Debemos de ser conscientes de que inicialmente existen 2 tipos de bioseguridad: pasiva y activa.
Por bioseguridad pasiva entenderemos que es la que viene dada por la situación geográfica en que se encuentre la explotación.
- los vientos dominantes
- la presencia de bosques o de zonas con agua (canales, ríos, lagos),
- la climatología
- la existencia de vías de comunicación y frecuencia del tránsito
- la existencia de instalaciones de interés sanitario (granjas, mataderos, fábricas de pienso, vertederos)
- la densidad ganadera
- la problemática sanitaria de la zona
La bioseguridad activa será la que practiquemos dentro de los límites de nuestra explotación.
Los principales factores serían:
- el vallado
- el control y desinfección de la entrada de personas, vehículos, animales y materiales
- los silos y almacenes
- el agua
- el pienso
- la DDD
- la higiene del personal
- los programas vacunales y farmacológicos,
- la eliminación de cadáveres y gallinaza
- formación del personal, etc…
Por seguir un orden fácilmente entendible, de fuera hacia adentro, la bioseguridad se podría compartimentalizar en tres grandes áreas generales: el aislamiento del exterior, el control del tráfico con el exterior y también el interno y la sanidad e higiene.
1. El aislamiento de nuestras ponedoras del exterior es fundamental y básico. Si por distintos métodos o medidas reducimos la introducción de enfermedades, nos estamos facilitando de manera extraordinaria el trabajo a realizar en bioseguridad en etapas posteriores. Este aislamiento se complica actualmente con el incremento del número de instalaciones en que las aves tienen acceso al exterior. Por extensión, esta idea de aislamiento también debería de aplicarse a las distintas naves de producción dentro de una misma explotación.
2. El control del tráfico de la granja no solo se refiere a los vehículos, sino que incluimos en este tráfico, las personas, los útiles, materiales, maquinaria, agua, pienso y los animales. De esta manera es esencial el control del tráfico desde fuera de la explotación, hacia el interior. Este debe ser restringido al mínimo posible. Pero también es importante controlar el tráfico interno que se da entre distintas naves de la explotación. Es importante el orden de las visitas que se realizan debido a factores como el estado sanitario, la edad de los animales, el estado de producción, etc…
3. La última gran área denominada de forma general sanidad e higiene, incluye un sinfín del resto de factores que tienen incidencia en la posibilidad de la aparición de procesos patológicos.
En el concepto de bioseguridad, además de las distintas clasificaciones de las actividades que engloba, hay que tener en cuenta algunas consideraciones básicas y lógicas que son las que dan sentido y mantienen de forma efectiva estas prácticas:
- Es la base para la prevención de enfermedades, por lo tanto, es un proceso continuo que no puede ser interrumpido en ningún momento. Permite aumentar la producción y el rendimiento económico de nuestra explotación y es el método más barato y efectivo para el control de las enfermedades, por ello debe ser considerada una inversión y no un gasto.
- Tiene evidentes ventajas en la patología clínica y subclínica. Solo la patología subclínica puede incrementar los costes de producción entre un 15-20%. Además, supone un valor añadido para la comercialización de los productos por el aspecto de garantía sanitaria para los consumidores.
- En bioseguridad existen tres factores básicos de transmisión, los animales, las personas y los vehículos y además es preciso distinguir entre zonas sucias y zonas limpias, para evitar las contaminaciones cruzadas y la medida todo dentro, todo fuera, siempre es acertada.
- Es necesario realizar el vacío sanitario, pues con ello se interrumpen los ciclos biológicos de los patógenos. El vacío sanitario será cuando no permanecen los animales y las instalaciones se han vaciado, lavado, desinfectado, desinsectado y desratizado.
- Un plan de bioseguridad debe ser muy sencillo, entendible por todos los trabajadores de la granja, completo, práctico flexible. No tiene límite y no basta con implantar unas normas y ejecutarlas, hay que verificarlas y corregirlas conforme vaya siendo necesario. Tiene que existir una retroalimentación de información con el objetivo de mejorar los procesos.
- Es una herramienta que debe ser implementada y practicada a todos los niveles dentro de las granjas avícolas y para ello es esencial una buena formación y sobre todo una buena mentalización por parte del operario que la realiza. Es decir, se requiere una buena aptitud (formación) unido a la actitud (ganas).
- Tiene que ser considerada como elemento estratégico por la dirección de la empresa. Si esto no sucede se queda como un tema secundario y por ende poco importante. Al mismo tiempo esa estrategia tiene que materializarse en acciones concretas con un plan muy claro de desarrollo.
- Es un beneficio a largo plazo. No tiene una recompensa inmediata en la producción avícola. Normalmente las personas nos preocupamos por el beneficio inmediato por el efecto asociativo entre acción de bioseguridad y respuesta sanitaria o productiva. No nos va a dar los beneficios en el día a día, sino en el largo plazo. Esta es la razón por la que muchos avicultores consideran un coste y no una inversión.
La bioseguridad es una cadena, si falla un eslabón, falla toda la cadena
- Estar definidos los objetivos y las responsabilidades
- Asignar las responsabilidades a cada trabajador
- Supervisar las responsabilidades asignadas
- Aislamiento de la granja frente a patógeno
- Debe ser ajustado según cambien las circunstancias, al menos anualmente
- Control de todo lo anterior
Todos los aspectos citados anteriormente son muy importantes y sería muy extenso su tratamiento uno por uno, por ello en el siguiente artículo nos centraremos en la importancia de la L+D (limpieza + desinfección), los circuitos de agua y brevemente en el tema del equipo humano.
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