La incubación y el papel del CO2 en el desarrollo del embrión según JAMESWAY
Desde aquellas primeras tentativas de incubación artificial, el objetivo general de esas incubadoras, así como el de las incubadoras de hoy día, es el de imitar la “incubación natural” o la gallina. Sin embargo, con toda la tecnología de investigación con la que contamos hoy en día y con los equipos modernos desarrollados para implementar este conocimiento e información, aún nos queda mucho por aprender para brindarle al embrión el ambiente óptimo para que se desarrolle adecuadamente.
Además de la capacidad innata que tienen las gallinas para responder a los cambios ambientales en beneficio del embrión, le proporcionan al huevo calor, en su mayoría a partir del contacto directo de su piel con el huevo, con poco o casi nada de movimiento de aire alrededor de los huevos incubados.
Por lo tanto, esto puede explicar porqué la información que nos dice que la gallina proporciona temperaturas más cálidas que la mayoría de las incubadoras artificiales, tal vez no sea de mucha ayuda al momento de imitar el perfil diario de incubación natural. No obstante, los intentos de copiar a la “incubadora de la naturaleza” siguen siendo el objetivo principal de las plantas incubadoras comerciales y del diseño y funcionamiento de la incubación.
Incubación artificial
Una vez que se cumplieron estas condiciones, entonces se piensa a menudo que el proceso de incubación es un evento separado de la fase de engorde de la producción de pollo. Sin embargo, en realidad, el crecimiento embrionario y el desarrollo fisiológico básico del embrión deben considerarse que son las tres primeras semanas de la fase de engorde del pollo. Dicho de otra forma, las primeras tres semanas del período de engorde de la producción del pollo deben considerarse que suceden dentro del huevo y en la planta incubadora.
Por lo tanto, como sabemos que los primeros días de vida del pollito recién nacido pueden tener un efecto duradero en el desempeño del pollo de engorde; es lógico que las condiciones de incubación puedan afectar el desarrollo fisiológico del embrión de una manera que después afecte el desempeño del pollito mucho después de su nacimiento.
Al tener esto en consideración, queda mucho por aprender con respecto a los efectos a largo plazo del ambiente al que sometemos a los embriones en desarrollo, además de la incubabilidad y de la viabilidad de siete días.
¿Espacio para el cambio?
Un área que últimamente recibe bastante atención son los efectos del dióxido de carbono en el crecimiento del embrión durante el proceso de incubación. Las creencias de hace mucho tiempo acerca de la ventilación o del intercambio de aire/gases durante la incubación, eran de que una incubadora debe trabajar para sacar el dióxido de carbono de la máquina y reemplazarlo por oxígeno.
Se creía que el CO2 era dañino para el desarrollo del embrión y de que eran necesarios aire fresco y suficiente oxígeno para un óptimo desarrollo del pollito e incubabilidad. Sin embargo, con los niveles atmosféricos de CO2 normalmente alrededor de 400 ppm y con un CO2 medido promedio debajo de la gallina de alrededor de 4,000 ppm, es obvio que la gallina incuba los huevos para mantener un cierto nivel por arriba del que se encuentra en el ambiente.
Aunque es evidente que este nivel debajo de la gallina depende de la edad del embrión y la frecuencia con la que deja el nido, la idea es que la gallina incube sus huevos con niveles de CO2 sustancialmente mayores que los niveles atmosféricos.
En la actualidad, la mayoría de los fabricantes de incubadoras aceptan la necesidad de controlar y monitorear los niveles de CO2, no sólo en un esfuerzo por reemplazarlo con oxígeno, sino para mantener un cierto nivel en periodos al inicio del proceso de incubación.
Es sabido que conforme el embrión crece, su nivel de producción de CO2 continúa aumentando exponencialmente después de los primeros seis días de incubación.
Además, la mejora en los diseños de incubación de fase única ha permitido que nuestros programas de manejo incuben huevos de manera más cercana a la necesaria para un óptimo crecimiento de un embrión específico y no para ‘el promedio’.
Como una entidad biológica, el embrión del pollito está diseñado para crecer y desarrollarse, en un esfuerzo por sobrevivir.
¿Podría ser que, ahora que podemos controlar de manera precisa el ambiente en el que incubamos huevos de pollo y de cómo alterar varias condiciones como los niveles de CO2 durante la incubación, ocasionaría cambios fisiológicos en el embrión en desarrollo que puedan persistir después del nacimiento? Conforme se desarrolla el embrión en una situación que es apta para el crecimiento, pero que pudiera también alterar el desarrollo fisiológico elemental en un esfuerzo por sobrevivir, ¿podríamos producir pollitos de engorde que estén mejor preparados para las condiciones de estrés en las que a veces se crían? Aún queda mucho por aprender acerca del embrión en desarrollo y todavía sigue sin entenderse del todo las posibilidades de lo que podemos hacer durante el proceso de incubación para preparar a los pollitos para la última fase de crecimiento fuera del cascarón.
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