Manejo de la nutrición durante el arranque de la puesta
Manejo & Bienestar
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En un sentido amplio, esta fase de arranque de puesta comprendería el tiempo que transcurre desde el alojamiento de las aves en la nave de producción hasta que las gallinas alcanzan su peso corporal adulto, lo que en la práctica se traduciría en el periodo de 17 semanas a 30 – 35 semanas de vida.
Manejo de la nutrición durante el arranque de la puesta
En un primer momento, las aves tienen que sobreponerse al estrés del traslado y adaptarse a su nuevo entorno. Pero el desafío fundamental es, desde la aparición de los primeros huevos, conseguir cubrir las necesidades nutricionales de las aves, no solo las de producción (número y tamaño de huevos), que aumentan exponencialmente en pocas semanas, sino las de crecimiento, que no concluirán hasta las 35 semanas de edad aproximadamente. Superar este reto con éxito dependerá, de diversos factores, como:
Las pollitas que tengan un aparato digestivo bien desarrollado y una buena capacidad de ingestión tendrán más facilidad para aumentar rápidamente su consumo, que idealmente debería incrementarse en alrededor de un 40% entre el 5% de producción y el pico de puesta
Entrenamiento en recría
El objetivo de la fase de recría tiene que ser obtener un lote de pollitas de calidad, que vendrá determinado básicamente por:
Características nutricionales del pienso
En cuanto a las características nutricionales del pienso, el utilizado en la fase de desarrollo, en general a partir de las 10 semanas de edad, tendrá que ser una fórmula relativamente poco concentrada (nivel de energía inferior al de la fórmula de crecimiento, pero también inferior al de la fórmula que se usará en el inicio de puesta): Niveles energéticos elevados en esa fase limitarán el desarrollo del aparato digestivo y presentan el riesgo de frenar el consumo al principio de la puesta. Es recomendable la dilución de la dieta con materias primas que aporten un contenido elevado de fibra insoluble de estructura gruesa que favorecerá el desarrollo y funcionalidad de buche y molleja
Naturalmente, las aves manifiestan un mayor apetito al final del día para hacer frente a las necesidades energéticas nocturnas. Por la mañana, cuando se enciende la luz, al estar vacío el aparato digestivo se observa también un pico de consumo de pienso. En la práctica, a partir de las 6 semanas de edad, es aconsejable ajustar los horarios y cantidad de pienso distribuido para que las aves consuman la ración completa diariamente, de manera que los comederos queden vacíos, preferiblemente hacía mitad del día, durante un tiempo que irá aumentando progresivamente (como mínimo 1 hora).
En cualquier caso, se evitarán los repartos de pienso muy frecuentes, ya que provocan un comportamiento de selección de partículas en las aves y una mayor heterogeneidad del lote
Programa de iluminación
Es sabido que la edad a la que se aplica y la amplitud del estímulo luminoso son los factores de mayor impacto sobre la madurez sexual de las ponedoras. Por otra parte, el peso corporal en el momento de incremento del fotoperiodo tendrá un efecto determinante sobre el peso del huevo, no solo al inicio de puesta, sino durante todo el ciclo de puesta. Sin embargo, no siempre se tiene presente que otro objetivo fundamental de los programas de iluminación es favorecer el consumo de pienso.
En una fase que, como es sabido, el consumo es crítico, si los incrementos de duración de la luz son cortos o su aplicación demasiado lenta y larga en el tiempo, difícilmente se podrá conseguir ese efecto estimulante sobre la ingesta de pienso.
En la práctica, se aconseja un primer incremento de al menos 1 h en el momento del estímulo luminoso (cuando se ha alcanzado el peso corporal y la uniformidad deseada en función del perfil de tamaño de huevo buscado), y continuar con incrementos de la misma amplitud (1 h) al menos en las semanas inmediatamente siguientes. Considerando que la mayoría de los programas de iluminación en producción concluyen en 16 h de luz, un objetivo razonable sería alcanzar un mínimo de 14 h de luz cuando el lote está al 50% de producción.
