Contenido disponible en: English (Inglés)
Las instalaciones avícolas, como ya sabemos, deben de cumplir con unos requisitos en materia de higiene y sanidad animal con el objetivo final de garantizar la seguridad y la calidad de sus producciones.
Para cumplir con estos objetivos, es fundamental la realización de una buena limpieza de las instalaciones y su posterior desinfección.
La limpieza debemos de dividirla en una serie de pasos, e intentar ser siempre muy mecánicos, para que ninguno de ellos se nos quede atrás.
Esquema protocolo de limpieza
Desde mi experiencia personal y profesional, hemos ido intentando optimizar nuestros protocolos, con el objetivo de intentar reducir los tiempos al máximo, manteniendo la eficacia, claro está.
Lo primero que se debe de llevar a cabo, es la retirada del estiércol, lo cual debe de hacerse en las primeras 24 horas una vez hayan salido los animales, esto es muy importante de cara a la lucha contra el alphitobius. Una vez retirado el estiércol, deberíamos barrer o en su defecto, soplar las naves, con esto conseguiremos eliminar mucha materia orgánica, y nos facilitará en gran medida la limpieza del suelo.
En segundo lugar llevaremos a cabo la limpieza de depósitos e interior de las tuberías, para lo cual debemos de tener en cuenta los productos que le introducimos durante el lote, ya que si usamos ácidos, deberíamos de buscar un producto básico, para la limpieza de las mismas, dado que el biofilm que se producirá será ácido. Este paso, si necesitamos ganar tiempo, se puede realizar justo antes de la retirada de estiércol, con lo cual dejamos actuar el producto mientras realizamos las otras actuaciones.
Dependiendo de la zona donde esté ubicada la explotación, y la calidad de las aguas que tenga, es muy común que justo antes de empezar la limpieza de las instalaciones tengamos que rociar los bebederos con un ácido (varios en el mercado), para favorecer la eliminación de los acúmulos de cal que se producen por culpa de las aguas duras. Debemos de enjuagar dichos bebederos a los 20-40 minutos para así evitar el deterioro de los mismos.
A partir de aquí es cuando empezamos con la limpieza de las instalaciones, la cual debemos de empezarla por las paredes exteriores, que no suele ser necesaria realizarla con aplicación de espuma.
Para una correcta limpieza de las instalaciones, es fundamental e imprescindible, la utilización de un detergente espumante.
Lo que debemos de buscar en un detergente, es que aguante como mínimo y en condiciones de campo, unos 30-40 minutos, tiempo suficiente para que actué sobre la materia orgánica y nos ayude a eliminarla de las distintas superficies.
Dentro de las distintas espumas que podemos encontrar en el mercado, en cuanto a su ph (alcalina, ácida o neutra), dentro de nuestra experiencia, no hemos notado diferencias significativas en cuanto al uso de unas u otras.
Donde verdaderamente si hemos notado diferencias entre unas y otras espumas (independientemente de su ph), es en la capacidad de arrastre de materia orgánica y de emulsión de la grasa que se queda pegada en los comederos debido a la propia grasa que poseen los piensos, motivado por la capacidad de de permanencia de la espuma.
La forma de aplicar dichos detergentes, es pieza clave en todo el proceso de limpieza. Para ello, hay dos formas de aplicarlo, se pueden hacer mediante baja presión añadiendo un caudal de viento, mediante unos compresores, o se puede aplicar mediante alta presión y la utilización de venturi. Ambos sistemas por nuestra experiencia son factibles, la única diferencia entre ellos que hemos encontrado, es el tiempo de aplicación, que con la alta presión es más rápido, y algo más homogénea su aplicación.
La aplicación de la espuma se debe de realizar de la parte inferior de las naves hacia la superior, con la idea de que esa primera espuma que estamos aplicando sirva de aguante para el resto de espuma, y con ello consigamos también mayor persistencia en las superficies.
Junto con el detergente y su forma de aplicarlo, la tercera pauta fundamental de todo este proceso de limpieza, es la maquinaria o hidrolimpiadora con la cual vamos a realizar el baldeo de la nave. Para lo cual vamos a requerir unos mínimos de presión y caudal, con lo que vamos a disminuir los tiempos de trabajo y conseguiremos un mayor arrastre de la materia orgánica.
