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Síndrome Respiratorio Aviar: una enfermedad con múltiples etiologías

Escrito por: Paulo Martins
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Es muy raro encontrar en el campo problemas respiratorios causados por un único agente con lesiones típicas o patognomónicas. En general, la enfermedad respiratoria de las aves son complejas, de etiología múltiple y de naturaleza sindrómica. Pueden estar implicados varios agentes (Figura 1) y, en función del material enviado al laboratorio, del estadio de la infección en el momento de la obtención de muestras y de los medios y métodos de diagnóstico disponibles, no es infrecuente que distintos laboratorios de patología lleguen a diagnósticos diferentes. Muchos de estos agentes, por sí solos, no producen síntomas respiratorios graves, pero, cuando se combinan, los mismos agentes pueden producir desde síntomas clínicos discretos, como disminuciones variables de la puesta y alteraciones de la calidad externa e interna de los huevos, hasta mortalidad.

Los productores y técnicos disponen de una lista de vacunas comerciales eficaces producidas con los diversos agentes etiológicos como enfermedad de: Newcastle, Bronquitis Infecciosa, Metapneumovirus Aviar, Laringotraqueitis, M. gallisepticum, M. synoviae, E. coli, Coriza Infecciosa y Cólera Aviar. Sin embargo, la infección por diferentes serovares y/o subtipos, que no están cubiertos por las vacunas comerciales, lleva al técnico responsable a buscar alternativas, como el uso de autovacunas, que podrían satisfacer mejor las necesidades de la granja.

Figura 1 – Síndrome Respiratorio Aviar: agentes biológicos seleccionados (bacterianos y virales) que pueden estar implicados en la aparición de cuadros clínicos respiratorios.

Este es el caso de algunos brotes de Coriza Infecciosa (CI), causada por Avibacterium paragallinarum, en los que un mismo serogrupo del agente presenta diferentes serovares. En algunos países de América Latina, el uso de autovacunas ha contribuido al control de la CI con síntomas clásicos (sinusitis, disminución de la postura, mortalidad) en regiones donde las vacunas comerciales no proporcionan una cobertura satisfactoria. En algunos países de América Latina, las vacunas comerciales son tan eficaces como se esperaba. Algunos autores sostienen que caídas de la postura superiores al 20% podrían indicar la aparición de enfermedades con etiologías múltiples y no sólo la infección por A. paragallinarum. El uso de pruebas de serotipado y protección cruzada es de gran ayuda para identificar cepas de A. paragallinarum de diferentes serovares. Esta técnica también es útil en la producción de vacunas regionales más eficaces, en las que es necesaria la introducción de determinados serovares.

El recrudecimiento de las infecciones más graves por M. gallisepticum (MG) en algunas regiones avícolas o granjas comerciales de ponedoras está probablemente relacionado con una menor atención a las medidas básicas de bioseguridad en la granja. La producción comercial de huevos se realiza generalmente en granjas con núcleos de múltiples edades, lo que dificulta el establecimiento de un vacío sanitario mediante el método «todo dentro-todo fuera», herramienta fundamental para reducir la presión de infección, enfermedad por éste y otros agentes. Por otra parte, las vacunas vivas atenuadas contra MG son una herramienta útil para controlar los problemas clínicos de estos agentes, incluyendo la reducción de la producción de huevos.

Gallibacterium anatis (GA), anteriormente clasificada como Pasteurella haemolytica, se ha aislado de aves clínicamente sanas y, al parecer, forma parte de la microbiota normal del tracto respiratorio y del tracto reproductor inferior. Los trabajos sobre la detección del agente mediante cultivo y la identificación de GA realizados en Europa muestran que la bacteria se ha aislado en granjas de reproductoras pesadas (28%), reproductoras livianas (40%), ponedoras en jaulas (67%) y aves orgánicas en libertad (96%), pero no en granjas de abuelas pesadas, lo que demuestra que la bioseguridad puede desempeñar un papel importante en el control de la infección por este agente. Se ha aislado GA en cultivos puros de aves con salpingitis, ooforitis, atrofia ovárica, peritonitis, pericarditis, hepatitis, postura abdominal y lesiones del tracto respiratorio superior en lotes que han bajado la puesta. Algunas aves presentan el síntoma clásico de la cabeza hinchada, por lo que es necesario establecer un diagnóstico diferencial. Las aves livianas generalmente presentan el problema al inicio de la puesta. El uso de vacunas comerciales y autovacunas de G. anatis (YsabelKoga, comunicación personal) en ponedoras ha demostrado ser útil en el control de esta infección en zonas de alta concentración de ponedoras comerciales en Perú.

La Escherichia coli patógena aviar (APEC) es el agente bacteriano más frecuentemente implicado en afecciones y enfermedad respiratorias, septicémicas y reproductivas, generalmente como agente secundario. Es importante mencionar que esta bacteria forma parte de la microbiota entérica normal de las aves y algunas muestras son potencialmente patógenas para las aves, no en el intestino, sino cuando invaden otros órganos, tejidos y sistemas. Durante los últimos 60 años de avicultura industrial, esta bacteria ha vivido en el medio intestinal de las aves comerciales, haciendo frente y adaptándose a diferentes concentraciones de antimicrobianos, anticoccidianos y otros fármacos. Por lo tanto, el aislamiento de esta bacteria a partir de la luz intestinal y su perfil de resistencia a los antimicrobianos, cuando se aísla de allí, tiene escaso valor informativo o pronóstico. Con numerosos factores de virulencia, E. coli tiene un notable poder invasivo y de diseminación fecal. Los factores infecciosos, ambientales o nutricionales que alteran el epitelio, las mucosas o interfieren con el sistema inmunitario de las aves favorecen la invasión de muestras patógenas de E. coli que acaban participando en afecciones clásicas como: enfermedad respiratoria crónica, síndrome de la cabeza hinchada, salpingitis, dermatitis, celulitis y onfalitis. Se han utilizado vacunas inactivadas en reproductoras para transferir la inmunidad a sus descendientes.

Medidas generales de control del síndrome respiratorio:

Además de aplicar medidas generales de bioseguridad, en la práctica, la cloración del agua de bebida (2-3 ppm en condiciones normales y hasta 5 ppm en condiciones de desafío) y la pulverización sistemática de las manadas con desinfectantes a base de amoníaco o cloro pueden ayudar a controlar la transmisión horizontal de los agentes e incluso las manifestaciones clínicas.

Dada la complejidad e interrelación de los agentes de la Figura 1, es necesario que los laboratorios de diagnóstico públicos y privados trabajen con un enfoque diagnóstico multidisciplinar que incluya diversos procesos como la serología, la bacteriología, la virología y la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). La investigación bacteriológica, además de los medios de cultivo aeróbicos y anaeróbicos tradicionales, debe incluir también la búsqueda de microorganismos de crecimiento rápido en microaerofilia y en medios de cultivo que permitan el aislamiento de determinadas bacterias, como el agar enriquecido con sangre de oveja. Las pruebas de identificación de patógenos, como la PCR, son muy útiles por su rapidez, sensibilidad y, en ocasiones, especificidad.

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