La limpieza de las instalaciones, seguida de una correcta desinfección, es uno de los principales pilares en la bioseguridad de las explotaciones ganaderas.
Gracias a ello, eliminaremos todo tipo de microorganismos que se han podido desarrollar durante el periodo de cría anterior, dejando las instalaciones preparadas para la llegada de un nuevo lote de animales, sin comprometer su estado de salud y, por tanto, el estatus sanitario de nuestra instalación.
Este proceso aumenta aún más su importancia cuando nuestra explotación se ha enfrentado a un proceso infeccioso durante la crianza.
Existen múltiples razones por las cuales hemos podido tener un brote de un agente infeccioso dentro de nuestra explotación: puede ser por déficit de medidas de bioseguridad, por la introducción en la explotación de animales enfermos, por un fallo en la profilaxis… Los brotes infecciosos nos causarán grandes pérdidas económicas y, además, son un posible riesgo para la salud pública.
Las mejores medidas de control siempre serán aquellas encaminadas a la prevención de la enfermedad, pero, si en algún momento padecemos un brote, será necesaria una revisión completa y pormenorizada de todas las facetas de la bioseguridad, indagando en cuáles han podido ser las vías de entrada de nuestro problema.
Durante el vacío sanitario nos centraremos básicos para el control de enfermedades:
- Limpieza
- Desinfección
- Control de vectores
Todas estas fases son necesarias para conseguir un estatus sanitario adecuado en nuestra explotación.
El primer paso, tras la salida de los animales, será la retirada de toda la materia orgánica grosera que allí se encuentra.
Se procederá a la limpieza de todos los componentes del recinto mediante detergentes específicos para ganadería.
Para la eliminación de la materia orgánica, utilizaremos un detergente espumante alcalino: la espuma se adherirá a las superficies, aumentando el tiempo de contacto, y su poder alcalino, junto con los tensioactivos, logrará la retirada de la materia orgánica y grasa.
También usaremos detergentes ácidos para remover incrustaciones minerales que se pueden depositar en los bebederos o en los coolings; de esta forma, además de limpiarlas, estaremos alargando la vida útil de las instalaciones.
Pasados unos 15 minutos, se procederá al aclarado de los detergentes utilizados; con este proceso habremos conseguido eliminar más del 90% de los microorganismos presentes en las superficies.
La amplia gama de productos Klinguard® nos va a proporcionar diferentes detergentes para todo tipo de situaciones, los cuales poseen una alta biodegradabilidad y son más respetuosos con las superficies de contacto gracias a su innovadora formulación.
El siguiente paso será la desinfección de las superficies.
Para este proceso existe una amplia variedad de materias activas y presentaciones, pudiendo elegir la que mejor se adapte a las características de las instalaciones.
Podemos elegir entre productos exclusivamente desinfectantes u otros que además nos aporten capacidad insecticida.
Hay gran variabilidad a su vez en los métodos de aplicación de los productos, para poder adaptarse a la realidad de cada una de las explotaciones ganaderas: pulverizado, nebulizado, termonebulizado o mediante el uso de fumígenos.
Una buena desinfección va a requerir que el producto utilizado sea eficaz, eficiente y seguro para el aplicador.
Es de gran importancia que, tras terminar el proceso de L+D (limpieza y desinfección), procedamos a su vez a la limpieza y desinfección del material utilizado para ello (ej. palas, ruedas de vehículos, maquinaria, etc.) para evitar la posible diseminación de microorganismos.
Otro punto crítico serán los silos
Una posible fuente de entrada de patógenos puede ser el alimento contaminado; por ello, estos también deben ser correctamente limpiados y desinfectados.
Los silos, debido a su forma y características, no es aconsejable limpiarlos con agua si no tenemos medios para secarlos correctamente, pues si añadiésemos humedad en un ambiente cerrado de difícil aireación, y que además puede llegar a temperaturas altas, estaríamos favoreciendo el desarrollo de microorganismos como pueden ser los hongos sintetizadores de micotoxinas.
Por lo que su limpieza en húmedo llegar a ser contraproducente.
Por ello, nos ayudaremos de una limpieza en seco, mediante raspado de las paredes o aire a presión, finalizando con una desinfección mediante el uso de fumígenos que no añadan humedad al ambiente y nos aporten una desinfección de amplio espectro.
Un producto de estas características es Sanivir Blue Fumigator, una vela fumígena basada en ácidos orgánicos con alta eficacia.
Tras la desinfección de las instalaciones, es usual que se vuelva a entrar en ellas para el mantenimiento del recinto o para preparar las instalaciones para la entrada de animales (preparación de comederos, bebederos, extensión de la cama…). Por ello, tras la entrada del personal, se debe realizar una segunda desinfección; para esta, podemos ayudarnos de un producto fumígeno como los usados en los silos.
Un ejemplo de este tipo de producto es SANIVIR® Plus S, que combina las propiedades de un desinfectante con las de un insecticida de choque, lo que nos aporta un extra de seguridad, pues hay muchos insectos que pueden ser transmisores de enfermedades, como Alphitobius diaperinus.
Este insecto ha demostrado que puede transmitir enfermedades como salmonelosis, colibacilosis, campylobacter, Burnavirus (IBDV), Marek, Gumboro, Newcastle, influenza aviar…
Es necesario hacer hincapié en eliminar las plagas de diferentes insectos entre lotes, mediante protocolos específicos para cada tipo productivo.
Desde Bioplagen contamos con protocolos específicos para el control de cada uno de ellos.
A su vez, se requerirá para una bioseguridad 360° la intensificación del control de roedores durante el vacío sanitario, pues estos también tienen la capacidad de diseminar diferentes enfermedades debido a la contaminación de los alimentos y el agua mediante sus deyecciones.
Además, estas provocarán graves daños materiales en nuestras instalaciones, por lo que su control es prioritario.
Siguiendo estas directrices de bioseguridad, lograremos aumentar la productividad, el bienestar de los animales y el de nuestros trabajadores, y reduciremos riesgos de entrada y diseminación de microorganismos patógenos.
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