En la cadena de producción de alimentos intervienen varios actores, desde la generación de las materias primas, pasando por la transformación de dichos compuestos hasta el producto final.
En la producción animal, el alimento es uno de los factores clave. En una primera etapa se encuentra la producción de cereales, los cuales llegan a las fábricas de alimento para generar el balanceado que consumen los animales que serán engordados para luego obtener el producto final que consumirán las familias.
Este proceso mantiene un equilibrio delicado en donde cada actor busca la generación y utilización de insumos de la mayor calidad posible.
- Sin embargo, muchas veces hay desvíos que son difíciles de identificar y que si no se tienen en cuenta pueden representar no solo una merma productiva sino un riesgo para la salud.
Las micotoxinas son metabolitos secundarios tóxicos producidos por diversos hongos filamentosos, principalmente de los géneros:
- Aspergillus,
- Penicillium,
- Fusarium.
Estas sustancias representan una de las principales amenazas para la producción animal, ya que pueden contaminar los granos y subproductos utilizados en la formulación de alimentos, generando efectos adversos en la salud, el rendimiento productivo y la seguridad alimentaria.
Pero el riesgo comienza mucho antes, en el grano, ya que la contaminación fúngica de los granos tiene un impacto directo en la calidad de estos.
Schmidt et al, observaron que los granos contaminados con hongos pueden perder hasta un 20% de los carbohidratos disponibles, lo que representa una disminución significativa de la energía que aportan, algo fundamental y que muchas veces no se tiene en cuenta, a la hora de formular una ración.
Cuando las plantas contaminadas con hongos atraviesan situaciones de estrés, como temperaturas extremas, inundaciones o heladas, los hongos producen las toxinas como mecanismo de defensa.
Si bien cada hongo tiene una predilección por algún sustrato en especial, todos pueden contaminar cualquier tipo de cereal.
A su vez, los hongos rara vez producen solo una micotoxina, sino que, según las condiciones y especie de la que se trate, pueden producir varias en simultáneo.
Es así como por ejemplo los hongos del género Fusarium son capaces de producir:
- Fumonisinas,
- Tricotecenos,
- Zearalenona.
Las micotoxinas son sumamente tóxicas, concentraciones extremadamente bajas ya pueden causar alteraciones metabólicas. Cuando hablamos de “bajas” nos referimos a ppb que es lo mismo que tratar de identificar a 8 personas puntuales en la población mundial.
Además, debido a su estabilidad química y resistencia a los procesos industriales de procesamiento y almacenamiento, las micotoxinas pueden persistir en los alimentos y representar un riesgo significativo tanto para los animales como para los humanos a través de la cadena A su vez, los hongos rara vez producen alimentaria.
Los efectos de las micotoxinas en los animales y humanos pueden ser muy diversos y dependen no solo del tipo de micotoxina sino de la concentración y tiempo de exposición.
- Concentraciones bajas pueden no tener un efecto serio, pero si la exposición es prolongada en el tiempo puede complicarse el cuadro.
Un trabajo realizado por Grenier y Applegate muestra cómo en primera instancia, en bajas concentraciones, las micotoxinas generan cuadros de desbalance metabólico e inflamación.
- Estos cuadros pueden no tener mayor complicación que la merma productiva, sin embargo, a medida que la dosis aumenta, pasamos a situaciones más complejas como la inmunosupresión, o incluso manifestaciones clínicas.
Como si esto fuera poco, las micotoxinas poseen efectos sinérgicos y aditivos, es decir, cuando dos o más micotoxinas están presentes sus efectos se potencian.
Así, por ejemplo, Aflatoxina B1 es capaz de incrementar la producción de ácidos biliares y disminuir la descarga de estos a nivel del colédoco, generando una colestasis (Yu et al).
Si a ese cuadro le sumamos tricotecenos (DON), el cual es capaz de inhibir el mecanismo de reabsorción intestinal de los ácidos biliares (Wang et al), tenemos una alteración grave del mecanismo de regulación de los ácidos biliares y los problemas asociados al mismo.
Debido a esto, realizar un correcto monitoreo de las prevalencias de micotoxinas, año tras año, resulta fundamental para poder establecer programas de control integrales que sean capaces de hacer frente a los distintos desafíos que esta problemática arroja.
