Como es sabido, una de las principales ventajas de una nave avícola tipo “túnel” es la capacidad de este tipo de ventilación para aportar una cierta velocidad de aire a nivel de los animales y, por lo tanto, mejorar la percepción o sensación térmica de la camada, lo cual permite trabajar con densidades más altas, reduciendo al mínimo posible la mortalidad y permitiendo un confort a los animales, necesario para su correcto desarrollo.
Para ello, nos preguntamos:
Es aquí cuando se considera cuáles son los tres factores fundamentales que determinan la percepción térmica del animal:
- La humedad
- La temperatura
- La velocidad de aire
Por tanto, si somos capaces de medir estos tres valores a la altura de las aves, podemos determinar el valor de dicha sensación térmica.
En muchas ocasiones, se considera la temperatura como un indicativo de si el animal está sufriendo un estrés térmico o no, esto no siempre es así, ya que una alta humedad combinada con valores de temperatura moderados, pueden desencadenar en un estrés térmico para la camada.
El cálculo de la ventilación de una nave túnel, debe realizarse teniendo en cuenta varios factores, como la capacidad de renovación de aire o las necesidades de ventilación por kilogramos de carne, pero la más importante y la que normalmente determina la capacidad de extracción total que se debe instalar, es la velocidad del aire a nivel de animal requerida.
Para esto, la capacidad de velocidad aconsejada nunca deberá ser inferior a los 2,5 m/s, aunque este requerimiento puede aumentar dependiendo de la zona geográfica, de los niveles de temperatura y la climatología de la zona donde nos encontremos.
Por tanto, a la hora de realizar el cálculo de la ventilación total de una nave, del que posteriormente derivará el cálculo de la cantidad de panel evaporativo de refrigeración instalado, o de la capacidad de entrada de aire, debemos tener muy presente este factor determinante.
Si no tenemos los suficientes extractores con la suficiente potencia, instalados en la explotación, para conseguir asegurar estos niveles de velocidad a nivel del animal, vamos a encontrar un problema de alta mortalidad cuando tengamos una alta densidad de carne en la explotación.
Además, pueden aparecer, a causa del estrés térmico, diferentes conductas como aves tendidas y/o jadeando, lo que implica que las aves no ingerirán la cantidad de alimento necesario para su desarrollo esperado, produciéndose un retraso en su crecimiento y las pérdidas económicas que ello conlleva.
Cómo hemos dicho anteriormente, la capacidad de extracción de una nave, en la mayor parte de las ocasiones, va a depender de la velocidad de aire requerida y ésta a su vez va a depender (en una nave tipo “túnel”) de la sección de la misma, por tanto, cuanto más ancha o alta sea una nave tipo túnel, más capacidad de extracción en m3/h necesitará para conseguir dicha velocidad a nivel del animal.
Una vez calculados los m3/h necesarios, deberemos tener en cuenta el número de extractores y la potencia de los mismos. Un dato importante será que la capacidad de extracción en m3/h, deberá considerarse siempre a la presión negativa (depresión) de trabajo del extractor dentro de la explotación y nunca tomar el valor “comercial” del extractor como referencia. De igual forma que no se considera, a modo de ejemplo, el valor de consumo de combustible de un coche sin tener en cuenta la resistencia del aire o el rozamiento con el asfalto.
Se cometería un gran error, si se realizaran los cálculos de ventilación de una explotación ganadera, de cualquier tipo, usando como referencia el valor comercial o a 0 Pascales de los extractores.
Tanto los datos referentes a las capacidades de extracción, como a los consumos o potencias de los ventiladores de las compañías más relevantes del mercado, son públicos y objetivos y pueden ser consultados en las páginas web de las principales compañías certificadoras.
¿Como debe de ser la velocidad a nivel de animal en los diferentes periodos de la crianza?
