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Olas de calor y la importancia del ambiente en avicultura de puesta

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Una ola de calor, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), “se produce cuando, en un intervalo de al menos 6 días consecutivos, la temperatura máxima diaria es superior en 5°C al valor promedio diario del período de referencia”.

Como efectos negativos directos sobre el rendimiento de las gallinas ponedoras comerciales, causados por las altas temperaturas y la humedad relativa se encuentran:

Si evaluamos lo que está sucediendo últimamente, percibimos que las ocurrencias de olas de calor están cada vez más presentes en nuestra realidad.

En este contexto, se puede decir que el estrés térmico está relacionado con el resultado del balance negativo entre:

Si consideramos que la mejor condición sería el mantenimiento del equilibrio térmico, el estrés es precisamente el desequilibrio que lleva al organismo animal a utilizar diferentes formas de mantenerse.

Las aves son animales homeotérmicos, es decir, mantienen su temperatura corporal relativamente constante (aproximadamente 41°C), pero su característica es la ausencia de glándulas sudoríparas, lo que dificulta el intercambio de calor con el ambiente.

Por esto, las aves pueden intercambiar calor con el ambiente por cuatro medios a fin de mantener su temperatura corporal en equilibrio:

Respetar los límites de la zona de termoneutralidad para las gallinas ponedoras en “condiciones normales” ya no es una tarea fácil, ni todo el mundo la adopta. Y, en condiciones de ocurrencia de olas de calor, las pérdidas ocasionadas son muy importantes desde el punto de vista económico debido a las altas tasas de mortalidad.

Considerando los rangos de temperatura ideales para un sistema de crianza, en la siguiente figura se pueden observar los límites recomendados para las diferentes fases: crianza, recría y producción.

En un simple análisis directo es posible concluir que en caso de olas de calor las condiciones de producción estarán muy por encima de las temperaturas ideales recomendadas.

Además de las condiciones relacionadas con la temperatura, se deben asociar, en la interpretación completa del ambiente físico, los valores de humedad relativa del aire. El ambiente de producción no se evalúa únicamente con los valores de temperatura.

Los valores de temperatura y humedad relativa del aire deben ser considerados en conjunto en la evaluación del microclima de un aviario.

Aun así, considerando:

Este hecho, que ya no es sencillo, no puede ser tratado de la misma forma desde el punto de vista del ambiente y confort de las aves, dado que son condiciones muy diferentes, a pesar de que las aves tengan la misma zona termoneutral.

El comportamiento térmico de las instalaciones es muy diferente. De esta forma, se debe diferenciar la mirada del ambiente, considerando que el ambiente de las gallinas en jaulas es totalmente diferente al ambiente de las gallinas libres de jaula.

AMBIENTE: GALLINAS EN JAULA VS. GALLINAS LIBRES DE JAULAS

Además del calor que llega por radiación solar directa, la instalación ya cuenta con la producción de calor interna asociada a las propias aves, sus excretas y de la radiación solar indirecta, reflejada desde el exterior al interior de la instalación, principalmente en los modelos californianos o similares que no cuentan con cortinas u otra protección contra la radiación.

Retirar el calor interno de las instalaciones es fundamental para mantener el control del ambiente para las gallinas ponedoras, en este caso existen dos caminos:

1. Evitar la entrada de calor – Aislamiento (techos, revestimientos, cortinas, sistemas túneles, materiales de baja conductividad térmica – buenos aislantes).

2. Retirar el calor interno – Ventilación (positiva, negativa, cruzada, que dependerá de las dimensiones de los galpones y del gradiente de temperatura entre el medio ambiente interno y externo, que definirá el flujo de aire necesario para las gallinas).

Las dos consideraciones mencionadas anteriormente son cruciales para el buen desempeño de un proyecto de control ambiental para gallinas ponedoras.

Aun así, existen situaciones en el campo donde el control no es eficaz. No basta con tener equipos de climatización si funcionan con máximo rendimiento.

En la Figura 2 a continuación, se muestra una nave climatizada para gallinas ponedoras, sin embargo, el flujo de viento no es suficiente para eliminar el calor interno de la estructura.

En estas situaciones, es importante considerar la cantidad de vapor de agua en el ambiente de producción (humedad relativa) y la diferencia de temperatura entre la entrada (inicio) y la salida (final) de la nave.

La necesidad de un sistema de enfriamiento eficiente aún debe estar vinculada al control de las olas de calor. Este manejo dependerá de las condiciones externas donde esté ubicada la nave.

Un protocolo didáctico, que debe ser considerado y aplicado como punto de partida en los proyectos de climatización, está asociado a las características psicrométricas del aire y se puede observar en la Figura 3.

