialmente o no inmunizadas.
- Utilización de cepas foráneas, como vacunas, en una zona geográfica buscando protección, no es una buena idea. Esto lleva a un aumento del pool genético del virus de BI en el ambiente, predisponiendo a recombinaciones que pueden generar en el corto o largo plazo cepas variantes. Un estudio de la homogeneidad/heterogeneidad de las variantes del virus de BI para evaluar la posibilidad del uso de vacunas homólogas, junto con estudios de protección usando las vacunas disponibles, es la mejor decisión antes de pensar en introducir cepas foráneas a un país o región determinada.
En resumen, la mejor estrategia de control de cepas variantes, es evitar todo lo que ayuda a su generación, diagnóstico, vigilancia epidemiológica constante y adecuada metodología de vacunación con cepas apropiadas. Vacunas recombinantes y un mejor entendimiento de la inmunidad generada en pollos contra el virus de BI son líneas de investigación promisorias para en un futuro, ojalá no muy lejano, proveer de medidas de control y prevención aliviando los efectos de BI en los lotes de pollos comerciales.
Agradecimiento a Amevea Colombia por autorizar la publicación de esta memoria del IVX Seminario Internacional de Patología y manejo aviar de Athens 2018