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European Chicken Commitment y la segmentación del mercado avícola europeo

Escrito por: Miguel Valls
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Según el “Special Eurobarometer 442” de la Comisión Europea, los ciudadanos europeos tenemos un amplio consenso en el ámbito de la producción cárnica en lo que concierne al Bienestar Animal, y la producción avícola no es ninguna excepción.

Esta cifra en un 94% de ciudadanos que cree importante proteger el bienestar de los animales de granja, un 82% que cree debe estar mejor protegido de lo que está ahora y un 59% dispuesto a pagar más por productos procedentes de sistemas de producción amigables con el BA.

Este consenso constituye una exigencia de sostenibilidad social no negociable, igual que sucediera con las jaulas en la producción de huevos, es decir, independientemente de sus consecuencias en los otros dos ámbitos: económico y medioambiental.

Las organizaciones de Bienestar Animal, independientemente de la organización o país de que se trate, destacan y canalizan estas exigencias enfocándolas en tres aspectos fundamentales:

Para los dos primeros aspectos, las soluciones que se nos proponen por las organizaciones de BA son una genética de crecimiento más lento y unas condiciones de cría mejoradas. Ya sabemos que crecimientos más lentos y menores densidades de alojamiento resultan en mejores índices de bienestar, pero también debe reconocerse que conducen a mayores costes de producción y mayor impacto ambiental.

El European Chicken Commitment o también llamado Better Chicken Commitment es una iniciativa internacional que intenta encontrar el punto de equilibrio para dar mayor bienestar sin comprometer en exceso los otros dos aspectos de impacto ambiental y económico para el consumidor.

¿Será esta la solución al problema?

¿Qué es el European Chicken Commitment?

El European Chicken Commitment (ECC), es una iniciativa acordada por casi todas las organizaciones de Bienestar Animal europeas que se inició en 2017 y a la que también se han adherido muchos minoristas y corporaciones alimentarias.

Por ejemplo, casi todos los distribuidores franceses, algunos distribuidores ingleses y varias compañías internacionales como Nestlé, Unilever, Sodexo, Aramark, Elior, Compass, Danone, KFC (NW Europa), HelloFresh y Nandos (UK) han confirmado su compromiso.

Esta iniciativa es anunciada por las propias organizaciones como de “una sola voz” acerca de las más apremiantes preocupaciones de bienestar animal en relación con la producción de carne de  ave y de cómo resolverlas.

No es uno más de los muy variados conceptos o segmentos que ya teníamos a nivel nacional, sino que puede marcar un antes y un después en nuestra industria avícola europea.

Y es así porque establece un estándar mínimo para la producción de pollos excluyendo al pollo de carne convencional tal y como se produce hoy en día.

Algo similar puede verse en Europa con lo que ocurrió en los Países Bajos cuando introdujeron en los supermercados el concepto de “Chicken of Tomorrow” en 2013.

Los puntos más importantes del ECC son que a lo más tardar en 2026, los proveedores cumplan con los siguientes requisitos en el 100% de sus pollos (fresco, congelado y procesado):

  1. Cumplir con todas las leyes y regulaciones de la UE en materia de bienestar animal, independientemente del país de producción.
  2. Implementar una densidad de alojamiento máxima de 30kg/m² o menos. Se desaconseja el clareo y, de llevarse a cabo, debe limitarse a uno por manada.
  3. Adoptar razas que demuestren mejores resultados de bienestar o que cumplan con los criterios del Protocolo de Evaluación de Bienestar de Razas de pollos de carne del RSPCA (Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals).
  4. Cumplir con los estándares medioambientales mejorados, que incluyen:

    Al menos 50 lux de luz,

    incluyendo luz natural.

    Al menos dos metros de espacio de percha utilizable y dos sustratos de picoteo por cada 1.000 aves.

    Sin jaulas o sistemas multinivel.

  5. Utilizar el aturdimiento atmosférico controlado utilizando gas inerte o sistemas multifásicos, o el aturdimiento eléctrico efectivo sin inversión en vivo.

  6. Demostrar el cumplimiento de los estándares mencionados anteriormente a través de auditorías de terceros e informes públicos anuales sobre el progreso hacia este compromiso.

El pollo ECC se encuentra entre los niveles de la producción de pollo de carne convencional y los conceptos más comunes y hará más factible para muchas empresas el dar este paso.

La tabla siguiente nos da un breve resumen de los conceptos de algunos países europeos. Para evitar una complejidad excesiva se excluye la producción ecológica y no se muestran todos los distintos conceptos o requerimientos:

El caso de Francia…

El caso de Francia es especialmente interesante como avance de lo que puede ocurrir en España, ya que es un país de referencia para nosotros.

