Profesora titular de Microbiología desde 1987 y catedrática de Microbiología desde 2009 de la UAB, ha participado en muchos proyectos de I+D+i relacionados, entre otros temas, con la microbiología molecular y la seguridad alimentaria. Además, ha realizado numerosas publicaciones en artículos y revistas, así como libros. Es una de las profesionales de mayor prestigio relacionadas con el uso de bacteriófagos para el control de salmonella.
¿Cómo se puede explicar que el consumo de antibióticos no ha hecho más que aumentar en los últimos años, a pesar de que se amplifican las resistencias frente a los mismos?
Desde mi punto de vista, este tema indica de manera clara que aún no existen herramientas alternativas al uso de antibióticos. Es cierto de que se ha avanzado muchísimo en otras áreas como en vacunación o mejorando los planes bioseguridad; pero a pesar de estos avances el tipo de producción -sobre todo la intensiva- trae consigo que los patógenos puedan entrar en nuestras explotaciones y producir enfermedades.
El incremento en producción animal, en población mundial y en agricultura provoca la necesidad de ir aumentando el uso de antibióticos, si bien -hay que decirlo- a veces existen prácticas de mal uso y esto sí se debería reducir o eliminar.
¿Qué previsiones existen en relación al uso de antibióticos?
A día de hoy sabemos que el uso seguirá incrementándose y que aumentará muchísimo. Incluso en algunos países se prevé que el incremento sea superior al 100% desde el 2010 al 2030. Por ello, se espera que los problemas derivados del uso de antibióticos también se vayan incrementando y eso plantea a nivel mundial una problemática bastante grave desde mi punto de vista.
¿Qué son los bacteriófagos y qué aplicaciones tienen en producción animal?
Los bacteriófagos son los entes biológicos más abundantes de la naturaleza, se estima que hay 4·1030. Estas entidades biológicas infectan específicamente a bacterias y eso significa que no infectan nunca a ninguna célula eucariota, ya sea célula animal o vegetal.
Además, los bacteriófagos se caracterizan por presentar una elevada especificidad frente a la bacteria que infectan. En producción animal los bacteriófagos pueden ser una herramienta alternativa o complementaria a otros tipos de medidas de control o tratamiento, ya sea a nivel de higienizantes o como alternativa al uso de antibióticos.
¿Qué problemas pueden aparecer con el uso de bacteriófagos?
No son esperables problemas de toxicidad o de reacciones adversas por parte de los animales o el hombre, pero algunos bacteriófagos sí pueden contribuir a diseminar genes de resistencia bacteriana a antibióticos o incluso genes de virulencia entre los patógenos bacterianos. Pero esta diseminación no la promueven todos los bacteriófagos.
Algunos, en función del tipo de genoma que presenten, la realizan con una mayor probabilidad, mientras que en otros la probabilidad que esto suceda es extremadamente baja. Por ello, el conocimiento del bacteriófago permite seleccionar a aquellos que no promuevan este fenómeno.
El uso de antibióticos también ha traído consigo la selección y emergencia de patógenos resistentes a estos compuestos. Debido a esto, se podría pensar que el uso de bacteriófagos podría dar lugar a la generación de bacterias resistentes a ellos.
Por otra parte, debemos pensar que el hecho de que existan bacterias resistentes a determinados bacteriófagos no afecta a la salud humana porque ello no compromete el uso de antibióticos ni de otros bacteriófagos. Para evitar las resistencias podemos utilizar mezclas de diferentes bacteriófagos y entonces las resistencias serían prácticamente indetectables, que es lo que actualmente observamos en nuestro estudios. Igualmente creo que es un tema donde debemos seguir investigando, ya que hay pocos estudios al respeto.
¿Existe legislación que regule o indique el uso de bacteriófagos?
De entrada no hay unas guías o normas a seguir sobre qué debemos presentar o qué estudios debemos realizar para registrar un producto basado en bacteriófagos, por ello a la hora de registrarlos debemos seguir las indicaciones del producto al que intentan sustituir.
Una vez que empezamos a trabajar con los bacteriófagos con mayor rigor, sí se han ido definiendo las características que deben tener ya que al principio se trataba de un producto distinto a todo lo conocido. Por ejemplo, en los Estados Unidos la FDA ya ha proporcionado unas características exclusivas para el bacteriófago según el uso determinado.
En cambio, en Europa no hay productos registrados para su uso aunque sí se han presentado algunos dosieres para productos muy concretos, pero todavía no existe la autorización para su uso en alimentos o como medicamentos para animales ya que exigen unos estudios más completos.
Únicamente está aprobado un compuesto basado en bacteriófagos contra Listeria por parte del Ministerio de Agricultura de Holanda para uso como “processing aid” en productos alimentarios orgánicos que lleven el símbolo de calidad EKO.
¿Qué nos puede aportar encapsular los bacteriófagos?
Encapsular los bacteriófagos nos puede aportar hacerlos más resistentes frente a acciones adversas, como en terapia oral donde transitan a través del sistema digestivo. Además, según el tipo de material con el que se encapsulen los bacteriófago, se puede aumentar su capacidad de adherencia al epitelio intestinal y por tanto podrán permanecer más tiempo en el tracto digestivo que es donde deben actuar. Este es parte de un trabajo que nosotros hemos realizado y seguimos trabajando en ello.
En cambio, en la utilización de bacteriófagos para otras finalidades como puede ser superficies etc., probablemente la encapsulación no aporte ninguna ventaja, excepto que se pretenda proteger al bacteriófago de condiciones que lo inactiven o bien aumentar su permanencia en estos ambientes.
¿Qué experimentos están llevando a cabo?
Nosotros empezamos hace unos años trabajando con bacteriófagos y ahora tenemos un cóctel formado por varios bacteriófagos muy activos frente a Salmonella.
Posteriormente, empezamos a experimentar con su uso en animales y nos dimos cuenta de la dificultad que suponía y a partir de ahí, promovimos el desarrollo del encapsulamiento y estamos trabajando todavía en este tipo de cápsulas.
Encapsular a los bacteriófagos puede aportar que sean más resistentes frente a condiciones adversas
También el estudio de la selección y emergencia de resistencias bacterianas frente a bacteriófagos es otra línea de investigación que tenemos abierta en nuestro laboratorio, ya que consideramos que es un tema de vital importancia para el éxito de la terapia fágica y por tanto se requieren estudios robustos y sólidos al respecto.
¿Crees que el sector está preparado para el uso de bacteriófagos?
Si les damos una alternativa que funcione sí. No obstante, deberemos convencer a la opinión pública, puesto que se puede generar una cierta reserva frente a productos tratados en algún momento con bacteriófagos, aunque, como ya he comentado, no haya ninguna posibilidad de que los bacteriófagos infecten a una célula eucariota.
El término virus puede traer consigo un rechazo aunque se le acompañe de la palabra bacteriano, por ello considero que debe ir apoyado por una fuerte campaña educativa donde se informe sobre qué son, por qué son útiles, qué representan frente al uso de antibióticos…
Es un poco similar a cuando empezamos a comercializar yogurt. En aquella época no se decía que allí habían bacterias ni que eso era lo bueno del producto. Ahora ya no nos queda duda de la importancia de las bacterias en el yogurt y de su papel beneficioso… con los bacteriófagos tendrá que pasar lo mismo