Como norma general, debemos entender que la velocidad de aire que puede “aceptar” el animal, va a depender principalmente de dos factores:
- El momento de la crianza en que se encuentra
- Las condiciones exteriores
- Los recién llegados de la incubadora a la nave de engorde son animales muy sensibles a las corrientes de aire, por lo tanto, como norma general, no toleran velocidades de aire de ningún tipo.
En este caso, debemos ser muy cuidadosos con el control de la entrada de aire en ventilaciones mínimas, siendo la velocidad de entrada y la dirección de esta dirigida a no caer sobre el animal directamente, sino a mezclarse con el aire caliente que hay en el interior de la nave, antes de caer sobre ellos directamente
Para ello, debemos asegurarnos de instalar en nuestra explotación unas entradas de aire capaces de controlar esa sección de entrada mínima, para mantener una correcta velocidad
Conforme el animal avanza en su crecimiento y comienza a desarrollar su plumaje, comenzará a aceptar niveles de velocidad de aire moderados, en lo que llamaremos una ventilación de transición al túnel y en la que cobra una gran importancia un cálculo correcto de m2 de ventana, que permita unas velocidades de entrada de aire, lo suficientemente bajas como para aportar cierta velocidad al animal sin necesidad de usar las entradas de túnel.
Para ello, necesitaremos que nuestras entradas de aire tengan una superficie suficiente para este fin, de lo contrario no será posible lograr esa cierta velocidad.
Cuando el animal tiene completamente desarrollado su plumaje, siempre y cuando las condiciones externas de temperatura lo aconsejen, podrá aceptar niveles de velocidad de aire superiores, llegando a ser éstos imprescindibles para su supervivencia cuando la densidad de animales sea alta.
Como hemos recalcado anteriormente, un cálculo incorrecto de ventilación que implique no conseguir los niveles de velocidad necesarios, puede ser fatal para el rendimiento de nuestra explotación.
Para conseguir esta velocidad necesaria en trabajo modo “túnel”, la entrada de aire se realizará a través de los portones de túnel, consiguiendo una velocidad similar en todos los puntos del alojamiento, lo cual es muy importante de cara a que la sensación térmica sea pareja en los diferentes puntos de la nave, independientemente de que existan diferencias de temperatura entre los extremos del alojamiento, por el lógico calentamiento del aire a través del mismo.
Cabe destacar que un exceso de velocidad de aire a nivel del animal, puede ser contraproducente para el correcto desarrollo de las aves, por lo que la velocidad de aire máxima deberá estar controlada y limitada.
Por estos motivos, las entradas de aire del túnel deben calcularse en función de la presión estática de trabajo deseada y este cálculo es otro factor crucial para el rendimiento de la explotación.
¿Cómo puede ayudarme el control de la sensación térmica para bajar mis costes de producción?
Lo habitual en el manejo de la ventilación por altas temperaturas en una nave avícola, es realizar etapas de ventilación en función de la temperatura existente en el interior del alojamiento. Conectando más extractores y por lo tanto renovando más metros cúbicos de aire cuanto más elevada es la temperatura en su interior.
En este punto, el control de la sensación térmica constituye un factor determinante para lograr un importante ahorro en energía eléctrica en nuestra explotación.
Como hemos dicho anteriormente, si logramos medir todos los parámetros que influyen en el cálculo de la percepción térmica (humedad, temperatura y velocidad de aire), mediante sondas y anemómetros en el interior de la nave, podremos realizar la ventilación en función de la sensación térmica en lugar de usar la temperatura como referencia.
En muchas ocasiones, aun con el total de la extracción y la refrigeración de nuestra nave en funcionamiento, no podemos lograr que la temperatura baje hasta los niveles deseados y, por lo tanto, el total de los ventiladores van a seguir funcionando.
Es posible, en este caso, que la sensación térmica percibida por el animal sea mucho más baja que la temperatura medida y, de esta forma, si usamos este parámetro como referencia, nuestro ordenador desconectará un determinado número de extractores, manteniendo una correcta sensación térmica para la camada y proporcionando así, además, un importante ahorro en energía eléctrica.