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Las micotoxinas son un grupo estructuralmente diverso de compuestos, en su mayoría de bajo peso molecular, que se forman como subproductos metabólicos de algunos hongos filamentosos (o mohos) que, en condiciones favorables de temperatura y humedad, pueden crecer en diferentes alimentos y piensos y provocar riesgos graves para la salud de las personas y los animales (Dinis et al., 2007).
En la actualidad se conocen más de 300 micotoxinas y la atención de los científicos se centra en aquellas con efectos carcinogénicos o tóxicos probados.
La exposición de las personas a las micotoxinas puede deberse al:
- Consumo de alimentos de origen vegetal que estén contaminados con esas toxinas
- Arrastre de las micotoxinas y sus metabolitos en productos de origen animal, como carne o huevos (CAST, 2003)
- Exposición a ambientes o partículas de polvo que contengan toxinas (Jarvis, 2002).
El estudio sobre presencia de micotoxinas realizado por NUTRIAD en 2017 incluyó 121 muestras de maíz tomadas por toda España.
Todas las muestras se recogieron muy poco después de la cosecha en granjas o instalaciones de producción de piensos para animales. Los encargados de la toma de muestras recibieron instrucciones de aplicar buenas prácticas de muestreo (Richard, 2000).
Los analistas y el resto del personal de laboratorio no participaron en el proceso de muestreo y, por tanto, no influyeron en ninguna de las etapas.
Se efectuaron más de 480 análisis para determinar la incidencia de las cuatro micotoxinas más comunes en los productos agrícolas básicos destinados al consumo animal.
El estudio sirvió para obtener información sobre la incidencia de las siguientes micotoxinas:
- Aflatoxina B1 (AFB1)
- Zearalenona (ZEN)
- Deoxinivalenol (DON)
- Fumonisinas (FUM; suma de la fumonisina B1 y la fumonisina B2)
Las cuatro micotoxinas se analizaron mediante un ensayo de inmunoadsorción enzimática (ELISA).
Para el análisis de datos, las concentraciones no detectables se basaron en los límites de cuantificación del método de ensayo de cada micotoxina:
AFB1 = < 1 μg/kg
ZEN = < 5 μg/kg
toxina T2 = < 74 μg/kg
toxina HT2 = < 222 μg/kg
Resultados
Los resultados indicaron que las muestras de maíz estaban contaminadas por:
- 47% de FUM
- 44% de DON
AFB1
La incidencia de la contaminación por AFB1 fue inesperadamente baja, ya que solo el 5,8% de las muestras la contenían. Las concentraciones promedio de las micotoxinas detectadas están en el rango de valores intermedios (superiores al límite de cuantificación pero inferiores a los recomendados por la UE).
DON
La concentración máxima de DON detectada en una muestra fue de 3.090 μg/kg. Un resultado inesperado fue que el 53% de las muestras contenían ZEN, una micotoxina que puede afectar a la fertilidad de todas las especies animales. Es una incidencia muy superior a la del año anterior, en la que solo se detectó DON en el 8% de las muestras. Además, varias muestras estaban contaminadas con entre dos y cuatro micotoxinas, lo que podría dar lugar a interacciones sinérgicas entre ellas.
Los resultados imprevistos de este estudio fueron los valores muy altos de concentración de AFB1, que alcanzaron los 30 μg/kg, y la concentración máxima de AFB1, que llegó a los 115 μg/kg.
Dichas concentraciones de aflatoxina B1 en el maíz cosechado en España pueden resultar problemáticas en el mercado español.
Asimismo, esto podría dar lugar a altas concentraciones de aflatoxina M1 (uno de sus metabolitos) en la leche de las vacas lecheras, lo que también podría generar problemas.
Los valores promedio y máximo de concentración de aflatoxina B1 superan el contenido máximo admisible en las materias primas para piensos especificado en el Reglamento (UE) n.º 574/2011 de la Comisión (20 μg/kg).
La correlación entre las concentraciones de DON y ZEN, que inicialmente parecía ser alta, no se confirmó al efectuar un análisis de correlación (R2 = 0,1518).
Conclusiones
La conclusión del estudio sobre presencia de micotoxinas realizado por NUTRIAD en 2017 fue que la cosecha de maíz de este año en España fue de calidad media (valores superiores al límite de cuantificación pero inferiores a los recomendados por la UE) en términos de contaminación por micotoxinas (DON, ZEN y FUM). Las excepciones fueron los valores muy altos de concentración promedio y máxima de aflatoxina B1, que superan el contenido permitido por la UE en las materias primas para piensos.
Debido a esos valores muy altos e imprevistos de concentración promedio y máxima de aflatoxina B1, la cosecha de maíz de 2017 en España no se debería considerar segura para su inclusión en raciones de pienso terminado utilizadas por los productores de leche, y se recomienda mantener un cierto grado de vigilancia. Siempre es recomendable mantener un cierto nivel de vigilancia ya que los cereales de los piensos para animales proceden de diversas fuentes.
En 2017, las cosechas de algunos cereales en Europa continental y de soja en Sudamérica han resultado estar contaminadas con concentraciones medias o altas de micotoxinas. La última línea posible de defensa es la destoxificación de las micotoxinas in vivo.
La agregación a los piensos para animales de aditivos de eficacia probada que sirvan para desactivar las micotoxinas es un método muy común para evitar la micotoxicosis y una estrategia efectiva para minimizar los riesgos asociados a las micotoxinas en todo tipo de condiciones.