La avicultura de precisión juega un papel fundamental a la hora de satisfacer las necesidades de las aves de producción intensiva con total exactitud, para obtener el máximo rendimiento con los recursos disponibles.
Dentro de ella, la nutrición de precisión ayuda en la utilización efectiva de los recursos alimenticios disponibles, con el fin de maximizar la respuesta de los animales a los nutrientes y mejorar la rentabilidad de las granjas. Así, se abastece al ave de una cantidad de alimento que contiene nutrientes específicos que cumplen con todos los requerimientos para una producción óptima de huevos.
Todo esto hace que se generen menos residuos en el sistema, lo que se traduce en mayores beneficios económicos, sociales y medioambientales, como la disminución de emisión de gases de efecto invernadero y de amoníaco en el aire, la contaminación de nitratos y antibióticos en cuerpos de agua, y fósforo y metales pesados en el suelo.
Asimismo, permite una mayor automatización de los procesos, reduciendo la intensidad del trabajo y mejoras en la salud de las aves, evitando la incidencia de problemas sanitarios.
Para las gallinas, la formación del huevo sigue un patrón muy específico que implica un mayor requerimiento de proteína y aminoácidos en la mañana, y un alto requerimiento de calcio en las horas de la noche. También la petición de fósforo disponible es mayor durante la mañana, en la medida que este es fundamental para reabsorber calcio y remodelar los recursos de hueso medular que se usaron durante la noche, en la formación de la cáscara.
De esta manera, la exigencia de aminoácidos y macrominerales cambia durante el día, y la única forma de lograr una nutrición de precisión es ajustar las dietas a estas directrices, por lo que es necesario definir una alimentación de mañana y una de tarde.
La dieta de la vida de las ponedoras se divide en diferentes fases, siendo muy importante la recría, porque es donde se desarrollan órganos y tejidos que posteriormente soportarán la puesta de huevos.
El objetivo es conseguir que las pollitas alcancen un determinado peso para lograr ponedoras que puedan aportar todo su potencial genético en la producción de huevos, por lo que el programa nutricional consta de varias partes, compuestas por diversos requisitos nutricionales.
En la llamada etapa de Arranque, que afecta desde el nacimiento hasta el día 21 de vida, la pollita debe tomar un pienso que cubra todas sus exigencias de crecimiento, de desarrollo de la flora intestinal y del sistema inmune.
A partir de la tercera semana de edad y hasta la décima, se inicia el periodo de Crecimiento, momento en el que el alimento debe cubrir las necesidades del desarrollo del ave. Cualquier deficiencia en el crecimiento normal en este ciclo, podría suponer problemas de productividad de las gallinas, así como provocar una disminución del peso medio del huevo.
A continuación, durante el punto final de recría, hay que fomentar una buena ingesta de alimento para ayudar a madurar el sistema digestivo y promover la capacidad de consumo, antes del inicio del periodo de puesta. El fin es lograr un peso óptimo y una alta uniformidad del lote en cada etapa.
De cara a la puesta de huevos, se realizan programas de alimentación empleados en esta etapa productiva con el fin de satisfacer los aportes de nutrientes, energía, aminoácidos, minerales y vitaminas de las aves en cada etapa productiva.
El principio del ciclo de producción es el de Prepico y se caracteriza por un consumo de pienso limitado por parte del ave. Al mantenimiento del animal, se suman las demandas de nutrientes para hacer frente a un rápido incremento de producción de huevos, por lo que los niveles de aminoácidos deben ser abundantes para hacer frente al crecimiento del ave.
Seguidamente tiene lugar la etapa Inicial de Puesta, en la que el pienso presenta una densidad menor respecto al anterior, debido a que la necesidad de nutrientes es más baja en cuanto el animal alcanza su peso vivo adulto. Se suelen utilizar valores inferiores de energía metabolizables y los niveles de aminoácidos digestibles disminuyen proporcionalmente. Sin embargo, el aporte de calcio aumenta, puesto que existe una menor digestibilidad de este por parte del ave adulta, y se suele cambiar la relación entre carbonato fino y carbonato grueso a favor de este último.
Para finalizar, en la fase Final de Puesta se intenta mantener una buena calidad de la cáscara, por lo que se reducen los aminoácidos y la grasa añadida, por el efecto que tienen sobre el peso del huevo, y los niveles de calcio se incrementan, así como el porcentaje de carbonato grueso.
Además, hay que tener en cuenta que si las enfermedades ingresan en una granja, es probable que disminuya la producción, aumente la mortalidad, y los costos en prevención y tratamientos, con el consecuente impacto negativo sobre la seguridad alimentaria y el comercio. Por ello, es crucial la prevención mediante bioseguridad, planes de vacunación, tratamientos basados en diagnósticos y respeto a los tiempos de espera de medicamentos.
De ahí que dentro de las estrategias para realizar una alimentación y nutrición de precisión de los animales, también se encuentre el uso de probióticos, prebióticos, ácidos orgánicos, enzimas, que lo que buscan es mantener la integridad intestinal, limitar la colonización por patógenos y promover el adecuado funcionamiento del sistema inmune.
En definitiva, la avicultura de precisión, y en concreto, la nutrición de precisión, se ha convertido en una herramienta fundamental para potenciar la producción avícola sostenible.
La población mundial, los recursos y la dinámica climática conducen a la mejora de la sostenibilidad del sistema de producción de alimentos. Y la dieta de precisión de los animales, puede ser una de las formas más viables de lograr este objetivo.