La hidrolimpiadora debe de tener un mínimo de 180-200 bares, y en cuanto al caudal, nos debemos de mover entre los 12 y los 21 litros por minuto. De qué va a depender el caudal de la hidrolimpiadora, fundamentalmente de si la usaremos para aplicar la espuma o no. Ya que si la usamos para aplicar la espuma, contra menos caudal tenga (12 L/min), menor será el gasto en detergente que tendremos, pero si aplicamos la espuma mediante sistemas de baja presión y compresores, nos va a venir mejor un mayor caudal de hidrolimpiadora (21 L/min), ya que reduciremos más los tiempos y obtendremos mayor poder de arrastre.
Como comentaba anteriormente, el hacer muy sistemático los procesos de limpieza van a conseguir varias cosas, la principal y más importante, ya que las personas que van a limpiar son humanas y pueden fallar, es el minimizar al máximo los posibles olvidos de cosas sin limpiar, y el optimizar al máximo el tiempo de limpieza.
Los equipos de trabajo para limpiar las naves deben de constar como mínimo de tres personas, una aplicando espuma y dos baldeando. A partir de ahí, si necesitamos reducir el tiempo de limpieza, podremos ir añadiendo más personal, en función de la maquinaria que dispongamos.
Una vez realizada la limpieza de todas las instalaciones, pasaremos a la desinfección de las mismas. Con la limpieza de las naves con detergente, buscamos disminuir la carga microbiana de las instalaciones, incluso antes de realizar la desinfección, y la eliminación de la mayor cantidad de materia orgánica posible, con lo que mejoraremos el rendimiento del desinfectante que usemos.
Para la elección del desinfectante a usar, debemos de tener en cuenta las características de los mismos, las cuales se verán en la tabla adjunta, como son la efectividad antes los distintos tipos de microorganismos, los tiempos de contacto que tienen que tener con las superficies para que sean desinfectadas y de la inactividad de los principios activos ante la presencia de materia orgánica.
DESINFECTANTES
Los desinfectantes más comunes de usar son los aldehídos, que tienen una efectividad bastante interesante en todo tipo de microorganismos y en unos tiempos de contactos relativamente cortos, los cuales además suelen venir mezclados con amonios cuaternarios.
Otro de los desinfectantes más utilizados son los peracéticos, mezclados con peróxidos y acéticos, estos presentan una gran efectividad ante todos los microorganismos, debido a su acción oxidante sobre las membranas externas, así como su bajo tiempo de contacto para ser efectivos. Uno de los problemas que puede tener este tipo de desinfectantes, es la inestabilidad de sus principios activos.
Existe otro desinfectante muy utilizado, sobre todo ante grandes problemas sanitarios, que es el monopersulfato, es considerado a nivel mundial como uno de los mejores desinfectantes posible, con innumerables estudios sobre su efectividad.
Para llevar a cabo una buena desinfección de las instalaciones, tenemos que tener muy en cuenta los metros cuadrados de superficies y estos multiplicarlos por 2,5-3.
Con esto obtendremos los metros totales que tenemos de superficie para desinfectar, y dependiendo de la rugosidad de las paredes y suelos, tendremos que movernos entre los 300-400 ml por metro cuadrado, y a las dosis que nos indiquen los fabricantes. La cantidad de dilución a utilizar es uno de los puntos más importantes para llevar a cabo una correcta desinfección.
Es muy importante también la limpieza y la desinfección de los exteriores de las naves, sobre todo por las zonas donde se produce la salida del estiércol del lote anterior, ya que si hemos tenido algún tipo de problema sanitario, es lo más normal que queden resto del mismo y que se produzca una contaminación sobre el siguiente lote.
La limpieza y desinfección de los silos, depósitos de agua e incluso de los pequeños cuartos que tengas las naves, así como de los vestuarios, debería de realizarse entre cada uno de los lotes de animales.
La realización de una buena limpieza y una buena desinfección, hay que verla siempre dentro de una explotación como unos gastos en inversión, ya que con la perfecta ejecución de la misma, iremos mejorando poco a poco la sanidad de nuestra explotación, y los números y rendimientos de la misma.