Mientras el sector avícola lleva soportando desde hace tiempo una crisis de precios que hace que la situación se esté volviendo crítica.
El exceso de producción de huevos y la reducción de las exportaciones agravan al sector de puesta que necesita medidas sobre la producción, a la vez que un estímulo del consumo.
Hay también que modificar las condiciones que regulan el comercio exterior y considerar sensibles a los productos del huevo en tratados con terceros países o incluso que menos que hacer cumplir las normas sanitarias de la UE en las importaciones avícolas.
Actualmente el mercado de pollos se caracteriza por unos precios que no compensan los costos de producción más los de sacrificio. Esto se debe a las presiones bajistas que sobre las cotizaciones avícolas ejercen las grandes cadenas de distribución para unos productos que no son valorados por su calidad y que muchas veces son utilizados como productos reclamo.
Posiblemente después de las reuniones y movilizaciones de un pasado cercano, el comportamiento de las grandes superficies haya cambiado algo en este aspecto. Hay que tener en cuenta la cantidad de tiempo que llevan las empresas avícolas efectuando inversiones en la mejora de instalaciones, en incrementar la bioseguridad y la sanidad o en mejorar el bienestar animal.
Es importante que las interprofesionales del sector avícola establezcan planes sectoriales a corto y medio plazo, con desaparición de las cotizaciones de las lonjas de pollo vivo y huevos, controladas en la mayoría de los casos por intermediarios que no tienen en cuenta las existencias reales de productos.
Por qué no aprendemos un poco de nuestros colegas franceses e intentamos conseguir que la diferencia de más de 1 euro que hay ahora a su favor en el precio del kilo de pollo a la venta nada más cruzar la frontera se reduzca sólo un poco. Es una diferencia económica enorme que hace salvar un sector o hundirlo, teniendo además unos costos de producción similares.
España se está convirtiendo en un país de producción avícola de low-cost, en que los costos de producción se están comiendo a las empresas en un sector en que muchos prefieren quedarse tuertos mientras otros se queden ciegos.
Mientras tanto y si nadie se decide a estimular el consumo interno de productos avícolas en nuestro país, queda solo la apertura de mercados externos. Acción necesaria de competitividad que ha visto su éxito refrendado por la calidad de nuestros productos.
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