La producción ganadera afecta al medio ambiente a través de las emisiones que van al agua, suelo y atmósfera, en forma de Fósforo, Nitratos, gases que afectan a la calidad del aire (NH3) y gases de efecto invernadero (GEI), al igual que otros muchos sectores.
De manera general, el sector agrario, y la ganadería particularmente, representa una parte importante del total de estas emisiones al medio ambiente.
Según el informe SEI relativo a GEI de marzo de 2023, se estima que la ganadería en España contribuye con un 62.7% de las emisiones de metano (aves 2%) y un 46,6% de las emisiones de amoniaco (aves 19,09%).
Ante este reto medioambiental, se han asumido compromisos internacionales, como reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 en al menos un 55% con respecto a los niveles de 1990.
- Por este motivo, en julio de 2021 la Comisión Europea presentó un conjunto de propuestas legislativas, conocido como “Fit for 55 Package”, cuyo objetivo es revisar y actualizar la legislación de la UE y lanzar nuevas iniciativas para garantizar que las políticas de la UE estén en línea con este nuevo -55% objetivo.
SITUACIÓN EN ESPAÑA
En España tenemos un Plan Nacional Integrado de la Energía y Clima (PNIEC), y un Programa Nacional de Control de la Contaminación Atmosférica (PNCCA). En estos planes se contempla que la ganadería tiene un rol importante para contribuir a cumplir los objetivos climáticos.
El MAPA ha desarrollado ECOGAN, un sistema informatizado que permite a los sectores ganaderos cumplir con sus obligaciones legales en cuanto a comunicación de emisiones en granjas.
- Está disponible actualmente para el sector porcino y próximamente pasará a acoger al sector avícola español, comenzando esta incorporación por la avicultura de carne, para pasar posteriormente a la avicultura de puesta.
El registro en ECOGAN, de las mejores técnicas disponibles (MTD) aplicadas en las granjas, comenzará a ser obligatorio en 2023.
“Los titulares de las granjas son responsables de la estimación de sus emisiones y de la aplicación de las Mejores Técnicas Disponibles (MTD), para evitar o, cuando ello no sea posible, reducir las emisiones y el impacto en el conjunto del medio ambiente. También son responsables de notificar la implementación de estas técnicas a las autoridades competentes”. Fuente: Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
¿Cómo se evalúa la huella ambiental (HA) en producciones avícolas y qué factores tienen mayor impacto?
La mejora en la eficiencia de la alimentación, aumento de la productividad, longevidad y mejora de la salud de los animales, entre otros, han sido hasta ahora impulsores de la sostenibilidad ambiental del sector sin que esto haya sido parte de un plan de reducción de emisiones.
De hecho, las estimaciones de la evolución de la huella ambiental en los últimos años así lo reflejan. En el sector ganadero, las aves son la especie que menos emisiones de GEI genera por kilogramo de proteína producida (Gráfico 1).
Desde luego, es para hacer gala de la eficiencia del sector, además de servir de motivación a seguir contribuyendo con los compromisos medioambientales en todas las partes de la cadena de valor para mantener el liderazgo y servir de ejemplo.
Para dar la información del cálculo y monitorización del impacto ambiental de las explotaciones, en primer lugar, es necesario conocer a través de la metodología del análisis de ciclo de vida (ACV) la HA de los piensos.
Esta se calcula a través de la metodología PEFCR (Product Environmental Foodprint Category Rules), las Reglas de categoría de la huella medioambiental de los productos (FEFAC 2018 en el caso de los piensos).
Una producción sostenible no debería comprometer la economía, productividad y eficiencia del sector avícola.
Las MTDs, planteadas por los reguladores, son un refuerzo a este compromiso de la ganadería para seguir reduciendo el impacto medio ambiental de nuestras granjas.
- Sin embargo, toda la cadena de valor debería de trabajar en la armonización y la transparencia de las prácticas que nos lleven a cuantificar de forma correcta y poner en valor todos aquellos procedimientos que contribuyen a cumplir con nuestro compromiso de reducir la HA.
