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Ciencia, política, realidad y pragmatismo

Escrito por: Guillermo Zavala - Médico Veterinario Zootecnista (Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM). MSc. en Medicina Aviar, MSc. en Microbiología Médica con énfasis en patogenia viral; Ph.D. en la misma área (Universidad de Georgia, USA). Profesor, clínico e investigador por más de 10 años en la Universidad de Georgia. Cuenta con más de 35 publicaciones en revistas internacionales indexadas y más de 250 conferencias en 5 continentes desde el año 2001. Actualmente es consultor independiente
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La OIE dejó entrever que los objetivos más importantes de esa organización incluyen el control y erradicación de enfermedades, reducción de uso de antimicrobianos, el concepto de “Una Salud” y bienestar animal.

La directora general de la OIE, Dr. Monique Eloit enfatizó su intención de colaborar con importantes organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la FAO de las Naciones Unidas, y el Codex Alimentarius (en concierto con la FAO y la OMS) para solidificar el concepto de “Una Salud” (One Health en inglés).

Específicamente, la influenza aviar fue mencionada como una de las enfermedades históricamente más importantes no sólo para animales sino también para la salud humana.

Se mencionó además la importancia y la participación de la producción animal con respecto al desarrollo de resistencia a antimicrobianos derivada del uso indiscriminado de fármacos en la producción animal. Esta preocupación la comparten la FAO, el Codex Alimentarius y la OMS. Justamente en esta convergencia radica en gran parte el concepto de “Una Salud” para beneficio de los animales y de la salud humana. Este concepto también es ejemplificado a través de enfermedades zoonóticas como la influenza aviar.

Sin duda alguna, las intenciones de la OIE son claras, transparentes y bien intencionadas. Sin embargo, muchos de estos conceptos y proyectos son aplicables a la realidad inmediata del mundo desarrollado, pero no para el mundo en desarrollo.

Las recomendaciones y regulaciones destinadas a ser parte de la legislación en muchos países están basadas muchas veces en observaciones científicas pero también en percepciones emocionales y no tanto realistas, como ocurre en el campo del bienestar animal.

El impacto de los cambios legislativos en regiones desarrolladas económicamente y estables políticamente es relativamente menor cuando el poder adquisitivo de los consumidores es capaz de absorber incrementos significativos en los precios al consumidor como resultado de las normas de bienestar animal, de protección al medio ambiente y de uso restringido de fármacos. Las legislaciones en bienestar animal, inocuidad de alimentos y el estatus sanitario de cada país o región impactan drásticamente el comercio internacional de aves y productos avícolas.

Una gran parte del mundo en desarrollo no está preparada para absorber los mismos estándares de Norteamérica, la Unión Europea, Oceanía y Japón. Por ello, el balance entre la ciencia, política, realidad y pragmatismo no puede ser el mismo para todas las regiones geográficas del planeta.

No debemos ignorar la importancia de la protección a los animales, la protección del medio ambiente, la inocuidad de alimentos y otros importantes factores por los cuales luchan las organizaciones internacionales. Sin embargo, tampoco debemos olvidar que mientras que para algunos el costo de una docena de huevos es insignificante, para otros representa un lujo casi inalcanzable.

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