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Manejo de Incubación: estrategias para garantizar la calidad del pollito de un día

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Prácticas de manejo, avances tecnológicos y enfoque en el bienestar animal son determinantes para la producción de pollitos de alta calidad, garantizando uniformidad y potencial genético a lo largo del ciclo productivo.

La calidad del pollito de un día es un tema central en la avicultura moderna. Garantizar que cada pollito tenga condiciones ideales para un buen rendimiento inicial es esencial para la productividad y sostenibilidad de la cadena.

De modo general, los pollitos de calidad presentan buena vitalidad y reflejos, evidenciados por movimientos activos y capacidad de respuesta.

Además, la ausencia de deformidades, como picos cruzados o patas torcidas, es un criterio visual importante en la evaluación.

«Aunque estas observaciones prácticas son esenciales para un análisis inicial, por sí solas no garantizan que el pollito sea de alta calidad. Una evaluación más precisa depende de indicadores objetivos, como la mortalidad en la primera semana, o el rendimiento inicial y la uniformidad del lote. Estos datos, al estar combinados con las características visuales, permiten ajustes en el manejo de la incubación y en el período pos- eclosión, contribuyendo directamente en el rendimiento del lote”, señala el supervisor regional de Servicios Técnicos de Aviagen y especialista en incubación, Felipe Kroetz Neto.

La calidad de los pollitos de un día comienza mucho antes del proceso de incubación y está directamente influenciada por la cadena productiva anterior, en especial por la calidad del lote de reproductoras.

Aspectos como la salud, una nutrición equilibrada y un ambiente adecuado durante todo el periodo productivo de las reproductoras desempeñan un papel fundamental.

Además, el manejo inicial de los huevos es determinante para preservar la viabilidad de los embriones. Etapas como la recolección cuidadosa en la granja, o el almacenamiento en condiciones controladas y el transporte eficiente hasta la incubadora son indispensables.

Durante el almacenamiento, es fundamental mantener temperaturas homogéneas y adecuadas para evitar problemas como el desarrollo embrionario o mortalidad precoz.

 “Garantizar una gravedad específica de los huevos dentro de los estándares de incubación, es esencial para la calidad, puesto que influye directamente en el desarrollo embrionario durante la incubación. Por ello, el cuidado y la eficiencia en cada etapa de la cadena anterior son determinantes para llevar al máximo las posibilidades de obtener pollitos de alta calidad y buen rendimiento en el lote final”, explica.

Influencia del manejo en la incubación

El manejo de la incubación desempeña un papel importante en la determinación de la calidad final de los pollitos de un día. En la incubadora, cada etapa del proceso está diseñada para preservar la calidad de los huevos y garantizar que los pollitos entregados a la cadena posterior cumplan con los más altos estándares.

Entre las prácticas fundamentales, se destaca el tiempo adecuado de almacenamiento de los huevos, que debe ser cuidadosamente monitoreado para evitar pérdidas de viabilidad.

Además, el control de los parámetros de incubación, como la temperatura, la humedad, los niveles de dióxido de carbono (CO2) y oxígeno (O2), así como la frecuencia y el ángulo de giro de los huevos, es esencial para satisfacer las demandas fisiológicas específicas del embrión en cada etapa del desarrollo embrionario.

El monitoreamiento de la pérdida de humedad de los huevos y del rendimiento final de los pollitos también es indispensable para ajustar el manejo de las condiciones ideales.

“La comprensión de las necesidades reales del embrión en cada etapa permite proporcionar condiciones precisas para un desarrollo saludable en la incubadora”, complementa.

Garantizar la calidad de los pollitos de un día en la incubadora pasa por un concepto clave: UNIFORMIDAD. Este principio debe guiar todas las etapas del proceso de incubación.

La uniformidad comienza con la selección de los huevos, dando prioridad a pesos y tamaños similares. Durante el almacenamiento, el precalentamiento y cada etapa de la incubación, es fundamental mantener temperaturas constantes.

La circulación del aire debe ser uniforme, garantizando una transferencia de calor eficiente y reduciendo la variación de las condiciones dentro de las máquinas de incubación.

“Además, eso permite el alojamiento rápido y eficiente en la granja, contribuyendo directamente al mejor rendimiento en campo. Otro punto importante es el manejo de huevos de tamaños y edades homogéneas, lo que favorece un nacimiento sincronizado, reduciendo los extremos de desarrollo dentro de un mismo lote”, explica Kroetz.

La temperatura es, sin duda, uno de los factores más críticos en el proceso de incubación, pues ella es responsable de todo el desarrollo embrionario y crecimiento de los tejidos y órganos, absorción de nutrientes y el metabolismo embrionario, entre otros factores que regulan la pérdida de humedad, respiración amniótica y/o pulmonar, oxigenación de los órganos en desarrollo, crecimiento y maduración del embrión.

Por lo tanto, el control preciso de la temperatura garantiza que el embrión alcance el desarrollo óptimo, lo que se refleja directamente en la calidad del pollito al nacer. A su vez, esto permite que el pollo exprese su máximo potencial genético, resultando en un rendimiento superior en campo.

Aunque otros factores, como la humedad y la ventilación, también son cruciales, la temperatura es la base para garantizar un proceso de incubación eficiente y productivo.

Fatores críticos durante el nacimiento

Los factores críticos durante el nacimiento de los pollitos desempeñan un papel destacado para garantizar la calidad final del lote. “En ese momento, una serie de indicadores físicos y de rendimiento puede ser evaluada para identificar si los pollitos cumplen con los estándares esperados, siendo: uniformidad del lote; ausencia de deshidratación; ombligo seco y cicatrizado; plumaje limpio y esponjoso; y buena postura corporal y vitalidad”, indica el especialista.

