En esta ocasión nos desplazamos hasta Gajano, una pequeña localidad cántabra, para visitar la Granja Pontana, donde Carlos Martín Coria nos cuenta cómo ha reconvertido una antigua explotación de ponedoras en jaula en una granja para gallinas camperas regulada por la marca de garantía CC -Calidad Controlada para huevos de gallinas camperas en Cantabria-.
Posteriormente se incorpora a la empresa familiar que se dedica a la fabricación de pan y repostería hasta el 2002. A partir de este momento decide montar por su cuenta una distribuidora de productos de alimentación “Pontana Exclusivas”, que dentro de su portafolio de productos ofrecía huevos, desde ovoproductos en contenedores para la industria de la repostería, hasta huevos ecológicos, camperos, de codorniz, etc.
Cantabria es una comunidad autónoma con una densidad muy baja de avicultura, y es ahí donde comienza la historia de este característico avicultor.
«Sabía cómo vender huevos pero me faltaba aprender cómo producirlos, por eso hago un curso de formación para ganaderos y me rodeo de buenos asesores”
El prisma de la distribución
Nos cuenta que observando y valorando el mercado, bajo el prisma de una distribuidora de productos de alimentación, se da cuenta de que en Cantabria no existía ninguna granja de huevo ecológico, y por ello en 2010 pone en marcha una pequeña explotación de huevo ecológico llamada Granja Anero.
En el 2014 arranca un nuevo proyecto, ya que estar a la cabeza de una distribuidora de alimentos te permite tener una perspectiva diferente del sector y darte cuenta de que tampoco se producía huevo campero en Cantabria, puesto que para comercializarlo debían pedirlo a otras distribuidoras fuera de la comunidad autónoma. Este hecho le hace reflexionar y le genera una nueva idea empresarial: montar su propia granja de camperas.
La importancia de asociar un producto a una marca de calidad
Carlos Martín partía de la base de que no se producía huevo campero en Cantabria, pero él no sólo quería producirlos, también quería aportarles un valor añadido. Por ello, además de realizar las pertinentes pesquisas sobre posibles localizaciones para su nueva granja, no duda ni un momento en ponerse en contacto con la administración.
Como no existía como tal “el huevo campero cántabro” se reúne con la autoridad competente y de la mano de la ODECA -Oficina de Calidad Alimentaria- se desarrolla una norma para amparar la certificación de un huevo campero de Cantabria y en base a esta certificación monta su granja de gallinas camperas
HUEVO CAMPERO CALIDAD CONTROLADA EN CANTABRIA
Son huevos procedentes de gallinas camperas de la especie Gallus gallus, adultas, adaptadas a la cría al aire libre que, además de cumplir la normativa vigente, en especial las normas de calidad y etiquetado, cumplan las condiciones señaladas en la norma técnica.
Los huevos de gallinas camperas deberán ajustarse a las siguientes características de calidad:
- Producidos, como mínimo, una semana después de la salida de las gallinas a la pradera y como máximo, a los 18 meses de edad.
- Sólo se admiten de categoría A.
- Cáscara de color moreno, intacta y limpia, de forma que el huevo esté protegido de contaminaciones.
- Deberán tener en el momento del embalaje un máximo de 4 días desde la puesta.
- Altura de la cámara de aire <4 mm. en el momento del envasado.
- Peso mínimo de 53 gramos (clase M).
- Unidades Haugh (UH) mínimo 75 en el momento del envasado.
- Coloracion de la yema entre 9 y 12 de la escala de Roche.
- Porcentaje de roturas < 1% al envasar.
- Se clasificará en un centro de clasificación de huevo autorizado con sus registros correspondientes.
- Poner en el huevo la fecha de duración mínima o consumo preferente, no pudiendo superar los 28 días a partir de la puesta.
- Queda prohibida la venta de huevos no marcados individualmente.
- El número máximo de gallinas camperas por nave y ciclo productivo será de 6.000. La distancia mínima entre dos explotaciones avícolas registradas en la marca será de 500 metros.
Fuente: Orden GAN/32/2015 del 15 de mayo, publicado en el Boletín Oficial de Cantabria el Martes 2 de junio de 2015
Una antigua nave de ponedoras en jaulas alojadas en batería centra la atención de Carlos y en ella realiza una reconversión para la producción de huevos camperos confiando en Vencomatic Group para la instalación y equipación de todos los elementos necesarios en la granja para el desarrollo de la actividad.
Acabo de aterrizar en el sector y debo dejarme asesorar por los que saben en temas de producción y manejo de nuestras gallinas, eso de vender los huevos ya es cosa mía”
En la granja encontramos una nave, que aloja a 3.200 gallinas, con unas dimensiones de 40×12 metros con salida a los parques por tres lados de la misma. Además, la pradera o parque está claramente delimitada por un cercado y está cubierta de hierba en su mayor parte.
En el interior de la nave han instalado el ponedero automático con suelo elevable Grando nest. Un ponedero amplio con una entrada ancha que lo hace fácilmente accesible para las aves.
Este ponedero proporciona a las gallinas una zona atractiva y cómoda para la puesta del huevo. Además, el suelo del ponedero está cubierto con Vencomat, lo que asegura que el espacio del ponedero queda limpio, dando como resultados huevos de primera calidad.
