Por Manuel Pizarro Díaz
DVM, PhD, Dipl. ECVP
Profesor de la Facultad de Veterinaria, Univ. Complutense de Madrid
Las alteraciones de la osificación y por tanto las lesiones óseas conllevan deformidades de miembros inferiores o alteraciones de la locomoción, y como se verá en este artículo se trata de lesiones que pueden aparecer entre las 2 y 3 semanas de vida e incluso en animales adultos.
Figura 12. Epífisis de huesos con discondroplasia tibial. Se aprecian gruesos fragmentos de cartílago en algunas zonas de la placa de crecimiento, que incluso llegan a la diáfisis.
“La discondroplasia puede estar causada por la oclusión de los vasos sanguíneos en la zona de proliferación ósea”
DISCONDROPLASIA
Es una patología que se comenzó a ver a partir de finales de los años 70 con el desarrollo de las estirpes aviares pesadas de crecimiento muy rápido; así las primeras descripciones las realizó Poulos en 1978, en concreto en tibias de pavo de carne de unos 20 días de edad.
Por ello se denominó discondroplasia tibial o TD, aunque con posterioridad se ha visto en otros animales, sobre todo pollos de estirpes pesadas, y en otros huesos.
La discondroplasia es un fallo focal de la osificación endocondral, por lo que se afecta solo una parte de la placa de crecimiento, dando lugar a masas de cartílago prehipertrófico anormal que crece pero no se osifica (Fig. 12).
Este tejido cartilaginoso se considera anormal o patológico, apreciándose las lagunas (huecos que ocupan los condrocitos) más pequeños de lo normal, y la matriz más abundante. Por lo cual aparecen las células más pequeñas y más alejadas unas de otras (Fig. 13).
Figura 13. Aspecto histológico de la displasia. Destaca un fragmento de cartílago en la parte superior de la placa que se extiende hasta la diáfisis
Así clínicamente se empezó a ver en pavos muy pesados y pollos con crecimiento rápido, los cuales empezaban a tener una marcha insegura o tambaleante, y estos animales se quedaban postrados rehusando el movimiento.
El cuadro se manifestaba a partir de las 2 semanas y en ocasiones hasta animales de 4 a 7 semanas de vida.
“A veces, la única forma de controlar la incidencia de la discondroplasia es intentar bajar el ritmo de crecimiento disminuyendo la energía en la ración”
Tras muchos estudios clínicos y experimentales se han ido dilucidando posibles etiologías, pues si bien la lesión es sencilla de identificar, las causas no lo fueron tanto. Hoy se sabe que existen numerosos factores predisponentes, como son:
- Genética: asociado a líneas comerciales de carne de crecimiento rápido.
- Balance ácido-base de la ración.
- Equilibrio calcio-fósforo.
- Micotoxinas.
Pero la causa directa que provoca esta lesión parece ser un problema vascular, y en concreto la oclusión de los vasos sanguíneos de la zona de proliferación; es decir que la falta de irrigación procedente de la epífisis produce una alteración de la maduración del cartílago que lleva a que este no se calcifique y se formen masas de cartílago anormal.
Estas masas a su vez al afectar solo a una porción de la placa de crecimiento hacen que el hueso crezca en longitud más por una zona que por otra, llevando a un incurvamiento del hueso largo.
Por todo ello, hoy seasume que la patogenia de la discondroplasia tibial se da por un problema de maduración del cartílago, con deficiencia de los condroclastos, y todo ello por la deficiencia en la invasión vascular proveniente de la epífisis del hueso.
A nivel práctico es un problema importante cuando afecta a un número significativo de animales y en ocasiones la única forma de limitar la incidencia es intentar bajar ese ritmo de crecimiento, disminuyendo la energía de la ración, aunque esta acción no suele ser del agrado del avicultor.
OTRAS LESIONES ÓSEAS:
Existen numerosas lesiones además de las descritas, muchas de ellas típicas de algunos tipos de animales, como son recién nacidos,b ponedoras, etc. A continuación describimos brevemente algunas de ellas:
“Spraddle legs”, o patas abiertas, es un problema que aparece en pollitos recién nacidos o en los primeros días de vida.
Inicialmente se asoció a suelos resbaladizos, sin embargo la incidencia alta en algunos lotes de pollitos indican que posiblemente esté asociado a problemas de incubación. (Fig. 14).
Fig. 14. Pollitos con Spraddle legs. Posiblemente por problemas de incubación
Osteomielitis:
Es un problema infeccioso con inflamación del hueso y de la médula ósea. No hay que olvidar que los huesos neumáticos o huecos de las aves contienen una cavidad que es una continuación anatómica de los sacos aéreos; por lo cual algunas infecciones de sacos aéreos (aerosaculitis) pueden complicarse con osteomielitis.
El signo clínico de la osteomielitis es la cojera sin ningún tipo de deformidad ni lesión aparente de los huesos. Esto es debido a que la osteomielitis es muy dolorosa, pero externamente no se ve; por lo cual se debe sospechar siempre que los animales tengan dolor y no se observen lesiones del hueso.
En tales casos es importante romper el hueso en las necropsias y observar el aspecto de la médula; ya que la médula normal hematopoyética es rojiza y en estos casos suelen observarse contenidos más o menos purulentos.
Fig. 15: Osteomielitis. Arriba aspecto macroscópico de la médula, de color amarillento con masa de pus. Abajo imagen histológica con formación de granuloma heterofílico.
También es importante realizar histología, pudiendo observar granulomas y áreas necróticas con infiltrados inflamatorios, e incluso cultivos bacterianos para determinar el agente etiológico (Fig. 15).
Fatiga de las ponedoras
También conocida como osteoporosis, no es ni más ni menos que la descalcificación de los huesos, pero en caso de aves adultas. Generalmente se asocia a ponedoras comerciales que son alimentadas con piensos deficientes en minerales.
El cuadro también parece favorecido por la inactividad de la ponedora en batería, o bien es secundario a enteritis. En cualquier caso la gran pérdida de calcio que supone la fabricación de la cáscara del huevo es determinante en la descalcificación.
En estos casos es frecuente observan animales con esternón o quilla sigmoidea (en forma de ese), así como deformidad de huesos largos, e incluso fragilidad ósea y fracturas frecuentes (Fig. 16).
Fig. 16: Fatiga de las ponedoras: aspecto típico del esternón o quilla en forma sigmoidea o de “ese”.
Rotaciones y otras deformaciones tibiales
Son problemas que se observan con relativa frecuencia, a veces con incidencias importantes en los lotes de animales, sobre todo asociado a las líneas pesadas de carne con crecimientos rápidos.
También se pueden favorecer por desequilibrios minerales, deficiencias de oligoelementos o vitaminas, tóxicos subclínicos, etc. Que en la mayoría de los casos son muy difíciles de identificar, y su morfología puede ser variada (Fig. 17).
Fig. 17: Diversas deformidades y rotaciones de huesos tibiales en aves.