El peso ideal está relacionado al rendimiento del pollito, que es el porcentaje del peso del pollito con relación al peso inicial del huevo.

El rendimiento ideal suele oscilar entre el 67% y el 68%, ya que, dentro de este rango, el pollito está bien hidratado, con suficientes reservas nutritivas y listo para alimentarse y beber al ser alojado.

Vale la pena recordar que, en situaciones en las cuales el tiempo de transporte es prolongado (más de 12h), como en lotes de reproductoras o abuelos, el rendimiento ideal debe ser ajustado aproximadamente a 1% más, con el objetivo de preservar la calidad hasta el alojamiento.

Durante la eclosión, el monitoreamiento continuo de las condiciones del ambiente es determinante para garantizar el bienestar de los pollitos y la calidad del lote.

Algunos cuidados esenciales:

Es fundamental que cualquier estímulo de CO2 se realice en el momento adecuado, es decir, antes de la eclosión completa. En caso contrario, puede haber impactos negativos en la calidad de los pollitos, como debilidad o reducción de la vitalidad.

Manejo inmediato pos-incubación

Después de la eclosión, el manejo inmediato es determinante para garantizar que los pollitos lleguen a las granjas con vitalidad y en condiciones ideales de rendimiento. Se recomienda monitorear la temperatura de la cloaca, que debe estar entre 103 y 105°F (o 39,5 a 40,5°C).

Este rango de temperatura asegura que los pollitos no estén sufriendo con calor o frío excesivo.

Aunque muchas incubadoras utilizan una temperatura ambiente entre 25 y 28°C, lo más importante es ajustar la humedad relativa y la ventilación para evitar sensaciones térmicas inadecuadas que puedan causar estrés calórico o deshidratación acelerada.

Por esto, la temperatura ambiental debe ser ajustada monitoreando la temperatura de la cloaca de los pollitos, por medio de un termómetro de oído – (Braun), en los más diversos puntos de la sala. El manejo térmico eficaz promueve el bienestar y preserva la calidad de los pollitos, asegurando un inicio saludable en el alojamiento.

“Para preservar la calidad durante el transporte, es indispensable, utilizar vehículos climatizados con control de temperatura y ventilación para mantener un ambiente estable y confortable, garantizar que las cajas de transporte estén limpias y bien ventiladas, con densidad adecuada para evitar sobrecalentamiento y proporcionar confort térmico, y minimizar el tiempo de transporte para reducir el estrés de los pollitos.

Estos cuidados aseguran que los pollitos lleguen al destino con la vitalidad y la calidad necesarias para un rendimiento superior en campo”, señala Kroetz.

Problemas comunes y soluciones prácticas

Los problemas más comunes incluyen deshidratación, onfalitis, deformidades, baja vitalidad e irregularidades en la cicatrización del ombligo. Estos problemas generalmente tienen origen en fallas en el manejo de la temperatura, humedad, ventilación o higiene durante la incubación y o el nacimiento.

Para minimizar pérdidas y mejorar la salud de los pollitos, es esencial invertir en capacitación continua del equipo, garantizando que todos los involucrados comprendan las buenas prácticas de manejo. El mantenimiento preventivo y calibración regular de los equipamientos aseguran el funcionamiento ideal.

El monitoreamiento constante de los parámetros ambientales, como temperatura, humedad y ventilación, junto con una higienización rigurosa de incubadoras y criaderos, reduce significativamente los riesgos.

Además, la adopción de acciones correctivas inmediatas al identificar cualquier desviación en el proceso es fundamental para evitar mayores pérdidas y preservar la calidad del lote.

Impacto de nuevas tecnologías

La adopción de tecnologías modernas en el manejo de la incubación ha transformado significativamente la forma como las incubadoras monitorean y garantizan la calidad de los pollitos.

Estas tecnologías proporcionan ajustes precisos e inmediatos, reduciendo inconsistencias a lo largo del proceso de incubación. Esto garantiza mejores condiciones para el desarrollo embrionario durante todo el período de incubación, promoviendo la uniformidad del lote y resultando en pollitos de alta calidad.

“Del mismo modo, los sistemas de eclosión sincronizada ajustan el entorno para permitir que los pollitos nazcan en intervalos más cortos, lo que reduce el estrés y optimiza la vitalidad.

Estos avances no solo aumentan la eficiencia del proceso, sino también garantizan pollitos más saludables y bien preparados para los desafíos post-eclosión”, señala.

Bienestar animal y calidad del pollito

El bienestar animal durante la incubación es uno de los pilares para garantizar la calidad de los pollitos recién nacidos y, consecuentemente, el rendimiento futuro de los lotes.

Las prácticas esenciales incluyen mantener una temperatura estable y homogénea, garantizando que todos los huevos estén expuestos a las mismas condiciones térmicas.

Así como también, es fundamental asegurar una buena ventilación para la oxigenación adecuada de los embriones y evitar tiempos prolongados en la incubadora, que pueden causar estrés térmico o deshidratación.

La mantención de una higiene rigurosa en todas las etapas del proceso reduce los riesgos de contaminación, promoviendo un ambiente seguro y saludable para el nacimiento de los pollitos.

Esta atención al bienestar durante la incubación se refleja directamente en el rendimiento futuro del lote.

“Los pollitos que nacen en condiciones ideales presentan un desarrollo más robusto, mayor resistencia a desafíos sanitarios y mejor uniformidad de tamaño y peso. Esto resulta en un rendimiento superior a lo largo del ciclo productivo, tanto en términos de salud como de eficiencia zootécnica, lo que es esencial para maximizar el potencial que la genética proporciona”, finaliza Felipe Kroetz.

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