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El uso de piensos granulados mejora los resultados productivos y económicos por lo que esta presentación del pienso predomina a nivel mundial. Las características del gránulo ha adquirido una importancia creciente en los últimos años.
Para entender los posibles beneficios de la granulación, o en su caso de la presentación en harina, ha de tenerse en cuenta que el gránulo va acompañado siempre de molienda fina, mientras que la harina se acompaña de moliendas gruesas de los ingredientes. Aunque confundidos, los efectos de forma del pienso y tamaño de partícula son totalmente diferentes en el ave y explican en gran medida las ventajas e inconvenientes de cada tipo de presentación. A este particular, las mayores ventajas del gránulo tienen lugar previo al consumo: desde el inicio del proceso de fabricación hasta el pico o momento en el que el ave ingiere el pienso.
Diversos investigadores han mostrado que de 0 a 21 d de edad la presentación en migas o microgránulos mejora el consumo voluntario en comparación con la presentación en harina, dando lugar a mejoras de los crecimientos en torno al 15-20%. Estas ventajas tienden a disminuir con la edad del ave, especialmente cuando los pollos reciben un pienso común granulado. Además, las ventajas del gránulo son mucho más importantes para las ganancias diarias que para los índices de conversión, lo que sugiere que las principales ventajas de la granulación son el aumento del consumo y la reducción de las pérdidas de pienso, con escaso efecto sobre la digestibilidad de los nutrientes.
Previo al proceso de granulación, los ingredientes se muelen finos a fin de mejorar la calidad del producto final.
El desperdicio por el ave es más importante en granjas antiguas con mal manejo o comederos mal diseñados. La presentación en gránulo facilita el consumo por el ave, reduciendo las necesidades de mantenimiento ya que el pollo come más rápido y pasa más tiempo descansando. Además, el ave puede consumir el gránulo que caiga a la cama pero no la harina. Por todo ello, el granulado mejora los índices de conversión en esta fase pre-consumo. Una vez que el pollo consume el gránulo éste pasa bien al buche bien a la molleja donde pierde su estructura.
Una vez ingerido, es difícil distinguir si el pollo consumió un pienso en harina o en gránulo. A partir de este momento ya no hay efecto de la forma de presentación, puesto que ésta ha desaparecido, siendo el tamaño fino de la molienda el factor.Tras la ingestión, el tamaño de partícula podría ser más importante que la presentación previa del pienso en relación con la funcionalidad del aparato digestivo. La granulación reduce el tamaño de partícula del alimento favoreciendo el tránsito rápido de la digesta a través de la parte proximal del TGI. Como consecuencia, el ave no se siente saciada y tiende a aumentar el consumo. Por otro lado, debido a la mayor velocidad de tránsito, los piensos granulados (y por tanto molidos finos) perjudican la funcionalidad de la molleja con un menor desarrollo de las capas musculares.
Por el contrario, las partículas gruesas permanecen en la molleja, mejorando el desarrollo de las capas musculares y el funcionamiento del órgano. Además, la mayor motilidad de las paredes y mucosas del aparato digestivo, mejora el estatus sanitario y la productividad de las aves. Por tanto, en ausencia de antibióticos y presencia de camas húmedas, es aconsejable aumentar el tamaño de las partículas del pienso, aún cuando se perjudique la calidad del gránulo.
Ventajas
Las ventajas de las migas o de los microgránulos dependen en gran medida de la calidad del producto final con beneficios menos pronunciados e incluso inexistentes con migas de baja calidad con exceso de finos, o gránulos blandos que se deshacen con facilidad previo a su llegada al comedero. Es conveniente que el porcentaje de finos a la altura del comedero no supere el 25-35%.
De forma general, se recomienda utilizar piensos en forma de microgránulos o migas de calidad no excesivamente secos (MS < 90%) de 0 a 15 días de edad.- Durante los primeros días de vida microgránulos de 2 mm de Ø y longitud inferior a 4 mm mejoran el consumo y el crecimiento del pollito.
