La coccidiosis es una enfermedad parasitaria de los pollos de engorde causada por protozoarios del género Eimeria conocidos como coccidias.
- El descubrimiento en 1948 de que un fármaco podía incluirse de manera continua en el alimento para prevenir esta enfermedad en las aves, revolucionó el control de esta y permitió el crecimiento exponencial de la industria avícola.
Es la enfermedad más común de los pollos de engorde, y mientras estos se continúan criando en confinamiento sobre el suelo, es muy probable que continúe siéndolo.
Existen 2 tipos de coccidiosis, la clínica y la subclínica:
- En la clínica las aves presentan signos obvios de la enfermedad, esta presentación no es común debido a los métodos de prevención que casi todos los productores utilizan.
- La subclínica es la más común y difícil de diagnosticar, ya que clínicamente los pollos parecen estar sanos, pero cuando se sacrifican y examinan a la necropsia, se detectan lesiones y/o parásitos característicos de la enfermedad, esta presentación impacta adversamente la productividad de las parvadas.
La coccidiasis se refiere a una infección tan leve que no produce efectos medibles en los parámetros productivos.
No existen agentes anticoccidianos nuevos en vías de desarrollo por lo que los métodos de prevención y control deberán optimizarse para reducir al mínimo los efectos adversos de la coccidiosis.
CICLO BIOLÓGICO
Existen 7 especies de Eimeria que afectan a los pollos, todas tienen el mismo ciclo biológico, aunque su duración varia, E. praecox lo completa en 3,5 días y E. tenella en 7.
Las coccidias de las aves tienen un ciclo biológico directo consistente de 3 fases:
- Esporogonia
- Esquizogonia
- Gametogonia
- La Figura 1 representa el ciclo biológico de E. tenella.
Muy resumidamente, los ooquistes expulsados con las excretas esporulan con las condiciones ambientales requeridas de oxigenación, temperatura y humedad, una vez esporulados, son infecciosos.
- Cada ooquiste esporulado contiene 4 esporoquistes, y cada esporoquiste contiene 2 esporozoitos, constituyendo cada esporozoito un parásito infectante.
Los pollos ingieren los ooquistes directamente de la cama o el alimento contaminado.
- Una vez ingeridos, la acción mecánica de la molleja junto con la secreción de enzimas pancreáticas, y las sales biliares desdoblan la pared del ooquiste permitiendo que emerjan los esporoquistes en un proceso denominado “exquistación”.
De igual manera, los esporozoitos emergen al lumen intestinal para invadir enterocitos e iniciar su primer ciclo de reproducción asexual conocido como “esquizogonia” que resulta en la producción de cientos de merozoitos.
- Después de un cierto número de ciclos asexuales, los merozoitos se diferencian sexualmente en microgametocitos (equivalentes a los espermatozoides) y macrogametocitos (equivalentes a los óvulos) para iniciar la fertilización y última fase de multiplicación sexual resultando en la producción de los ooquistes que finalmente serán expulsados junto con las excretas al medio exterior para completar el ciclo.
Se ha estimado que de un ooquiste esporulado de E. tenella se pueden generar hasta 400.000 ooquistes.
ESPECIES IMPORTANTES DE EIMERIA
Aunque en los pollos de engorde existen 7 especies de Eimeria, solo 3 causan problemas de importancia económica, Eimeria acervulina, E. maxima, y E. tenella.
- Investigadores Australianos por medio de análisis completo de genoma de ADN mitocondrial han identificado 3 unidades taxonómicas operativas o OTUs a partir de pollos australianos, ahora denominadas; E. lata, E. nagambia y E. zaria.
Cada Eimeria tiene una predilección singular por un área del tracto intestinal, las lesiones de E. acervulina se localizarán en duodeno, las de Eimeria máxima en el yeyuno e íleon y las de E. tenella en los ciegos.
Es importante determinar qué especie de Eimeria está afectando a la parvada, ya que la respuesta a la terapia puede variar.
Las especies que infectan el intestino (E. acervulina y E. máxima) son más susceptibles a la terapia con sulfonamidas mientras que la especie que infecta a los ciegos (E. tenella) es más susceptible al amprolio.
DIAGNÓSTICO
Pese a que las técnicas moleculares han avanzado y han sido útiles para determinar la prevalencia de las diferentes especies y finiquitar dudas en cuanto a su existencia, todavía no hay equipos prácticos para el diagnóstico a nivel de campo.