Hemos elegido nidos y sistemas de transporte del huevo que me han garantizado la calidad del mismo, ya que el producto que hacemos no es el convencional
Estas cintas transportadoras drenan a una cinta de recolección final, especialmente diseñada por Vencomatic Group para esta nave, donde se produce la clasificación del huevo (unos 3.000 huevos al día) y su posterior envasado artesanal.
Me he dejado asesorar y estoy encantado, la gallina en el comedero de cadena no se agolpa tanto como en el plato y visualmente me parece más fácil de controlar
Asimismo, el sistema de alimentación instalado en esta granja está basado en un sistema de cadenas Vencotrough con una gran capacidad de alimentación y con rápido aporte del pienso, en definitiva un sistema robusto y contrastado integrado en las perchas, cuyos conjuntos pueden elevarse para facilitar la limpieza de la nave sin tener que desmontar canales y perchas.
“El huevo de Granja Pontana tiene un valor añadido, por ello necesitábamos equipos que garantizaran su higiene, cuidado y calidad”
En la Granja Pontana inician el día realizando una revisión visual para valorar y comprobar tanto el estado de los animales, como el de las instalaciones. Carlos nos cuenta que abren los nidales a las seis menos cuarto de la mañana y que a las seis menos cinco realizan la primera pasada de pienso.
Posteriormente realizan otras pasadas de pienso, concretamente a las diez, a las doce, a las tres y a las seis. Las salidas al exterior están programadas a partir de medio día y en el caso de que el tiempo no lo permita, han fabricado un jardín de invierno techado para que puedan salir, que además presenta una puerta que permite la salida de las gallinas a la pradera.
Hasta la fecha no han tenido problemas de picaje y la puesta en el suelo ronda el 1,25 por lo que se manifiesta muy satisfecho: “Estoy muy contento, yo sabía vender huevos, pero ahora estoy aprendiendo a producirlos”.
“Granja Pontana sólo produce huevo campero, quedándose el 95% de la producción en Cantabria”
Carlos nos cuenta que cuando empezó con toda esta historia de la avicultura lo que quería conseguir es que desde el principio, en el lineal, el cliente eligiera sus productos, ya que estaba comprando algo diferente, pero ese “algo diferente” se tenía que notar también en el envase.
Este joven productor cántabro considera que el packaging es algo que los avicultores no han tenido en cuenta y que además fue una de las cosas que más le sorprendió cuando empezó, ya que sólo le ofrecían dos opciones de envase.
Como no le gustan los límites en el desarrollo de una idea, una noche se puso a “dibujar la cajita” y así surgió su packaging. Al principio incluso, introdujo una carta en el envase donde explicaba al consumidor qué estaba comprando, cómo se había producido ese huevo y qué significaba esa forma de producción.
“En los formatos habituales no se diferencian los huevos, yo quería que mi producto generara una sensación… Prefiero que el cliente lo vea como que compra un regalo”
Al regentar una comercializadora de alimentos, nos confiesa que vender los huevos era lo más sencillo para él: “Igual no soy un avicultor al uso, ya que mi experiencia y mi vida había sido la comercialización y no la producción, por eso me resultaba más fácil vender huevos”.
También asume que él igual ha tenido otras herramientas para llevar a cabo este plan y facilitar la venta, puesto que es su propia comercializadora la que vende sus huevos.
“No voy a salir al mercado con huevos que no tengo vendidos, marcamos un PVP recomendado para que nuestros clientes no entren en luchas de precios, esto tiene que ser bueno para todos…”
Por otro lado, también nos cuenta que bajo su estrategia empresarial consideraba que acercar su producto a la alta cocina marcaría la diferencia y ayudaría al consumidor a identificar su producto. Por ello, no dudó en llevar él mismo sus huevos a distintos restaurantes muy reconocidos de Cantabria para que elaboraran sus manjares con su huevo: “el huevo tiene un papel gastronómico increíble y a veces nos olvidamos…”
Cuando le preguntamos por sus planes de futuro, entre risas nos comenta que “un empresario que produce huevos siempre debe estar atento al mercado”. Reflexiona y nos dice que Cantabria es una tierra repostera y tanto el huevo ecológico como el campero tienen muchas salidas formando parte de productos de repostería: sobaos de huevos camperos o ecológicos…
“En la limitación de las producciones está la salvaguarda de las mismas… Los excedentes son los que se cargan el precio de los productos. Para mí es más lógico llevar una línea distinta… No voy a producir más de lo que tengo vendido»
El papel de las redes sociales para este avicultor también es de suma importancia, considera que la transparencia y honestidad con la que produces y vendes tus productos a través de internet, es captada por el cliente potencial y esto le ayuda mucho en su imagen de marca.
“Yo no dudo en publicar en las redes lo que se hace en mi granja, es otro de mis grandes escaparates, queremos que nuestros clientes vean lo que hacemos” .
A Carlos le gusta observar cómo se mueven los consumidores por el supermercado y así poder valorar cómo diferencian los productos.
Además, nos cuenta que cuando escucha al consumidor medio decir algo así como “hoy me voy a dar un capricho”, el huevo también puede ser este tipo de capricho…
Puedes empezar con huevo fresco, pero con los años ¿quién te dice que no te puedes plantear transformarlo en un producto de cuarta o quinta gama que tenga nicho de mercado? El futuro está esperándonos.