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¿Cómo las bacterias se favorecen de la inflamación intestinal de las aves?

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inflamación intestinal

La inflamación es la respuesta del cuerpo a las lesiones celulares y la etapa final del proceso de estrés, independientemente de su origen o naturaleza (biológica, ambiental, nutricional, física, química o psicológica).

El estrés y la inflamación son mecanismos de defensa inespecíficos (respuestas innatas) que involucran a hormonas, neuropéptidos, células inmunes y a los mediadores moleculares que son esenciales para la supervivencia y los procesos de recuperación en todos los seres vivos.

Durante una situación de estrés, las hormonas (adrenalina y glucocorticoides) preparan a todas las células del cuerpo para “luchar o huir”.

 

MICROBIOTA INTESTINAL Y EL SISTEMA INMUNITARIO

Además de encargarse de la absorción y digestión del agua y los alimentos, el tracto gastrointestinal alberga una comunidad microbiana diversa y compleja conocida como microbiota intestinal.

Estudios recientes sugieren que la microbiota intestinal supera el número de células somáticas en ~10:1, y contiene ~300.000 genes frente a los 23.000 genes del pollo. Además, el sistema nervioso entérico (llamado el segundo cerebro) tiene más de 100 millones de neuronas, lo que excede el numero de éstas en el sistema nervioso periférico.

El intestino produce más de 20 hormonas diferentes y aproximadamente el 80% de las células inmunes del cuerpo se encuentran en el tejido linfoide asociado al intestino (GALT). Se estima que hasta el 90% de todas las enfermedades están vinculadas al intestino y a la estabilidad de la microbiota intestinal.

En los animales de producción, el estrés crónico y la inflamación tienen un impacto negativo significativo en su salud y rendimientos. Los pollos de engorda no son una excepción, especialmente si consideramos que en las aves la bolsa de Fabricio es un órgano linfoide primario, responsable de la proliferación y diferenciación de las células B (inmunidad humoral), y parte del GALT (tejido linfoide asociado al intestino).

Durante el estrés crónico e inflamación intestinal, la energía vital del cuerpo (que bajo condiciones normales las aves emplean para lograr eficiencia alimentaria y apoyar el crecimiento) es utilizada para mantener el sistema en “modo de supervivencia”.

PATRONES MOLECULARES ASOCIADOS A LOS PATÓGENOS (PAMPS)

Los seres vivientes detectan una infección por medio del reconocimiento de elementos específicos en las bacterias patógenas conocidas como patrones moleculares asociados a los patógenos (PAMPs). Estos patrones moleculares incluyen diversos componentes de la pared celular bacteriana como los lipopéptidos, los peptidoglicanos y los ácidos teicoicos.

El lipopolisacárido o endotoxina (LPS), que es un componente de las membranas externas de las bacterias Gram-negativas, es un ejemplo clásico de los PAMPs.

En los pollos y los mamíferos, el LPS activa el factor nuclear-kB (NF-kB) y la liberación subsecuente de mediadores de citoquinas pro-inflamatorias, lo que tiene consecuencias tanto beneficiosas como perjudiciales:

MOLÉCULAS DE OXIDACIÓN-REDUCCIÓN

Como primera línea de la inmunidad innata, los leucocitos polimorfonucleares (PMN) y los macrófagos combaten a los patógenos mediante la producción de moléculas reactivas capaces de inducir reacciones de oxidación y reducción (redox).

 

Las moléculas NO/RNS y ROS, son usadas por si solas o en combinación para provocar respuestas inmunológicas y para la regulación del sistema inmune. Las especies reactivas del oxígeno (ROS) se utilizan para atacar a los agentes patógenos extracelulares o aquellos demasiado grandes para ser fagocitados. Por otra parte, las especies reactivas de nitrógeno (RNS) tienen como blanco a los patógenos intracelulares ya fagocitados ,a algunos patógenos extracelulares y a las células tumorales después de una adecuada estimulación.

ESTRÉS OXIDATIVO

Los macrófagos, los principales productores de ROS y RNS, detectan y se activan para eliminar las infecciones bacterianas mediante el reconocimiento de LPS (lipopolisacárido o endotoxinas).

Este es un mecanismo ciertamente necesario y ventajoso para el huésped. Sin embargo, la exposición continua a altas dosis de LPS desencadena la producción prolongada de mediadores inflamatorios resultando en una condición perjudicial denominada “estrés oxidativo”.

Es esencial reconocer que todas las formas de estrés crónico (ambiental, nutricional, físico, químico o psicológico) también están asociadas con la inflamación crónica.

En el tracto gastrointestinal, la inflamación provoca la alteración de las proteínas de unión entre las células de la pared intestinal (el “cemento celular”), lo que aumenta la permeabilidad del intestino (“intestino con fugas”).

Esta perturbación de la pared intestinal permite la migración de bacterias y toxinas del intestino al torrente sanguíneo mesentérico y la vena porta al hígado.

CONCLUSIÓN

Aunque no existe una “fórmula milagrosa” para prevenir las condiciones multifactoriales asociadas con el estrés crónico, múltiples estudios han demostrado que productos alternativos como los probióticos, microbianos para el alimento, prebióticos, simbióticos, fitobióticos, oligoelementos y las vitaminas pueden ayudar a mejorar el equilibrio de la flora intestinal, el metabolismo, y la integridad del intestino. Esta es una de las conclusiones que se derivan tras leer el artículo completo aquí.

 

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