Francia tenía un esquema de 3 conceptos de pollo similar al nuestro ya que ambos producimos los tipos Convencional y Certificado, y digamos que el Label Rouge  y el Campero son comparables.

El pollo ECC se sitúa entre el Convencional y el Certificado, compitiendo con ambos conceptos.

Pero hay además en Francia un reciente concepto llamado “Free Range”, análogo al del mercado del Reino Unido, que compite con el Label Rouge (LR) ofreciendo un ave de cría al aire libre con menor coste para el consumidor, con las siguientes diferencias:

¿Qué pasa con la sostenibilidad económica y ambiental?

Esta es la cuestión que suele plantear la industria avícola, los minoristas y distribuidores ante las (nuevas) exigencias de BA. Muchos profesionales del sector suelen pensar en esto fundamentalmente en clave económica, lo que difiere de la visión más global del consumidor.

Un ejemplo son las valoraciones públicas hechas por asociaciones de productores, como la inglesa (ADAS/National Farmers Union), que han evaluado no solo el impacto económico de una hipotética producción exclusiva de pollos ECC sino también su impacto ambiental, los cuales entran en conflicto con los cambios en la dirección de menores densidades y genética de crecimiento lento.

Por ejemplo, estos estudios en UK han mostrado que los genotipos de crecimiento lento y sus sistemas de producción pueden tener entre el 30-40% mayor huella de carbono (CO2 equivalente por TM de producto) que los genotipos convencionales.

Sin embargo, al enfatizar el impacto ambiental en la discusión dentro del campo de la sostenibilidad, se corre el riesgo de poner en tela de juicio a la propia proteína animal.

Una cuestión mucho más difícil para la propia industria. Uno debe darse cuenta de que el término “Sostenibilidad” no implica solo a la economía y al medio ambiente sino también al aspecto ético. Y este último puede imponer exigencias no negociables como son las de BA.

En cuanto a la parte económica, la comparativa más reciente es la realizada por el instituto francés ITAVI (Institute Technique des Filières Avicole, Cunicole et Piscicole) donde se hace una amplia recopilación de costes entre el ECC y los actuales conceptos europeos de pollo en algunos de los principales países productores: Francia, Alemania, Países Bajos, Reino Unido y Polonia.

Para los ajenos a la industria avícola, la primera y sorprendente conclusión es que los costes no se encuentran tan alejados unos de otros como se tiende a pensar y que no parecen corresponderse con la polémica que existe dentro del sector.

En general se piensa que diferencias de céntimos de euro no deberían ser obstáculo para la mejora del bienestar de nuestras aves domésticas. Y cuando las diferencias son llevadas hasta el coste adicional de 100 gr de carne en un plato, estas son todavía más pequeñas.

Gráfico 1: Recopilación de costes entre el ECC y los actuales conceptos europeos de pollo. Fuente Instituto Francés ITAVI.

 

Consecuencias para el mercado español:

Si dejamos aparte a los pollos ecológicos, nuestro mercado actual está segmentado a groso modo en 3 categorías fundamentales: Convencional, Certificado y Campero.

El verdadero objetivo de esta iniciativa ECC, al menos a largo plazo, es el de sustituir la producción del pollo Convencional.

Está por ver cómo sería su implantación, que probablemente al principio constituiría un nuevo concepto o tipo de pollo, y que no sustituiría totalmente al pollo actual si no viniese acompañada de una legislación que obligara a ello, como en el caso de las jaulas en el sector de puesta.

Sin embargo, la llegada del concepto ECC a nuestro país podría tener también el efecto de “canibalizar” no solo a nuestro producto Convencional, como se busca, sino también al Certificado.

ECC tiene unas exigencias de densidad por m2 más favorables (30 Kg/m2) que el sistema de cría extensiva en interior, actualmente utilizado en España para el pollo Certificado (25 Kg/m2). Por tanto, es fácil la migración a este nuevo estándar con el fin de rentabilizar mejor las granjas de pollos.

Ambos sistemas comparten la genética de crecimiento lento, pero sin embargo no tiene exigencia de edad mínima como los 56 días del pollo Certificado producido en España.

En resumen, si el nuevo panorama avícola ya resulta complicado de entender para nosotros, profesionales del sector, no quiero ni imaginar la confusión que podemos generar en el consumidor.

Es urgente consensuar conceptos de productos, que deberían ser pocos y claros tanto para el consumidor como para el productor.

Estos conceptos podrían ser respaldados por la legislación para evitar una no deseable competencia desleal frente a la presión para la reducción de costes de la gran distribución.

ECC es una iniciativa con amplio respaldo social que puede conducir a progresos muy interesantes pero, como siempre, la última palabra la tiene el consumidor.

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