La humedad relativa local es fundamental en la toma de decisiones en el manejo del sistema de enfriamiento a adoptar.

La Figura 3 se debe utilizar como referencia práctica y conceptual, mostrando que en ambientes con humedad relativa superior al 80% no se deben accionar programas de nebulización o activación de paneles evaporativos. Lamentablemente en el campo es muy común ver lo contrario.

Lo que reduce la temperatura interna del aviario es la capacidad de evaporación de la masa de aire seco. Y en este proceso hay un consumo de energía que reduce la temperatura. El potencial de enfriamiento en función de la variación de temperatura y humedad en un ambiente se puede ver en el trabajo clásico de Jin Donald (1999) en la Tabla 1.

¿CÓMO RESOLVER?

Una serie de medidas sencillas pueden mitigar los efectos del estrés térmico en las aves, principalmente relacionados con el medio ambiente. Destacamos aquí las medidas relacionadas principalmente con los sistemas abiertos, donde tenemos un control de las condiciones ambientales más difícil por la ausencia de mecanismos para realizarlo. Por ello, destacamos:

1. El techo es una de las estructuras más importantes de la instalación, ya que evita la radiación solar directa sobre las aves. De esta forma, el material de cubierta debe tener alta reflectividad solar, baja emisividad térmica y baja absortividad solar, es decir, debe reflejar la mayor cantidad de radiación solar y absorber la menor cantidad posible, emitiendo la menor cantidad de calor hacia la instalación.

Pintar el techo de blanco, independientemente del material de cubierta, ayuda mucho a reducir la temperatura dentro de la nave, ya que este color facilita la reflectividad solar.

2. Ventilación: En sistemas abiertos, el manejo de cortinas ya proporciona un gran apoyo para la ventilación natural. Pero en situaciones de calor extremo, la ventilación artificial es fundamental. Esta no promueve una reducción de la temperatura ambiente, pero ayuda a reducir la temperatura que sienten las aves (modifica la sensación térmica), dado que actúa renovando el aire próximo a ellas, auxiliando al proceso de convección.

3. La ventilación asociada a la nebulización tiene un efecto aún mejor, ya que promueve la reducción de la temperatura, conforme se mencionó anteriormente, incluso tomando los cuidados necesarios de acuerdo con la variabilidad de la humedad local.

4. Microclima alrededor de la granja: El área circundante juega un papel importante. El suelo también debe estar cubierto de vegetación, ya que la evapotranspiración contribuye a la reducción de la temperatura. Además, el suelo descubierto acaba reflejando más calor en la instalación. La sombra natural ayuda a mantener una temperatura más agradable dentro de la nave.

5. La temperatura del agua de bebida también puede mejorar la respuesta de las aves al calor. Los estudios han demostrado un mejor rendimiento (consumo de alimento y producción de huevos) para las aves con acceso a agua fría en comparación con las aves con acceso a agua a temperatura ambiente. Enfriar el agua de bebida puede no ser factible debido al alto costo, pero medidas más simples como aislar los tanques de agua y los sistemas de distribución pueden mejorar la situación. A diferencia del pasado, hoy en día existen varios productos que permiten un excelente aislamiento incluso en condiciones de olas de calor.

6. Adopción de una adecuada densidad de alojamiento: según las características de construcción y climáticas de cada región.

7. Manejo nutricional correcto: proporcionando una ración de alimento que permitan una menor producción de incremento calórico.

¿Y EN CUANTO AL FUTURO?

No hay lugar para el amateurismo cuando se trata del ambiente para el animal. Ya no es vender equipos, ni climatizar una instalación a cualquier precio, sin pensar inclusive en el costo energético.

La planificación estratégica ambiental es el futuro de la avicultura de postura y, en este sentido, existen protocolos ambientales que se han implementado con la percepción de tratar cada nave individualmente dentro de la organización avícola.

No existen espacios para el tratamiento de las condiciones ambientales de un propietario en forma de un paquete tecnológico que pueda ser utilizado por todos. Cada aviario debe ser evaluado, adaptado y modificado de manera única, solo así tendremos condiciones para poder enfrentar técnicamente los problemas como las olas de calor.

CONSIDERACIONES FINALES

Las olas de calor y el calor extremo, especialmente en el verano, son muy comunes en prácticamente todas las regiones. Un adecuado manejo de la producción, especialmente en lo que se refiere a la instalación, debe ser siempre la primera opción como barrera frente a las olas de calor.

Comprender el manejo, cómo gestionar las variables de temperatura, humedad relativa, velocidad del aire y sistemas de enfriamiento son esenciales para mejorar la condición del ambiente de las aves.

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