- A partir de los 18-20 días de vida el pollo acepta gránulos de tamaño superior (≤ 3 mm de Ø) A partir de los 22-25 días de edad gránulos de 3,5 mm Ø son adecuados.
Normas muy estrictas en relación con el porcentaje de finos obligan a moler muy fino los ingredientes y a aplicar vapor caliente en exceso, con temperaturas del alimento superiores a 90 ºC de forma puntual durante la granulación, lo que resulta en gránulos excesivamente duros que reducen el consumo.
Además del rechazo del pienso y el aumento del desperdicio, moliendas finas y calor excesivo reducen la digestibilidad de los nutrientes, aumentando la incidencia de camas húmedas.
A efectos prácticos, podría interesar en determinadas circunstancias, el uso de harinas gruesas a partir de los 21-25 días de edad bien para reducir los crecimientos diarios y la posible incidencia de problemas metabólicos relacionados con la calidad de la canal, bien para mejorar la salud intestinal del ave, con camas más secas y menor incidencia de úlceras y callos en pechuga y tarsos quemados.
FUNCIONALIDAD DE LA MOLLEJA
La molleja es el órgano “director” del aparato digestivo de las aves. El vaciado de la molleja, el tránsito armónico de la digesta al intestino delgado y la mayor intensidad de los movimientos antiperistálticos, dependen en gran medida de la funcionalidad de este órgano. Una molleja poco desarrollada reduce la producción de HCl en el proventrículo con la consiguiente subida del pH lo que perjudica la activación del pepsinógeno. Además, la molleja es co-responsable de la producción de enzimas y secreciones biliares en el TGI, lo que afecta la digestibilidad de los nutrientes.
Un exceso de nutrientes en el intestino delgado, en especial de almidón por paso rápido del alimento desde la molleja, una menor actividad de la pepsina por falta de HCl y una reducción de los movimientos antiperistálticos, afectan a la digestibilidad y resultan, caso de no utilizar antibióticos como promotores de crecimiento, en fermentaciones anómalas en intestino grueso con mayor incidencia de procesos entéricos.
El exceso de calor aumenta a menudo la viscosidad de la digesta en piensos basados en cereales blancos, lo que afecta a la calidad de las camas y al crecimiento del pollo de engorde. El problema se reduce e incluso desaparece con la utilización de complejos enzimáticos adecuados. El procesado del grano (molienda fina y aplicación de calor) sin embargo, podría ser beneficioso en el caso de piensos basados en guisantes o concentrados de proteínas vegetales, ya que mejora la digestibilidad del almidón y de la fracción proteica.
La utilización de cantidades crecientes de trigo entero (5 a 25%) en función de la edad del ave, es una práctica común en numerosos países Europeos tales como Países Bajos, Dinamarca, Reino Unido y España. La inclusión de trigo, a partir de los 7 días de edad, mejora la fisiología digestiva del pollo sin afectar el consumo de forma relevante. El trigo entero (o en su defecto maíz troceado o molido muy grueso) podría mejorar la capacidad de las aves para defenderse de procesos digestivos, incluyendo clostridiosis, coccidiosis, contaminación por Samonellas spp y colibacilosis. En caso de utilizar porcentajes altos de trigo durante la última semana de vida, debe alargarse el período de retirada del pienso en granja a fin de facilitar la eliminación completa del contenido del aparato digestivo.
La utilización de otros cereales, tales como la cebada, no parecen mostrar efectos tan beneficiosos (Bennett et al., 2002), sin que se sepan las razones de estas diferencias. A tener en cuenta que las aristas fibrosas del grano de cebada podrían dañar las estructuras de las mucosas y de los tejidos blandos alrededor del pico, afectando al consumo voluntario. Probablemente, los efectos sobre la salud intestinal de la inclusión de grano entero, adición de fibra insoluble, suministro del pienso en harina y tamaño grueso de las partículas, tengan en común su acción dinamizadora del desarrollo de la molleja, órgano director del peristaltismo intestinal y del funcionamiento correcto del aparato digestiv
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