El estrés por calor puede incrementar la permeabilidad intestinal, abriendo las puertas para que los lipopolisacáridos exacerben la respuesta inmunitaria y perjudiquen el rendimiento. Unas temperaturas elevadas en las naves avícolas influyen en el comportamiento, la fisiología y el sistema inmunitario de las aves, haciendo que sean susceptibles a las endotoxinas, lo cual tiene efectos negativos sobre su bienestar y rendimiento.
El estrés por calor perjudica el funcionamiento de la barrera intestinal
En un ave sano, las proteínas de las uniones estrechas sellan los espacios entre las células epiteliales del intestino, manteniendo la barrera intestinal intacta para evitar el paso de patógenos o toxinas a la circulación sanguínea (Figura 1). Sin embargo, cuando se produce el estrés por calor las proteínas de las uniones estrechas se pueden ver afectadas, permitiendo que patógenos o toxinas lleguen al sistema circulatorio.
Según los estudios realizados por el Centro de Investigación de la compañía, el estrés por calor aumenta la permeabilidad intestinal de las aves hasta dos veces. Aves de 28 días de edad se mantuvieron en condiciones termoneutras (23°C) o en condiciones de estrés calórico (36°C) durante 10 horas. Se utilizó un marcador molecular (FITC-Dextran) administrado por vía oral, midiendo posteriormente su nivel en sangre para evaluar la permeabilidad intestinal.
La permeabilidad intestinal de las aves sometidas a estrés térmico fue el doble que el de las aves sometidas a condiciones termoneutras.
Las endotoxinas dañan a los broilers y a las gallinas ponedoras
Las endotoxinas, también conocidas como lipopolisacáridos (LPS), forman parte de la membrana externa de la pared celular de bacterias gramnegativas (p. ej.; E.coli, Salmonella). Los LPS se desprenden de la pared bacteriana por descamación o tras la lisis de la bacteria. Existen muchas fuentes naturales de endotoxinas, incluyendo aire, polvo, alimento, agua y heces, pero la fuente principal es el tracto gastrointestinal. Las aves están expuestas a los LPS a lo largo de su vida.
En las aves sanas, el epitelio intestinal, así como el de otros órganos como la piel o los pulmones, constituye una barrera eficaz que evita el paso de los LPS a la circulación sanguínea. Una vez que llegan a la sangre, las endotoxinas pueden provocar una fuerte respuesta inmunitaria, debilitando el sistema inmunitario de las aves y empeorando su rendimiento. Una respuesta inmunitaria intensa puede incluso conducir a shock séptico.
Los LPS acentúan la respuesta inmunitaria durante el estrés por calor
Se llevó a cabo un estudio en el Centro de Investigacion de la empresa para evaluar el efecto de las endotoxinas sobre la respuesta inflamatoria del intestino en aves sometidas a estrés por calor.
La combinación del estrés por calor y LPS condujo a un incremento en la expresión de varios genes asociados al estrés por calor y a la inflamación (Tabla 1). La expresión de la proteína de choque térmico (HSP70) aumentó hasta 90 veces tras la aplicación de una dosis oral de LPS.
Adicionalmente, las citoquinas interleucina 1β e interleucina 6 –indicativos de un proceso inflamatorio– mostraron un efecto más pronunciado cuando ambos factores estresantes estaban presentes.
Necesidad de control de endotoxinas
La presencia de endotoxinas puede conducir a que las aves gasten energía en la activación de sistema inmunitario, dejando menos energía disponible para el crecimiento y el rendimiento. Esto pone de manifiesto la importancia de una correcta gestión de riesgos asociados a las endotoxinas.
En las siguientes tablas se señalan varias formas para reducir el impacto del estrés por calor y la contaminación con endotoxinas. Cuando se combinan con unas buenas prácticas de manejo en la granja y la reducción de otros factores estresantes, como el estrés por calor o la contaminación por micotoxinas, la amenaza de las endotoxinas para el rendimiento de las aves puede eliminarse.
