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Pero la ventilación no sólo afecta la calidad química y biológica del aire, sino que también interviene en la gestión de la temperatura de la nave. En verano la ventilación de las naves se puede usar para disipar calor de la nave, y en invierno debemos compensar las pérdidas térmicas por la ventilación mínima necesaria mediante un mayor uso de la calefacción.
La escalada de precios de las energías que venimos sufriendo puede tentarnos a reducir la ventilación de las naves en invierno para ahorrar dinero en calefacción. Sin embargo, esta es una falsa medida de ahorro, pues lo que dejemos de gastar en calefacción lo perderemos en mayor medida por la reducción de productividad.
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El cañón calefactor G100KW con un rendimiento de hasta 86.000 Kcal/h.
Dotado de un quemador GPL automático incorporado, produce emisiones muy bajas de CO2, Nitrógeno y Etileno, preservando la calidad del aire de la nave.
Se conecta fácilmente a un ordenador de control del clima o con un termostato, un humidostato o un temporizador.
El calefactor tiene integrado un termostato de protección contra el sobrecalentamiento.
Tanto la estructura interna como la externa están hechas en acero inoxidable.
También se puede usar como ventilador gracias a un conmutador integrado.
Con el “Snorkel kit”, accesorio de Exafan complementario al cañón, el dispositivo aspira aire limpio procedente del exterior para garantizar una perfecta y constante combustión, incluso en ambientes con mucho polvo.
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El deterioro del ambiente derivado de una insuficiente ventilación de las naves supone, en primera instancia, un aumento de la dificultad de los animales para realizar el intercambio de gases, por lo que deben invertir más energía en respirar y menos en producir. Luego, si la calidad sigue empeorando, aparecen con mayor facilidad enfermedades respiratorias, ya sean mediadas por la acumulación de agentes patógenos en el aire, ya sea por las lesiones respiratorias que supone un aire enrarecido.
Por dar algunos datos productivos, existen diversos estudios que valoran el efecto de una deficiente calidad del aire sobre la productividad de broilers y ponedoras. En un estudio que comparaba los efectos de distintas concentraciones de amonio (0ppm, 25ppm, 50ppm y 75ppm) sobre el crecimiento de broilers (Poult. Sci. (2004) 83(10):1650-1654), se observaron pesos vivos a las 7 semanas un 6-9% menores para las mayores concentraciones, y mortalidades superiores en 8 puntos respecto al 5,8% del control negativo. En el caso de ponedoras se han documentado caídas de la puesta, del peso vivo y del consumo de pienso en exposiciones prolongadas a 100ppm de amonio (desde hace 50 años, Brit. Poult. Sci. (1966) 7(3):189-198). Estos efectos no revertían después de retirar el aire sucio y eran sensiblemente más pronunciados a 28ºC que a 18ºC (la reducción de la ingesta voluntaria fue hasta un 25% superior).
Seguidamente cabe destacar que, si no se renueva el aire, la humedad relativa tiende a aumentar y esta acaba depositándose en las superficies más frías: la cama, los equipos y la comida, llegándolos a estropear. Una cama en mal estado conlleva fermentaciones productoras de gases tóxicos (que contribuyen a la patología respiratoria), además de ser agente determinante de patologías podales y digestivas. Una comida húmeda se estropea antes, pudiendo ser causa de problemas digestivos. Y no es necesario profundizar sobre los efectos del agua sobre los equipos eléctricos.
Generador de aire caliente GÉOSS de gas propano y gas natural
El generador de aire caliente GÉOSS está destinado al engorde de pollos. Es único en el mercado: un generador exterior de tipo progresivo con encendido automático. Funciona con gas propano y gas natural y está situado fuera del edificio, por lo que el aire de combustión es 100% exterior, garantizando la seguridad de la instalación. Consta, asimismo, de una doble protección térmica para termostatos de sobre calentamiento.
Este generador de aire caliente tiene un quemador donde todo el aire de combustión es aire nuevo, es decir, sin polvo. Su diseño y funcionamiento está de acuerdo con la norma EN 525: generador de aire caliente de calentamiento directo a alta temperatura por convección forzada. Tiene una turbina de dilución de flujo de 2000 m3/h.
Este dispositivo tiene una potencia modular que va desde las 13 hasta las 73 KCAL.
GÉOSS garantiza una excelente homogeneidad de temperatura dentro de las naves. [ob color=»#d4a654″ cl=»right»] CONTACTAR SYSTEL [/ob]
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Aún con todo ello, no podemos olvidar que los trabajadores no suelen ir equipados con sistemas de respiración autónomos, sino que dentro de la nave respiran el mismo aire que los animales. Así, aún no estando tan expuestos al ambiente nocivo, estos también acaban resintiéndose de una mala ventilación de las naves. Ante las evidencias no queda más remedio que atenerse a las recomendaciones de ventilación mínimas. Pero no por ello debemos obviar el uso de estrategias que nos permitan reducir el coste energético de la ventilación.
