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En la industria avícola, la fertilidad en reproductoras pesadas es un punto crítico. Esta determina el máximo retorno económico mediante el número y la calidad de los pollitos producidos por ave alojada.
La eficiencia de las reproductoras la determina la carga genética y los factores ambientales. Para llegar al máximo desarrollo reproductivo es necesario tener en cuenta los factores que influencian la madurez sexual, ovulación, fertilización, formación del huevo y oviposición (RUTZ, 2007).
La nutrición de reproductoras pesadas necesita constante evaluación, ya que influye fuertemente en la producción de huevos y pollitos y tiene efecto directo en la calidad de los pollitos de un día. Por consiguiente, en el desempeño y la uniformidad final de los lotes de pollos de engorde. En el caso de reproductoras pesadas, el peso corporal, la uniformidad y la madurez sexual son puntos críticos en el manejo de las aves.
La eficiencia de las reproductoras la determina la carga genética y los factores ambientales, como instalaciones, programa de luz, nutrición y manejo, que influencian la capacidad de alcanzar ese potencial.
Según Bakker (2015), en la industria de reproductoras pesadas, es fundamental que estas tengan suficiente score de pechuga (puntuación 3-4 de 5) y grasa pélvica (más que el 95% del lote) antes de recibir estímulo de luz, lo que contribuye a un buen pico de producción y persistencia de postura, alta eclodibilidad inicial y viabilidad en la primera semana de vida de la progenie, así como baja mortalidad de las reproductoras durante el pico de producción.
Muchos criadores valorizan la necesidad de alto pico de producción de huevos y a veces, aumentan o mantienen altas cantidades de pienso, para alcanzar incremento en el pico de producción de huevos. Como consecuencia, se tiene un costo adicional de alimentación y excesiva ganancia de peso en las reproductoras, perjudicando su desempeño reproductivo.
En la fase inicial de producción, los nutrientes serán dirigidos al mantenimiento corporal, la ganancia de peso y la producción de huevos. De ocurrir una ingesta excesiva de nutrientes, las aves presentarán un exceso de ganancia de peso y una superovulación, lo que llevará a la mortalidad elevada en virtud de la postura abdominal (Peritonitis).
Leksrisompong y colaboradores (2014) afirman que las prácticas comerciales usualmente repercuten en tasas elevadas de mortalidad, jerarquías dobles y ovulaciones múltiples desde el inicio de la puesta hasta el pico de producción, cuando los estímulos de pienso se ubican muy rápidamente en el período inicial de producción.
A fin de prevenir la obesidad en las aves y la concomitante declinación en la producción, eclosibilidad y fertilidad de los huevos, la reducción de la cantidad de pienso después del pico de producción es fundamental. Sin embargo, diversos autores afirman que, durante la fase de producción, la restricción alimentaria debe aplicarse cuidadosamente, debido a la necesidad de mantener la producción de huevos, pues la restricción excesiva puede causar caída de puesta.
Según Robinson (1996), las reproductoras pesadas deben ser tratadas y gestionadas de manera que maximicen el tracto reproductivo (producción de semen, producción de huevos, fertilidad y eclosibilidad), ya que a la vez cargará el material genético, a fin de que sus descendientes exhiban tasas muy rápidas y eficientes de crecimiento.
La fuerte relación negativa entre peso corporal y eficiencia reproductiva en reproductoras pesadas carece de gestión en la práctica de restricción alimentaria.
CONCLUSIONES
Debido a las características comentadas y con vistas a mejorar el control del peso corporal, tras el traslado de las hembras a producción, sugerimos pequeños aumentos de pienso, evitando con ello que las aves ganen demasiado peso.
Recomendamos mucha atención en los incrementos y el volumen de nutrientes suministrados a las hembras después del primer estímulo de luz. Observen con atención los lotes que se retrasan el inicio de la producción, a fin de que no se les proporcione pienso por encima de sus necesidades.
Es altamente recomendado que el estímulo de luz solo se realice cuando las aves tengan scores corporales y reserva de grasa suficiente (Bakker, 2015).
Se deben suministrar los mayores incrementos de pienso a partir del 40% de producción alcanzando el máximo del volumen con el 80%. Tras el pico de producción, se debe disminuir progresivamente el volumen de pienso hasta alcanzar el volumen diario que proporcione la ingesta de 400 kcal de energía y 19 a 20 gramos de proteína.
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