Consiste en combinar la información de HA de las materias primas (Gráfico 2) (mediante bases de datos secundarias, GFLI, Agri-footprint, Agribalyse, Econinvent) y los propios datos de la empresa (energía empleada en el proceso de fabricación, transporte del pienso a destino).
En segundo lugar, debemos poder cuantificar las emisiones que se generan en la propia explotación mediante una metodología basada en estándares internacionales (IPCC 2021, guía LEAP-FAO2016), para poder llegar a conocer la HA del producto final (Kg de carne, kg de huevos).
Cuantificar la HA del producto final es posible con la ayuda de softwares especializados en análisis del ciclo de vida.
Estos emplean la metodología estándar de ACV junto con bases de datos, que hacen posibles cálculos adecuados para las distintas categorías de impacto ambiental en cada uno de los procesos de fabricación, producción y transporte.
En el caso de la producción avícola, la Comisión Europea ha seleccionado las categorías que más peso tienen en el impacto ambiental y que aparecen en la tabla 1 (basado en PEFCR para piensos, FEFAC 2018).
Una vez conocida la huella ambiental del producto, un primer paso para aquellos que quieran empezar con un plan de reducción de huella ambiental, sería acometer acciones que tengan como objetivo principal mejoras en aquellos factores que tienen mayor peso en la HA del producto final (Gráfico 3). Normalmente, suelen ser:
- La eficiencia de la alimentación y tipo de materias primas que la componen (el pienso puede llegar a suponer hasta un 80% de la HA del producto).
- La productividad y la salud animal.
Estos factores, aparte de reducir HA, pueden entregar un retorno de la inversión si se utiliza la estrategia correcta.
¿Cuánto podríamos reducir las emisiones con programas de eficiencia y salud para que además nos entregue un retorno de la inversión?
Pongamos como ejemplo una granja de gallinas ponedoras en el que tenemos como objetivo reducir la HA, aplicando un programa de nutrición de precisión.
- Este consiste en introducir un ajuste nutricional en la alimentación hasta el pico de puesta y, posteriormente, un programa de alimentación diferenciada en el resto de la puesta.
Si adaptamos el programa de alimentación a este hecho y hacemos una alimentación multifase, está demostrado que se puede reducir el consumo de energía sin perjudicar el rendimiento, reducir el consumo de calcio y mejorar la calidad de la cáscara.
- De la misma manera, en general reduciremos la cantidad de nutrientes excretados al medio de manera consistente.
“Las necesidades de aminoácidos, energía, calcio y fósforo de las gallinas ponedoras no se mantienen constantes, sino que varían a lo largo del día. Atendiendo a las diferentes necesidades en nutrientes que tiene la gallina para la formación de los diferentes componentes del huevo. Los sistemas de alimentación en ponedoras de dieta única con niveles constantes de nutrientes pueden no resultar en una utilización óptima de los nutrientes”, (Chah, 1972; Leeson y Summers, 1997).
Cuando las gallinas pueden elegir, seleccionan sus nutrientes en función de la fase de formación del huevo.
Los piensos utilizados en el ejemplo son fórmulas estándar que contiene principalmente:
- Maíz
- Cebada
- Trigo
- Soja
- Aceite de soja
- Aceite de girasol
- Corrector vitamínico-mineral.
Los parámetros productivos de los escenarios planteados están recogidos en la Tabla 2.
- Un software especializado -en ACV de gallinas ponedoras- utiliza estos datos de producción (consumo de pienso, duración del ciclo, masa de huevo, mortalidad…) junto con los de la HA de los piensos formulados, para calcular la HA por kilogramo de huevo producido en cada uno de los procesos.
Para simplificar el ejercicio, hemos usado solamente los datos de emisiones de la categoría de cambio climático (kg CO₂ eq por kg de huevo), ver Tabla 3.
Como conclusión, un plan de reducción de huella ambiental que tenga como objetivo mejorar la eficiencia de los piensos y la mejora de la producción, puede ayudar a reducir la HA de manera significativa, a la vez que reducir el coste de producción, contribuyendo a la sostenibilidad medioambiental, económica y social del sector avícola.
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