La coccidiosis clínica es más fácil de diagnosticar porque existen signos que indican que los pollos están enfermos.
- La necropsia de pollos afectados sirve para confirmar el diagnóstico mediante la detección de las lesiones características y la identificación de los parásitos con el microscopio.
Es imprescindible hacer raspados seriados de intestino medio para detectar o confirmar E. maxima.
Las lesiones macroscópicas se clasifican con el método de Johnson y Reid. Los pollos con coccidiosis clínica con frecuencia muestran signos de:
- depresión,
- postración,
- erizamiento de las plumas,
- cloacas sucias,
- excretas acuosas o hemorrágicas, y
- se congregan en grupos como si tuvieran frío, a pesar de que la temperatura de la caseta sea la deseada.
En la coccidiosis cecal, la sangre en las excretas y el aumento en la mortalidad son típicos. Un parámetro más sensible para la coccidiosis (inclusive la de tipo subclínico) es la pigmentación, con frecuencia una pigmentación deficiente es la primera indicación de que existe un problema de coccidiosis.
- Aunque la citometría de flujo se ha investigado desde hace muchos años para identificar especies de Eimeria en muestras de excretas.
Más recientemente, se han desarrollado métodos para automatizar el conteo de ooquistes y diferenciación de especies.
- Lamentablemente, estos métodos todavía requieren considerable manipulación de las muestras antes del análisis.
CONTROL
Los ooquistes de las coccidias son muy resistentes a las condiciones ambientales y agentes desinfectantes.
- Consecuentemente, la erradicación de la coccidiosis de las casetas avícolas no es posible mediante la limpieza y desinfección.
Aunque la inmuno-profilaxis mediante el uso de vacunas vivas ha continuado ganando aceptación, la quimio-profilaxis con el uso de agentes anticoccidianos en el alimento continúa siendo el principal método de prevención en Latinoamérica y muchos otros países.
En EE.UU. existen 6 anticoccidianos sintéticos y 5 ionóforos aprobados para la prevención de la coccidiosis en pollos de engorde (Tablas 1 y 2).
- En Latinoamérica, la lista de productos disponibles es más extensa.
En EE.UU. están aprobadas 6 vacunas vivas para prevenir la coccidiosis en pollos, y con la excepción de una (Hatchpack Cocci-III) todas son no atenuadas (Tabla 3).
TENDENCIAS
En EE.UU. ha habido un crecimiento muy rápido del segmento de pollos criados sin antibióticos (incluyendo a los anticoccidianos ionóforos), lo que ha resultado en un crecimiento paralelo en el uso de las vacunas vivas y anticoccidianos sintéticos.
Se estima que hasta el año pasado la producción de pollos criados sin antibióticos (NAE y RWA) ya había superado el 50%.
Las vacunas vivas cuando se manejan bien y se administran uniformemente generan buena protección, sin embargo, todavía no existe un método de administración masiva que asegure la entrega de una dosis de vacuna a cada pollo.
- Esto es debido a que en la actualidad las vacunas se administran por gabinete de aspersión en la incubadora.
Esta falta de uniformidad en la dosificación de la vacuna, aunada a la exclusión del conocido efecto “antibiótico” de los ionóforos, ha dado como consecuencia que la enteritis necrótica se haya convertido en una de las enfermedades más problemáticas.
- De igual manera, el uso continuo de anticoccidianos sintéticos genera problemas de resistencia mucho más rápido que cuando se usan ionóforos, y la resistencia también puede generar lesiones intestinales que predisponen a la enteritis necrótica.
Esto es muy serio, ya que por el bienestar animal las parvadas afectadas deben tratarse con antibióticos y, con ello, ya no pueden mercadearse como libres de antibióticos, lo que genera problemas económicos muy serios para las empresas avícolas.
Para minimizar los problemas de resistencia con el uso de anticoccidianos sintéticos, las pruebas de susceptibilidad a anticoccidianos han cobrado mayor relevancia.
Estos problemas han generado otra tendencia a usar una serie de productos naturales (probióticos, prebióticos, eubióticos, simbióticos, fitoquímicos, aceites esenciales, saponinas, especias, etc.) con el fin de prevenir los problemas de coccidiosis y enteritis necrótica generados por la falta de uso de antibióticos y ionóforos.
*Referencias bibliográficas bajo consulta al autor.
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