La industria avícola es la fuente de proteínas de más rápido crecimiento en los últimos años. Como resultado, las compañías productoras necesitan innovar continuamente en términos de productividad y eficiencia.
Sin embargo, quedan numerosos desafíos a los que hacer frente, incluyendo los desafíos por enfermedades. Por lo tanto, la bioseguridad, el manejo adecuado y la vacunación siguen siendo las herramientas centrales para evitar pérdidas.
Debido a la creciente automatización de los procesos de producción y, a la preocupación por el bienestar animal, la vacunación se realiza cada vez más en las salas de incubación.
Con el objetivo de una mayor productividad se ven justificados equipos de alto rendimiento, automatización en el manejo de las aves, clasificación e higiene de los pollitos.
El bienestar se puede mejorar usando las vacunas en la incubadora en lugar de en la granja. De este modo se evita el estrés de la pulverización de la vacuna en la granja o la restricción de agua para que las aves tengan sed antes de administrar una vacuna por la ruta oral.
Además, las nuevas tecnologías, como el inmunocomplejo diseñado para vacunar en incubadoras, por vía in ovo o subcutánea, minimizan la interferencia con los anticuerpos maternos.
Para prevenir la enfermedad de Gumboro (o enfermedad infecciosa de la bolsa), la vacuna de inmunocomplejo, induce una inmunidad tan pronto como la cepa de la vacuna se libera del inmunocomplejo. Como resultado, ayuda a controlar el IBD a largo plazo, ya que no hay espacio para que el virus del IBD de campo infecte la bolsa de fabricio, se replique y se elimine en el medio ambiente.
CALIDAD Y POTENCIA DE VACUNAS INMUNOCOMPLEJOS
Una vacuna es un producto farmacéutico que contiene material biológico. Como resultado, debe cumplir con los más estrictos estándares de calidad, potencia y consistencia lote tras lote.
La calidad de una vacuna incluye: la calidad de las materias primas y la pureza hacia los agentes contaminantes (bacterias, micoplasmas, hongos y virus).
Es un requisito previo que toda empresa farmacéutica internacional debe cumplir.
La potencia es la manera de expresar cuán efectiva será una vacuna cuando se administre a las aves. Básicamente incluye la composición por dosis que garantiza la protección y la tolerancia.
Se expresa comúnmente de acuerdo con la titulación, como huevos de gallina embrionados, líneas celulares, etc.
Esto explica por qué la mayor parte de la composición de las vacunas vivas convencionales se expresa en EID50 (Dosis infectiva de huevo o embrión 50%), o en TCID50 (Dosis infectiva de cultivo de tejidos 50%).
Sin embargo, titular el virus y el inmunosuero por separado no es suficiente para las vacunas de inmunocomplejos, ya que ambos componentes finalmente se mezclan en proporciones bien definidas, y después se liofilizan.
Este proceso consiste en congelar primero la suspensión de la vacuna y, en segundo lugar, eliminar el contenido de agua por sublimación, obteniendo la mezcla de la vacuna en un gránulo liofilizado.
Se sabe que durante este proceso siempre se inducen algunas pérdidas de títulos.
Durante el desarrollo de Cevac Transmune® a partir del prototipo original, los científicos de Ceva tuvieron que enfrentar un desafío crítico: el virus (cepa Winterfield 2512 de IBDV) puede cultivarse y cuantificarse en huevos de gallina embrionados si se inocula como un todo; como resultado, su potencia se puede expresar en EID50 (como en su versión de vacuna al agua de bebida, concretamente Cevac IBD 2512 L); Por el contrario, el inmunosero se cuantifica utilizando métodos serológicos, como ELISA o prueba de neutralización del virus: obteniendo el resultado en título de anticuerpos.
Por lo tanto, existe una necesidad crítica de saber qué cantidad de mezcla final de virus + anticuerpos después del proceso de liofilización va a terminar en un vial de vacuna.
Este inmunocomplejo liofilizado final no crece en los huevos ni en las células. Por lo tanto, Ceva tuvo que desarrollar un protocolo propio y específico para cuantificar el producto terminado; una prueba de control de calidad de Cevac Transmune®. Inmunocomplejo
Las autoridades reguladoras de la Unión Europea solicitaron esta prueba de potencia sobre el producto final real (mezcla final después de la liofilización) durante el proceso de registro para proporcionar una información clara y significativa sobre la cantidad de vacuna que se va a administrar a los pollos.
Los científicos de Ceva han desarrollado la prueba
específica «CID50», dosis infecciosa de pollo al 50%.
La actividad de la vacuna se evalúa mediante varias pruebas biológicas, incluida la histopatología de la bolsa y la prueba ELISA IBD para confirmar la activación de la vacuna.
Utilizando una opción estadística de Model Fit. Se ha creado un estándar para la liberación (o no, en caso de incumplimiento) ha sido establecido y aprobado por las autoridades reguladoras de la UE.
Prácticamente, significa que todo lote que no cumpla con el estándar mínimo de potencia será descartado y nunca será llevado al mercado.
En resumen, los pollos SPF de un día se guardan en cajas individuales.
Se administran la vacuna diluida 10 veces.
La prueba incluye dos réplicas.