Dada la latitud de nuestro país, que cuenta con inviernos bastante fríos y veranos muy calurosos, con diferencias de temperaturas mínimas y máximas que fácilmente alcanzan los 50º C a lo largo del año, y así mismo, también se instalan potentes sistemas de calefacción para asegurar las temperaturas interiores necesarias en los meses fríos, y en los arranques de camadas.
En este artículo haremos una revisión de los sistemas de calefacción actuales, que debido a los cambios de tecnologías con respecto a los usados anteriormente, conllevan cambios en el manejo de los animales, y la preparación de las naves de manera óptima para la recepción de estos.
Los pollos de engorde actuales, tienen una vida media de unas 1000 horas, por lo que cualquier alteración que hagas sobre ellos, y que les afecte mínimamente, digamos que unas 10 horas, supone un 1% del total de su tiempo, y este 1% puede parecer poco, pero hoy en día, esto puede llegar a ser la diferencia entre una camada muy buena, y una simplemente buena.
Temperatura de la cama
Los pollos de engorde, según llegan a las naves, suelen contar con apenas unas horas de vida, y su capacidad para autorregular su temperatura corporal es muy baja, por ello, es fundamental que aparte de conseguir una temperatura y humedades del aire óptimas dentro de la nave ( 50-55% HR 33-34ºC ) es igual de importante que la cama también cuente con la temperatura adecuada, pues es el hábitat que se encuentran los animales al llegar a la nave, y sobre el cual van a desarrollar su vida.
La cama, independientemente del material que utilicemos en ella, debe tener dos características fundamentales:
- Capacidad de absorción de humedad, para poder recibir las deposiciones de los animales, reteniendo las materias sólidas, y evaporando la humedad,
- También debe tener una gran capacidad de aislamiento térmico, para aislar a los animales del frío de la solera y proporcionar un superficie agradable donde los pollos aniden y puedan posarse a descansar, sin que esta superficie les robe calor al estar demasiado fría, ni les transmita humedad o en estadios de alta fermentación debido a la humedad, amoniaco que provoque pododermatitis en la patas y pechugas quemadas.
Debido a la capacidad aislante que debe tener la cama, hablamos de materiales que tienen una muy baja transmisión térmica y aquí viene el problema, al ser materiales aislantes, resultan muy difíciles de calentar y llevar a la temperatura adecuada en el momento de entrada de animales.
En el momento de entrada de los animales, la temperatura del aire y condiciones de este, deberían ser iguales a la temperatura de la cama, pero, la práctica es que, si lo controlamos, veremos que rara vez coinciden, y la temperatura de la cama siempre es menor que la del aire. Esto, sencillamente, no es bueno para los pollos de pocas horas, pues va a provocar que los animales pierdan temperatura al contacto con la cama.
Sistemas de calefacción en avicultura
Los sistemas de calefacción tienen dos maneras de transmitir la temperatura al medio que deben calentar:
- por radiación,
- o por convección
Los cañones de gas / diésel
Los cañones de gas / diésel, independientemente de si son de combustión estanca o directa, transmiten el calor al aire por radiación, al igual que las calderas o sistemas de biomasa.
Esto es, calientan solo y directamente el aire, y éste, posteriormente transmite por convección a todas las superficies con las que está en contacto la temperatura de éste, paredes, cama, techo, comederos, bebederos, etc.
Los sistemas de suelo radiante
Los sistemas de suelo radiante, transmiten el calor por radiación al suelo de la nave, calentando directamente éste, y transmitiendo también por radiación este calor a la cama, y por convección al aire que está sobre esta en la nave, y, por ende, al resto de elementos que están en contacto con el aire.
Las campanas de gas
Las campanas de gas o sistemas de hilo radiante calientan el aire de la nave por radiación y también calientan la cama por efecto de esta radiación, al estar enfocadas hacia el suelo de la nave, y el aire transmite por convección el calor al resto de elementos de la nave.
Existen otros tipos de calefacción para naves de engorde avícolas, pero por su baja utilización, no vamos a nombrarlos en este artículo.
Cuanto mayor sea la diferencia de temperatura entre los dos elementos en contacto, mayor será la velocidad de transmisión de ésta, tanto en los medios de transmisión por radiación como en los de convección, luego dependerá, del tipo de material al que le estemos transmitiendo el calor, y su capacidad de transición interna de la temperatura. Esto es, si es más o menos aislante, el tiempo que tardará en alcanzar la temperatura que se le está transmitiendo.
Dicho todo esto, y traducido a la situación actual de las naves, especialmente en nuestro país, tenemos las siguientes situaciones:
Actuando en consecuencia…
Es muy importante que la temperatura de la cama sea la adecuada, en los primeros días de vida de los animales, para su correcto desarrollo, y su correcta distribución uniforme en la nave, para evitar zonas de sobrepoblación y zonas vacías que ralentizan su crecimiento.
Como norma general, debemos procurar un buen precalentamiento, dando el tiempo necesario para conseguir no solo una temperatura de aire, que es lo que nuestro ordenador climático va a solicitar y regular, si no también, una correcta temperatura de la cama, controlando esta.
- Hay que tener en cuenta, además, la posición de las sondas de temperatura de la nave y el tipo de construcción de esta.
- Los sensores han de estar situados lo más bajo posible, para medir allí donde están los animales, no más arriba, en una nave de unos 16 metros de ancho y construcción a dos aguas, en un gradiente de unos 33ºC podemos tener diferencias de hasta 5ºC desde el suelo hasta el techo en su altura máxima en el centro de la nave.
Un buen precalentamiento, se conseguirá principalmente con mayor tiempo, esto es arrancando la nave con mayor antelación, deberá ser mayor cuanto más fría esté la cama, y un buen método es hacerlo escalonadamente, incrementando la temperatura gradualmente, y controlando la temperatura de la cama:
Un termómetro de infrarrojos, muy populares últimamente debido a la Pandemia de Covid-19 debería ser suficiente para tener un control de ello, y deberá hacerse en varios puntos de la nave para comprobar la uniformidad, actuando sobre los calefactores, recirculadores, etc., en el caso de diferencias de unas zonas a otras.
El confort térmico de los animales en sus primeros días, donde su capacidad de autorregulación es muy limitada, es fundamental para tener un buen arranque de camada, y en el 100% de las ocasiones, merece la pena invertir en un buen precalentamiento, pues se verá recompensado por el mejor desarrollo inicial de los animales.
PDF