Higiene en la aplicación de vacunas inyectadas

En el caso de las vacunas inactivadas, cuando hablamos de su correcta aplicación, siempre tomamos como referencia los resultados serológicos, (títulos, y % de uniformidad).

Diferentes resultados obtenidos en la inmunización frente a IBD

Los resultados obtenidos a las 20/22 semanas indican la correcta o incorrecta aplicación del programa vacunal establecido (vacunas vivas e inactivadas), y en cierta medida el % de protección que podemos esperar

Cuando aplicamos la vacunación frente a Marek, somos conscientes de la posibilidad de contaminar las pollitas, pudiendo provocar lo que se conoce como una enfermedad iatrogénica, entendiendo como tal aquellas enfermedades transmitidas en una actuación médica.

La posibilidad de que una enfermedad sea transmitida mediante una actuación médica se nos ha olvidado durante años en el caso de la aplicación de vacunas inactivadas en ponedoras, y reproductoras durante la recría

En la planta de incubación, se debe trabajar en el área de aplicación de las vacunas inyectadas al ser posible con presión positiva, y en zonas delimitadas. Se debe realizar un cambio regular de agujas ( al menos cada 1.000 dosis), y desinfección automática de estas cada 10 pinchazos, siendo solo posible cuando se emplean máquinas tipo Nova-Tech. Debemos ser extremadamente escrupulosos durante la preparación de este tipo de vacunas, tanto para evitar el daño del virus vacunal, como la posibilidad de contaminar las bolsas de vacuna

1. La sala de preparación de vacuna debe estar aislada de la zona de trabajo, con presión positiva, y a una temperatura cercana a los 20ºC.
2. El baño maría debe estar a una temperatura de alrededor de 25ºC. El agua debe ser controlada en cuanto a su bacteriología tanto inicial como final.
3. Las ampollas deben secarse antes de ser abiertas.
4. En este área solo debe entrar el personal dedicado a la preparación de las vacunas, y debe cambiarse de bata, cofia, guantes, y zuecos antes de entrar en el área de preparación de vacunas

Cuando se pinchan las bolsas con agujas para facilitar el vaciado total el ambiente contaminado de la sala penetra a través al interior de la bolsa, dando como resultado una alta contaminación de las mismas. Si hacemos una buena praxis, en la reconstitución y aplicación, y establecemos unos adecuados sistemas de control de los restos de vacuna empleada, podemos garantizar la asepsia en la aplicación de dichas vacunas

 

Así como en la planta de incubación tenemos claras las medidas a adoptar para evitar la contaminación de los viales de vacuna y su posterior inoculación a los animales, a nivel de explotación, normalmente dichas medidas no son tenidas en cuenta. Es frecuente ver cómo los botes de vacuna se pinchan con una o varias agujas con el fin de facilitar la salida del líquido vacunal. No es difícil pensar que, cada vez que inyectamos vacuna a un ave, estamos haciendo un vacío que facilita la penetración del ambiente contaminado al interior del frasco que contiene la vacuna.

Con cada inyección, el frasco irá incrementando el grado de contaminación, pudiendo darse el caso de animales que en la granja de recría no presentaban determinadas patologías éstas son observadas al poco de su traslado a la granja de producción, siendo la vacunación el posible factor de contaminación

Desde hace años pensamos que era necesario el empleo de algún sistema que evitase riesgos en la bioseguridad del ambiente en el que se lleva a cabo la vacunación, por lo que siguiendo los mismos criterios aplicados en la planta de incubación decidimos buscar un sistema que permitiese obtener el mismo grado de esterilidad que el observado en la aplicación de la vacuna de Marek. Pensamos que la vacuna debía aplicarse con la botella invertida, y mediante un filtro. Para ello compramos un cinturón de los empleados por los corredores, para llevar las botellas de rehidratación. Se le hicieron pequeñas modificaciones, y comenzamos a aplicar la vacuna

Cuando empleamos el tipo de filtro con gotero similar al que observamos en la fotografía vimos que la vacuna no fluía adecuadamente, por lo que incorporamos un nuevo filtro sin gotero, similar al de las fotografías inferiores.

• Nulo grado de contaminación
• Ínfimo riesgo de transmisión de enfermedades en el momento de la vacunación.
• Permite observar la presencia de líquido vacunal en todo momento
• Menor obstrucción de las jeringas
• Completo vaciado de la botella
• Trabajo más cómodo, y profesional

• Sacar la vacuna del frigorífico unas horas antes de su aplicación, y mantener a una temperatura cercana a los 20ºC
• Agitar bien los envases, para conseguir una vacuna homogénea.
• Aplicar mediante el uso de un sistema que nos permita una aplicación sin riesgos de contaminación.
• Cambiar las agujas, al menos con cada cambio de botella (1.000 dosis)
• Hacer los cambios de envases en el exterior de la nave, o en un lugar libre de contaminación.
• Mantener estos envases en contenedores, sin refrigerante. El fin es que no se contaminen exteriormente, y permanezcan limpios.
• Terminar los envases, y no dedicar el sobrante para su empleo en fechas diferentes.

 

PDF