Desde que en el pasado mes de diciembre se declaró en la ciudad china de Wuhan el brote de coronavirus, denominado COVID-19, hasta el día de hoy, se ha convertido en una pandemia mundial que afecta a ciento cuarenta y siete países alrededor del mundo, causando miles de muertos y cientos de miles de afectados.
El causante de esta enfermedad es un virus de la Familia Coronaviridae.
Los Coronavirus (CoV) son una familia de virus RNA (+ssRNA) denominados así porque la partícula viral muestra una
característica “corona” de proteínas espiculares alrededor de la envoltura lipídica.
Esta familia, ampliamente conocida en el mundo veterinario desde hace años, se divide en los siguientes géneros:
Los dos primeros géneros afectan principalmente a mamíferos, y los dos segundos a aves, sin embargo, existen casos aislados
de afección a mamíferos entre los gammacoronavirus y deltacoronavirus.
Hasta ahora sólo se conocían seis especies de coronavirus que afectaran a humanos. Cuatro de ellas que cursan con afecciones
leves del tracto respiratorio:
y, otras dos que producen cuadros graves:
El nuevo coronavirus se denomina SARS-CoV-2 y es el agente causal de la
enfermedad COVID-19 (Coronaviridae Study Group). Se atribuye su origen a los murciélagos (Rhinolophus spp), ya que tienen una homología de secuencia nucleotídica del 96,2% con el coronavirus RaTG13 que afecta a esta especie
(Shi J. et al. 2020).
Tenemos varios ejemplos de coronavirus que afectan a animales domésticos, con los que llevamos conviviendo desde hace
tiempo:
Mención especial, por la similitud a la hora de su distribución y transmisión, nos merece el virus de la Diarrea Epidémica Porcina. Su aparición en Estados Unidos en el año 2013, hizo que este alfacoronavirus afectara en un periodo de tiempo de nueve meses a todo el país, siendo positivas el 50% de las granjas
de madres.
Al año de su aparición en Estados Unidos, donde en la actualidad se ha instalado de manera estacional en otoño e invierno, su distribución era mundial.
TRANSMISIÓN
Minimizar la carga viral ambiental y en superficies, es uno de los puntos clave para evitar su transmisión. Para ello es fundamental definir su capacidad de supervivencia. SARS-CoV-2 es estable durante varias horas o incluso días en
aerosoles y en determinadas superficies, según un nuevo estudio publicado por The New England Journal of Medicine (N van Doremalen, et al 2020). En dicho estudio se demostró que este virus era detectable en:
Los resultados proporcionan información relevante sobre la estabilidad de SARS-CoV-2, sugiriendo que la transmisión
entre personas podría ser a través del aire y tras tocar objetos contaminados.
DESINFECCIÓN EFICAZ
Como hemos comentado, los coronavirus son virus envueltos por una capa lipídica lo que les hace ser especialmente sensibles
a los desinfectantes de uso habitual en el medio sanitario tales como ácidos, alcoholes, aldehídos o agentes oxidantes.Dentro de
estos desinfectantes se encuentra el dióxido de cloro (CLO2).
El dióxido de cloro es una molécula oxidante con amplio espectro de acción. Potente biocida con efecto bactericida, virucida,
fungicida e incluso con eficacia frente a esporas y ooquistes.
Ataca a diversos constituyentes celulares (proteínas, ácidos nucleicos o componentes de la membrana celular), afectando al
mismo tiempo a tantos procesos celulares (actividad enzimática, material genético, integridad de la membrana celular, etc.) que
causa una rápida muerte del organismo.
En el caso concreto de los virus, el CLO2 reacciona con proteínas virales produciendo su desnaturalización.
Esta molécula es altamente efectiva y específica en la desinfección de virus, entre los que se incluyen diferentes familias, como el poliovirus, coronavirus causante de SARS, el virus de la hepatitis A, o rotavirus.
En la bibliografía descrita se muestra las distintas concentraciones efectivas para las familias de virus estudiadas todos ellos inactivados por debajo de una concentración de 10 ppm de CLO2 (Takanori Miura and Takashi Shibata, 2010).
Es un agente oxidante altamente selectivo. Aunque su potencial redox no es muy elevado (aprox. 0,95 eV), su eficiencia
es mayor, puesto que resulta más específico a la hora de reaccionar únicamente con las sustancias deseadas.
Esta mayor selectividad hace que su dosis de uso final sea mucho más baja que otros desinfectantes oxidantes.
CONCLUSIONES
En las explotaciones ganaderas debemos seguir las pautas de bioseguridad más estrictas posibles con los trabajadores para evitar su entrada.