La ventilación adecuada de los galpones avícolas es un arte en sí mismo. ¿Es prudente o no ventilar en los días nublados? La humedad relativa y otros factores juegan un papel importante para proporcionar a las aves un buen clima y condiciones de crecimiento propicio dentro del galpón.
Entre muchos productores avícolas existe la preocupación que el ingreso de aire fresco en una mañana nublada dará lugar a una mayor incidencia de apelmazamiento de la cama.
- Esto se debe a la creencia de que el aire brumoso que ingresa al galpón a través de las entradas de las paredes laterales contiene una gran cantidad de pequeñas gotas de agua que terminarán depositándose en la superficie de la cama.
La preocupación es lo suficientemente grande como para que algunos productores reduzcan los ajustes mínimos de ventilación en las mañanas nubladas en un esfuerzo por evitar que entre este exceso de humedad.
No obstante, aparentemente esta práctica puede parecer lógica, aunque el aire brumoso (con niebla) de hecho contiene más humedad que el aire sin niebla, la diferencia es mucho menor de lo que la mayoría creería y la reducción de las tasas de ventilación en las mañanas nubladas puede, de hecho, aumentar drásticamente la probabilidad de apelmazamiento de cama.
Aunque el aire brumoso parece estar lleno de humedad, no lo está.
En primer lugar, una gota de niebla es extremadamente pequeña, apenas 10 micrones de diámetro (0,0004” /0,01 mm)1. Para poner esto en perspectiva, la gota de lluvia típica tiene aproximadamente 2.500 micrones de diámetro (0,1” /2,5 mm), 250 veces el tamaño de una gota de niebla (Figura 1).
- A.-Dado que una gota de niebla es esencialmente microscópica, ¡se necesitarían cerca de 200 millones de gotas de niebla para llenar la tapa de una botella plástica de refresco! Hay aproximadamente diez millones de gotas de niebla en un pie cúbico de aire.
- B.-Lo cual parece mucho, pero dado que son tan pequeñas, la cantidad real de agua que agregan a cada pie cúbico (28 litros) de aire es insignificante, apenas 0,0002 onzas (0,006 ml) o 0,2 onzas (6 ml) en cada 1.000 pies cúbicos (2800 litros).
La humedad en el aire que no puedes ver es mucho mayor que la humedad que se puede ver en una mañana nublada.
- En una mañana fría y húmeda (40oF / 4,5°C @ 100% Rh) hay aproximadamente 6 onzas (177 ml) de humedad invisible por cada 1.000 pies cúbicos (2.800 l) de aire que ingresa a un galpón.
- Si hay niebla afuera, la cantidad de humedad en el aire aumentaría apenas 6,2 onzas (183 ml), un aumento de solo 3%.
La cantidad de humedad en el aire brumoso parece mayor de lo que realmente es porque no podemos ver a través de una gota individual de niebla debido a la refracción de la luz.
- De cerca, aunque pueden existir millones de gotas a uno o dos pies de su nariz, son tan pequeñas que su vista no se verá obstruida.
- Pero cuanto más lejos veas, mayor es el número de gotas a través de las que estás mirando, cada una de las cuales obstruye una porción muy pequeña de tu vista.
- Millones de pequeños puntos blancos se convierten en billones, trillones, cuatrillones, quintillones, etc. a medida que miras más y más lejos.
- Eventualmente, el efecto aditivo de todas las gotas obstruirá totalmente la vista de una persona.
- Cuanto más densa es la niebla, más rápidamente se obstruye la vista de una persona. Pero es importante tener en mente que incluso en una niebla muy densa todavía, hay relativamente muy poca humedad adicional en el aire.
LA DIRECCIÓN DEL AIRE ES IMPORTANTE
En muchos sentidos, si la humedad de la cama incrementa en una mañana fresca y húmeda tiene más que ver con el lugar al que se dirige el aire una vez que ingresa al galpón, que con el contenido de humedad del aire que con el contenido de humedad del aire.
Si el aire entrante cae rápidamente al suelo al ingresar al galpón, enfriará a las aves y removerá muy poca humedad de la cama, lo que con el tiempo hará que la cama se apelmace... después de todo, es difícil secar cualquier cosa con aire fresco y húmedo.
