Los nidales son sin ninguna duda el elemento más importante en una instalación de gallinas, tanto si son reproductoras pesadas o ligeras, ponedoras, en producción ecológica o simplemente como hobby.
De ello deriva la gran cantidad de información que se encuentra pero que a menudo si no se está atento deriva en una auténtica locura, con multitud de páginas web que promueven la auto fabricación de nidales con cualquier material de reciclaje que encuentren a mano.
En instalaciones profesionales la elección del nidal implica una serie de decisiones sencillas pero que tienen amplia repercusión final y que en la mayoría de casos tienen como destino el sistema de trabajo que el avicultor quiere instaurar en su instalación.
La recogida manual o automática ya es una elección que pocas dudas conlleva, pues la recolección de un gran número de huevos de forma manual sólo tiene sentido en instalaciones con bajo número de animales. El sistema de recogida automático sí que tiene una gran importancia y debe estar diseñado en consonancia con el nidal.
Los huevos que son depositados en el nidal deben rodar suavemente hasta la cinta transportadora lo más directa y rápidamente posible, tanto para prevenir daños en el huevo por las gallinas como para disminuir el contacto del huevo con el nidal y que este llegue a la mesa de recogida con la máxima higiene posible.
La ubicación de los nidales es una cuestión muy básica pero no por ello deja de ser de vital importancia. Deben localizarse en un lugar tranquilo y con fácil acceso para las aves para que estas puedan acceder sin problemas y no les genere estrés al acercarse a ellos.
No hay una preferencia clara, pero la ubicación central tiene muchas ventajas ya que simplifica la instalación del sistema de recogida. Para las aves es importante que en la ubicación de los nidales no encontremos corrientes de aire que las incomode.
El nidal debe tener un diseño que impida o limite de forma efectiva que las aves que se encuentren descansando se coloquen justo delante de la apertura del nidal impidiendo el acceso a las aves que deseen entrar al nidal.
El nidal debe tener una relativa oscuridad respecto al exterior, pero sin que se encuentre totalmente oscuro, pues en este caso manifiestan cierto rechazo a entrar en él.
¿Cuántos nidales necesito? Para responder a ello es necesario asesorarse adecuadamente con el fabricante del nidal, pero en general se recomienda unas 100 a 120 aves por cada metro cuadrado de nidal útil.
El suelo del nidal es otra de las características importantes en el momento de escoger una opción o otra. Las gallinas tienen unas preferencias muy claras que no son por desgracia las más higiénicas, por ello hay gran número de soluciones que intentan conjugar ambas buscando un equilibrio aunque siempre se debe prestar atención a las medidas higiénicas en primer lugar y adaptar las preferencias de las gallinas a estas. Es decir, buscar un suelo del nidal suficientemente atractivo y que permita maximizar la higiene en ellos.
La limpieza del nido es otro de los factores que se deben tener en cuenta en la elección del nidal, buscando en ellos la máxima simplicidad estructural y acceso al interior de ellos para realizar una limpieza a conciencia.
Tanto para acceder a limpiar los nidales como para evitar que las gallinas duerman en ellos se aconseja que estén diseñados con un sistema que levante los suelos y empuje delicadamente a las gallinas hacia el exterior del nidal. La abertura del nidal tiene diseñarse no sólo para que de forma habitual la gallina no choque con la cabeza, sino que también en estos casos pueda salir sin darse golpes en la cabeza.
Para evitar suciedad y por ello contaminaciones, el uso de slats delante de los nidales es muy aconsejable, ya sean de madera, PVC o cualquier material que garantice la calidad higiénica. Estos se están colocando cada vez con menor altura respecto a la yacija para facilitar su subida por parte de las gallinas. A pesar de no ser un elemento propiamente del nidal, tiene una gran importancia en su uso y eficacia siendo parte integrante del diseño en la instalación de los nidales en el interior de la instalación.