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Puntos críticos en la nutrición de gallinas ponedoras

Escrito por: Douglas Zaviezo
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GALLINAS PONEDORAS

Contenido disponible en: English (Inglés)

Las gallinas ponedoras actuales tienen un altísimo potencial genético para producir huevos y si reciben condiciones ambientales, sanidad y nutrición adecuadas pueden mantenerse sobre el 90% de postura por un largo período del ciclo productivo.

En la última década hemos visto cómo el avance genético ha generado gallinas ponedoras con una extraordinaria
persistencia productiva, acompañada de una ligera disminución del peso corporal, consumo de alimento y tamaño de
huevo; alcanzando 50% de producción más temprano que hace 10 años.

Gallinas modernas, un desafío para los nutricionistas

Las gallinas modernas representan un desafío para los nutricionistas, pues uno ya no puede basarse completamente en la información científica generada en el pasado con otro tipo de aves.

La importancia de alcanzar el peso en la recría

Uno de los problemas frecuentes en la actualidad es en aves que están alcanzando el pico de producción y no son capaces de consumir suficiente alimento, teniendo que recurrir a su grasa corporal y estructura ósea para compensar la falta de nutrientes, generando una caída productiva típica que va a impactar el desempeño del ave por el resto de sus días si las reservas no son adecuadas y/o la demanda es alta.

 

 

Por lo tanto, es necesario preparar a las ponedoras para que inicien la postura con un tamaño y peso adecuado:

Para interrelacionar los parámetros anteriores es necesario que las dietas de recría estimulen el incremento del tamaño del tracto digestivo, aumentando los niveles de fibra y usando alimentos de una granulometría de alrededor de 1.0 a 1.2 mm a partir de la quinta semana de edad.

Formación ósea

Para la formación ósea es de suma importancia la nutrición de calcio, fósforo y vitamina D3 durante el crecimiento; mantener la relación adecuada entre calcio y fósforo disponible y proporcionar los niveles adecuados de estos minerales durante la pre-postura para la correcta formación del hueso medular

La formación del hueso medular comienza alrededor de 10 días antes de la postura y el esqueleto del ave se incrementa en un 20%; debido a un sinergismo hormonal de estrógenos y andrógenos que aumentan indirectamente la absorción y retención de calcio y fósforo.

 

 

 

El calcio

El tamaño de partícula de la fuente de calcio es una de las medidas más importantes para mantener una buena calidad de cáscara.

Figura 1. Homeostasis del calcio (modificado de Soares 1984))

 

Nivel de fósforo

El nivel dietético de fósforo disponible es también importante en la calidad de la cáscara. Durante el crecimiento del ave un nivel y una relación apropiada de calcio y fósforo disponible son necesarios para la óptima calcificación de los huesos y formación del hueso medular.

 

Por lo tanto, es necesario limitar el nivel de fósforo disponible en la dieta, especialmente después de las 60 semanas de edad, para mejorar la calidad de cáscara.

Vitamina D3

La presencia de un nivel adecuado de vitamina D3 en la dieta es imprescindible para una buena calcificación de huesos y de la cáscara.

En la actualidad se encuentran disponibles metabolitos de la vitamina D3 que permiten aumentar la retención de calcio y muchas veces reducir la mortalidad.

 

 

 

 

 

 

Zinc, manganeso y cobre

También es importante que la dieta contenga niveles adecuados de zinc, manganeso y cobre; pues participan en la formación de las membranas o cutículas internas de la cáscara del huevo y la matriz orgánica de la cáscara.

Estrés calórico y calidad de la cáscara

Cuando las gallinas se encuentran bajo estrés calórico, el continuo jadeo genera una baja de carbonato en la sangre y el consecuente deterioro de la calidad de la cáscara por falta de carbonato.

Selección del alimento por parte de la gallina

La gallina en postura necesita un consumo diario mínimo de energía metabolizable de 280 a 300 kcal/kg con una ingestión balanceada de aminoácidos digestibles, minerales y vitaminas para asegurar una adecuada producción y tamaño de huevo. Cuando la gallina está en producción, tiene la habilidad de seleccionar diferentes componentes de la dieta durante el día.

Tradicionalmente se han usado niveles iguales o superiores a 17% de proteína en las dietas de gallinas ponedoras. Sin embargo, la tendencia actual es formular en base a los requerimientos de aminoácidos digestibles indispensables.

 

Es importante mencionar que las gallinas ponedoras no tienen un requerimiento de proteína cruda como tal; sólo necesitan una cantidad que asegure la suficiente reserva de nitrógeno para la síntesis de aminoácidos dispensables.

Durante la última década se han realizado una considerable cantidad de estudios conducentes a determinar las necesidades diarias de aminoácidos en las gallinas ponedoras; por lo que formular en base a los requerimientos de aminoácidos digestibles indispensables es una práctica probada. Se ha demostrado que ponedoras alimentadas con una dieta de 13 a 14 % de proteína, adecuadamente suplementada con aminoácidos puros (metionina, lisina, triptófano, arginina, treonina, valina e isoleucina) tuvieron un desempeño óptimo, similar a aquellas alimentadas con una dieta control de 16% o 18% de proteína.

Es imprescindible contar con valores precisos y confiables de aminoácidos digestibles en los ingredientes para obtener este tipo de resultados.

La cantidad de información que se ha generado en relación a la digestibilidad de los aminoácidos en las materias primas y los niveles requeridos, cada vez nos permite formular con mayor precisión las dietas de las gallinas ponedoras. En la Tabla 1 se muestra el rango actualizado de niveles sugeridos de ingestión diaria de aminoácidos digestibles para gallinas en puesta.

Tabla 1. Relación sugerida de aminoácidos digestibles para gallinas en postura.

CONCLUSIÓN

Resulta un gran desafío adecuar los programas nutricionales que requieren las nuevas estirpes genéticas de gallinas ponedoras, pues son aves muy eficientes con una gran propensión para producir huevos y por lo tanto más sensibles a cualquier alteración nutricional.

 

 

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