Pero, si el mismo aire se mueve a lo largo del techo hasta que llega al centro del galpón, y luego se mueve suavemente hacia el piso, la historia es muy diferente. Queremos maximizar la distancia que recorre el aire entrante antes de descender al nivel del suelo para que se pueda calentar por completo con el aire caliente que se concentra en el techo y que ha sido expulsado por el sistema de calefacción y por las aves (Figura 2).
Durante el tiempo que el aire pasa cerca del techo, la temperatura del aire aumenta y la humedad relativa disminuye, haciendo más fácil remover la humedad de la cama sin enfriar a las aves.
- De hecho, por cada 20oF (6,70C) que aumenta la temperatura del aire entrante, la humedad relativa se reduce a la mitad debido a la mayor capacidad de retención de humedad del aire caliente y, como resultado, la capacidad del aire para eliminar la humedad de la cama se incrementa drásticamente.
- Cuanto más se pueda calentar el aire antes de bajar al nivel del piso, más será la humedad que cada pie cúbico puede contener y, por tanto, menos pies cúbicos de aire se necesitan ingresar al galpón para eliminar la humedad que las aves agregan continuamente a la cama.
Cuando se trata de remover la humedad de la cama, la «calidad» del aire que se mueve sobre la cama es tan importante, si no más, que el volumen del aire que ingresa al galpón.
MANTENER LA VENTILACIÓN
Sí, cuando hace frío y está húmedo afuera, los extractores de aire brindan humedad al galpón. Y sí, es más difícil eliminar la humedad de un galpón en un día frío y húmedo que en un día frío y seco. Sin embargo, la reducción de las tasas de ventilación no resultará en una cama más seca.
- Por ejemplo, si en un galpón de 40′ x 500′ (12 x 250 m) la temperatura del aire es de 80oF (27°C) y la humedad relativa está al 50%, habrá aproximadamente 15 onzas (445 ml) de agua por cada 1.000 pies cúbicos (2800 litros) de aire en el galpón (obtenidos mediante la aplicación Poultry411).
- Asumiendo que el galpón tiene un volumen de 180.000 pies cúbicos (5.000 m3) con una altura de techo promedio de 9 pies (2,75 m), habría 2.700 oz (21 galones/80 litros) de humedad invisible en el aire. Si hubiera 20.000 aves de dos semanas de edad en el galpón, ellas agregarían la misma cantidad de humedad, 21 galones (80 litros) al galpón cada 45 minutos.
Si las tasas de ventilación se redujeran en una mañana fría y brumosa, aunque ingresaría menos «humedad exterior», no tardaría mucho en acumularse la «humedad interna» que agregan las aves, resultando en una cama apelmazada.
- Puede ser mejor pensar en ventilación de esta manera en un día nublado. Su fregadero está goteando agua en el piso.
- Alguien te está entregando toallas secas para que absorbas el agua del piso. Una toalla se moja, te deshaces de ella y te dan otra toalla seca. También, ésta se moja, te pasan otra. Usted está manteniendo el ritmo de secado con el flujo de agua del fregadero que gotea.
- Pero, si te quedas sin toallas secas y te entregan una toalla parcialmente seca. ¿Le dices que no quieres la toalla porque no está perfectamente seca? Por supuesto que no. Obviamente, se necesitarán más toallas para evitar que la fuga se extienda por el piso, pero al final, una toalla parcialmente seca es mejor que ninguna toalla.
Cuando está frío y húmedo afuera, con o sin niebla, para mantener seca la cama, debemos asegurarnos que el aire que ingresa esté parcialmente seco antes de que baje al nivel del piso. Sino estará tan seco como lo sería en una mañana fría y seca, pero cada minuto las aves agregan humedad a la cama y las condiciones pueden empeorar rápidamente si menos aire fresco ingresa en el galpón.
El hecho es que, en las mañanas frías y húmedas (con o sin niebla), es posible que sea necesario aumentar las tasas de ventilación entre 10% y 20% considerando que el aire entrante contiene un poco más de humedad.
Pero tenga en mente que cuanto mejor se realice el trabajo para calentar el aire entrante, mejor se secarán sus “toallas”, menos de éstas necesitará y más posibilidades tendrá de mantener la cama seca.
1 NIU Shengjie, et.al. 2010. Análisis de la microestructura física de la niebla densa utilizando un espectrómetro de gotas: Un Caso de Estudio. Advances In Atmospheric Sciences.. Vol. 27 No 6, 1259-1275.