Acude a nuestro encuentro Josep María Galofré Fortuny, un hombre que transmite la alegría de aquellos que realmente disfrutan de su trabajo. Nos cuenta que, en una zona típicamente viticultora, le ofrecieron hacerse cargo de un terreno de 5 hectáreas. No dudó en aprovechar la oportunidad, pero con un cambio de rumbo, dejando atrás la vida convencional, para dar un nuevo uso al terreno. Así, comenzó un proyecto lleno de ilusión, lanzándose a la aventura de la producción del huevo campero-ecológico.
A la hora de plantearse el proyecto, se barajaron las distintas modalidades de producción, siendo la independencia un factor determinante en la decisión final.
¡Este es mi sueño! Antes trabajaba para pagar hipotecas, y ahora trabajo para mi, haciendo algo que me gusta
El producto obtenido se comercializa bajo la denominación de huevo campero-ecológico, lo cual le aporta un valor añadido excepcional, al poder abrirse al floreciente mercado de los “productos naturales y de proximidad”.
Si bien este tipo de producto tiene un coste adicional, la creciente preocupación por el bienestar animal ha propiciado la aparición de un nuevo tipo de consumidor, exigente con las condiciones de cría, y que prima la calidad y “naturalidad” del producto por encima del precio.
Creemos en nuestro producto, somos nosotros los que ponemos las condiciones de producción y venta, y sabemos que la producción ecológica le aporta un valor añadido a nuestros productos
Con el fin de poder cumplir con las exigencias de este tipo de producto, las instalaciones de Josep María deben satisfacer los siguientes requisitos (Reglamentos nº 834/2007 y nº 889/2008):
Las gallinas llegan a la granja con 18 semanas de edad, donde pasan un periodo de 1-1,5 meses para aprender a realizar la puesta dentro de los nidales, durando el ciclo de producción 18 meses, con un pico de puesta del 90% durante 4-6 meses.
Dentro de la nave nos encontramos con una fila de doble nido de INSAVI de gran calidad y durabilidad, que cuenta con un exclusivo sistema de expulsión mediante cremallera y suelo partido abatible.
Gracias a esta innovación, cuando la cremallera entra en funcionamiento el suelo se inclina, asegurando que todos los huevos hayan caído a la cinta transportadora.
Además, la elevación completa del suelo del nidal permite que toda la suciedad acumulada a lo largo de la jornada caiga, de forma que quede totalmente limpio cada día.
Otra medida que favorece la higiene en este tipo de instalación, es el slat de plástico, de forma que la gallinaza cae al suelo y se limpia al final de lote. INSAVI también ofrece la posibilidad de incorporar una cinta transportadora de gallinaza para la eliminación de ésta.
La nave cuenta con comederos de cadena plana en circuito rotativo acoplados a las perchas, y los bebederos de tetina inoxidable multidireccional con recipiente recuperador de agua.
Al salir al exterior de la nave, vemos que las gallinas cuentan con 1 hectárea de terreno exterior cubierto de viñas con un vallado perimetral, de forma que en los meses de verano, disponen de una cobertura vegetal bajo la cual refugiarse. Cumpliendo con la normativa establecida para esta modalidad de producción, todo el parque se divide en dos patios.
Las gallinas permanecen durante 4 meses en un patio, 40 días en el otro para que el primero se regenere, y después pasan a ocupar ambos patios durante 4 meses.
Este programa de rotación de patios se realiza durante todo el ciclo de producción. Josep María nos cuenta que cuando se planteó el proyecto, se encontró con que INSAVI era la única empresa nacional que fabrica este tipo de sistema alternativo para gallinas en libertad.
En mi experiencia personal con INSAVI he podido comprobar que se adapta a MIS necesidades y recibo una atención personalizada, lo que me aporta mucha tranquilidad en todo momento