Vetanco S.A. trabaja desde hace varios años en el monitoreo y control de micotoxinas a nivel mundial.
En Latinoamérica lleva a cabo un survey de micotoxinas desde el 2016, registrando los cambios de prevalencias que ocurren año tras año. Con un volumen de muestras cercanas a las 13.000, estos surveys permiten aproximarse a la situación real de desafío, algo que sería muy difícil de lograr en pequeña escala.
El 2024 fue un año que continuó una tendencia preocupante, marcado por las elevadas temperaturas en Brasil y la Argentina y con lluvias concentradas en pequeños periodos de tiempo, el cambio climático permitió la propagación y producción de lo que hoy en día ya es una constante: el hongo Fusarium con su producción de Fumonisinas.
El porcentaje de positividad general, es decir cantidad de muestras positivas a una o más micotoxinas, alcanzó la cifra de 88% (el promedio histórico observado ronda el 80%).
- Esto muestra cómo rara vez podemos evitar la presencia de estos metabolitos en los cereales.
Sin embargo, el dato más preocupante es el porcentaje de co-contaminaciones (muestras positivas a dos o más toxinas), el cual alcanzó la alarmante cifra de 68% (el promedio de los últimos años suele estar en 40%).
Esto es un problema no solo por el efecto que puede tener en la salud de los animales, sino también porque son necesarias herramientas de control mucho más sofisticadas para poder eliminar una contaminación múltiple.
Con respecto al análisis individual por toxina, la principal micotoxina es la FUMONISINA con una prevalencia del 79%, seguida por ZEARALENONA con el 74% y DON con el 48%. Esto marca claramente la dominancia del hongo Fusarium ya que son las tres toxinas que él produce.
Cuando observamos los niveles de Fumonisina en Latinoamérica, vemos que los países ubicados más al sur son los más complicados, mientras que los ubicados más al norte, o sobre la costa atlántica, tienen una contaminación menor.
Esta situación, que afecta la región desde hace más de 5 años, hace que sea necesaria la correcta elección de estrategias de mitigación.
Si bien a nivel del campo, muchas veces es difícil evitar la contaminación o producción de toxinas, ya que responde a factores ambientales, lo que no puede fallar es la prevención de estas en el animal.
Las micotoxinas se absorben casi exclusivamente a nivel intestinal, por lo que se pueden utilizar productos para evitar que las mismas lleguen al intestino o que sean absorbidas por éste.
Las primeras herramientas que se desarrollaron fueron los secuestrantes.
- Estos compuestos no digeribles poseen carga y actúan como un imán, atrayendo las toxinas a su superficie y evitando que las mismas sean absorbidas por el intestino.
- Sin embargo, existe un problema: no todas las micotoxinas son susceptibles a esta acción ya que no todas son polares.
Las Aflatoxinas y alcaloides del ergot son las toxinas que mejor se pueden controlar con este mecanismo. Las Fumonisinas también pueden ser potencialmente secuestrables, sin embargo, debido a su gran tamaño, muchas veces es necesario utilizar grandes cantidades de secuestrante para obtener resultados adecuados.
Por otro lado, la acción de los secuestrantes no es específica, es decir, actuarán sobre cualquier molécula que tenga polaridad.
En los últimos años se han desarrollado estrategias de control mucho más tecnológicas de la mano de las enzimas.
La selección de enzimas específicas que sean capaces de actuar dirigida y exclusivamente sobre la toxina para la cual se la seleccionó es, hoy por hoy, la mejor estrategia de control contra las micotoxinas.
Esta estrategia no solo permite eliminar las toxinas independientemente de sus propiedades fisicoquímicas, sino que también permite armar productos que eliminen varias toxinas simultáneas, algo fundamental en esta situación de desafío múltiple.
Además, las enzimas suelen ser muy eficientes, por lo que con bajas tasas de inclusión suele bastar para hacer control a los desafíos habituales.
Con presencia a nivel mundial, Detoxa Plus es una de las mejores opciones para el control de desafíos múltiples de micotoxinas en la producción animal.
Con su formulación multienzimática, posee las enzimas necesarias para eliminar las principales micotoxinas presentes en los alimentos de los animales, asegurándose la inocuidad de los alimentos y el máximo desempeño productivo.
PDF