Por José Luis Valls García, Veterinario Asesor Avícola
La intervención de los medios de comunicación en estas situaciones no suele tranquilizar a los consumidores dándoles información objetiva, sino al contrario, se suele exagerar y en el peor de los casos anunciar terribles pandemias. Desgraciadamente estos últimos no suelen valorar el grave daño económico que ocasionan al sector afectado o a la economía de un país con una información sensacionalista.
Sin embargo, ante tal situación hay que aprender y aplicar en todo el sector las máximas garantías posibles. Por ello se debe de reforzar el concepto de CALIDAD Y EL DE SU CONTROL.
Ahora que todo apunta a la recuperación, no debemos olvidar las lesiones aprendidas y se deben establecer objetivos más ambiciosos. Tampoco debemos olvidar que es suficiente que el producto sea de calidad , sino que su manipulación, embalaje y transporte se tienen que hacer en condiciones óptimas. Así, cuando el consumidor lo adquiere al final, puede percibir la calidad del producto.
Lo primero que hay que garantizar las materias primas y analizar su trazabilidad pues es la base del producto tanto primario como transformado. Lógicamente cualquier efecto inicial afectará al resto de la producción.
Verificaremos que las condiciones de higiene de las zonas de trabajao y las condiciones de los operarios manipuladores de alimentos son las adecuadas.
Además, el embalado y transporte nunca deberán poner en peligro la calidad del alimento producido.
Afortunadamente, aquella vieja idea de que había algunas empresas donde el departamento de calidad era un saco sin fondo en gastos , ha cambiado totalmente. Como ejemplo en el 2012 los análisis de calidad crecieron en un 111% y en 2013 aumentaron en un 72% en el período anterior. A su vez las auditorías de higiene de los alimentos lo hicieron en un 27% en 2013.
El mantenimiento de un buen precio y una buena calidad no siempre son dos conceptos que están reñidos. No podemos olvidar que una inspección de calidad a tiempo , puede evitar consecuencias irreparables y una sangría económica continua en reclamaciones y devoluciones.
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