La buena ventilación de las naves pasa por la uniformización de su distribución. Una nave con zonas muertas, en las que el aire no se renueva lo suficiente, impide aprovechar la inercia térmica y de composición del aire ambiental. Si el aire nuevo no se mezcla uniformemente con el de la nave, se observarán oscilaciones en la temperatura y en la composición que llevarán a los animales a no distribuirse uniformemente por todo el espacio. En estas condiciones estaremos desaprovechando parcialmente las instalaciones. En el mismo sentido conviene que el aire nuevo se mezcle con el que se acumula en el plenum de la nave, a fin de que se atempere uniformemente antes de llegar a los animales. Así evitaremos choques térmicos que puedan ser causa de estrés y patología. Del mismo modo debemos evitar velocidades del aire excesivas, pues corrientes demasiado fuertes pueden ser causa de enfermedad.
De la misma forma que en verano se usan paneles cooling para refrescar el aire nuevo que entra en la nave, en invierno podemos usar recuperadores de calor. El mercado ofrece una gran diversidad de estos sistemas, los cuales transfieren el calor del aire que se expulsa de la nave al aire nuevo que se introduce. Estos sistemas bien dimensionados reducen las pérdidas térmicas de la nave, manteniendo la temperatura dentro de ella con un menor coste energético sin comprometer las necesidades de ventilación.
Otro fenómeno que viene observándose es la sistemática instalación de equipos de ventilación forzada. Si bien los sistemas de cría actuales a altas densidades nos hacen dependientes de estos equipos, a veces se dejan de lado las oportunidades que nos brinda el clima local. Antes de construir la nave deberíamos estudiar los vientos locales para decidir cómo orientar el edificio para su máximo aprovechamiento.
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Convector SECURIS GK65 de gas propano de instalación exterior
El GK65 ha sido desarrollado para ofrecer una calefacción más segura a los ganaderos y evitar las consecuencias de la combustión en el interior de las granjas.
Mejora la homogeneidad del aire, en calidad y temperatura.
Mejora la automatización y elimina trabajo de mantenimiento.
Disminuye costes de colocación y de explotación.
Limpieza fácil y completa del polvo.
6 veces menor concentración de CO2 en la nave.
Perfecto reparto del calor.
Posibilidad de recirculación de aire.[ob color=»#7c9236″ cl=»right»] CONTACTAR COPILOT SYSTEM [/ob]
SECURIS GK65 ofrece comodidad al criador y bienestar a los animales, reduciendo el riesgo de incendio y la presencia de gas propano en el interior de las granjas.
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Ya no nos sorprenden los sistemas de evaluación de la ventilación de las naves, desde medidores portátiles de gases hasta el uso de bombas de humo coloreado para ver la organización de los flujos. Aún así, tenemos que ser conscientes de que el equipo más eficaz lo llevamos incorporado: nuestros sentidos. Una ventilación deficiente la detectaremos en la irritación de la nariz y los ojos, o la percepción de gases propios del enrarecimiento. Igualmente podremos apreciar la proliferación de telarañas espesas en ciertas zonas o la distribución irregular de los animales por la nave. También podremos oír la tos y estornudos propios de los trastornos respiratorios derivados.
El ahorro en ventilación no puede conseguirse por su reducción (se requiere un mínimo de renovación de 75 m3/h por cada 1000 aves estabuladas para mantener el amonio por debajo de las 25ppm en el ambiente de una nave la semana de arranque), sino por la optimización de los equipos: un buen dimensionado acorde con las necesidades de los animales que se alojarán en la nave, la selección de equipos más eficientes (con menor consumo por trabajo realizado) y de mayor calidad (que se estropeen menos y requieran menos reparaciones y recambios).
Puesto que el gasto que nos preocupa lo generan en gran medida las necesidades de calefacción, es aquí donde deberíamos centrar nuestros esfuerzos: reduciendo los costes mediante la selección de equipos de mayor eficiencia y que aprovechen aquellas fuentes de energía que puedan resultarnos más económicas; minimizando las pérdidas mediante la optimización del aislamiento térmico de la nave de forma que se minimicen las pérdidas por materiales insuficientemente aislantes o cerramientos deficientes; y optimizando sus efectos mediante una ventilación adecuada (uniforme y de velocidad suave) que nos permita trabajar con las recomendaciones mínimas necesarias.
Ahorrar en calefacción cerrando la ventana es difícil de sostener. Si bien se gasta menos energía, las consecuencias negativas son evidentes y difícilmente justificables, ya sea por legislación (bienestar animal) o por economía (reducción de la productividad).