Al inicio de puesta, el principal objetivo será satisfacer las necesidades en aminoácidos para producción y para crecimiento
Sin embargo, el consumo al inicio de la puesta es limitado y tiene que ir aumentando rápidamente desde un nivel bajo tras el traslado —alrededor de 85 g— hasta unos valores por encima de 110g–115g en pocas semanas —antes del pico de puesta—. Eso implica que el pienso utilizado en esa fase tiene que tener una concentración más alta de aminoácidos que el que se utilizará en fases posteriores de producción, ajustado al consumo de pienso observado en granja, pero también a la masa diaria de huevo producida —porcentaje de puesta x peso medio del huevo—, que es el factor que mayor impacto tiene sobre las necesidades de aminoácidos
Un aspecto a menudo no considerado, pero que tiene gran importancia, es el hecho de que, a pesar de que lógicamente tenemos que trabajar con valores medios para alimentar adecuadamente a un lote de ponedoras, este lote está compuesto de aves con necesidades y rendimientos individuales diversos
Especialmente cuando la uniformidad del lote no es suficiente, el reto es formular adecuadamente para cubrir las necesidades de las aves más productivas y permitir el desarrollo de las más atrasadas. Dependiendo de la uniformidad, puede ser aconsejable la utilización de un margen de seguridad para los aminoácidos, al menos para la metionina, de aproximadamente un 6% por encima de las recomendaciones. Con esta estrategia, también se favorece una máxima utilización de los aminoácidos azufrados para un aumento rápido del peso del huevo, ya que en esta fase de inicio de puesta es cuando mayor efecto tienen las modificaciones nutricionales sobre el calibre del huevo
Favorecer el consumo de energía
Desafortunadamente, durante el periodo entre las 18 y las 25 semanas, la capacidad de consumo de las aves es limitada y no siempre son capaces de cubrir las rápidamente crecientes necesidades de energía y otros nutrientes (Figura 2), lo que puede repercutir en crecimiento insuficiente de las gallinas y picos de producción no sostenidos.
En el inicio de puesta, es prioritario alcanzar pronto el peso corporal adulto, lo que significa aves robustas, con mayor oportunidad de mantener una buena persistencia de puesta durante el ciclo de puesta y con mejor capacidad de respuesta frente a posibles desafíos o factores de estrés (sanitarios, ambientales, de manejo etc.)
Si bien muchos estudios han demostrado que las ponedoras son capaces de regular bastante bien su consumo de pienso (g/ave/día) en función de la concentración energética del mismo. Esta regulación no es perfecta, y en general se observa un consumo de energía superior (expresado en kcal/ave/día) cuando se utilizan dietas con niveles elevados de energía metabolizable (Figura 3).
Una cuestión controvertida es el nivel de energía recomendable durante esta fase para conseguir estos objetivos
El consumo de energía es superior cuando se utilizan dietas con niveles elevados de energía metabolizable. Se debe en parte al efecto aglomerante de finos y favorable sobre la palatabilidad de la adición de aceites y/o grasas, materias primas que entran en mayor proporción en las fórmulas más concentradas. Siempre podrá aprovecharse este efecto y utilizar una fórmula más concentrada en el inicio de puesta para favorecer el consumo de energía y el crecimiento, especialmente en aquellos lotes cuyo manejo anterior no ha sido favorable al desarrollo de la capacidad de ingestión. En la fase de inicio de puesta es esencial continuar pesando a las aves con regularidad, hasta las 35 semanas de vida, para poder implementar los ajustes nutricionales o de manejo que sean precisos en caso de que se observen desviaciones con respecto al objetivo.
Sobre el consumo, tanta importancia como el nivel energético, o incluso mayor, tendrá la granulometría del pienso y las técnicas de alimentación (horarios y cantidades) de las aves aplicadas en granja
Técnicas de alimentación
Las gallinas son granívoras, y siempre preferirán las partículas más gruesas frente a las más finas
Un error relativamente frecuente observado a nivel de granja, especialmente cuando el consumo es bajo, como sucede en la fase de inicio de puesta, es un exceso de repartos de pienso. Los repartos demasiado frecuentes favorecen un comportamiento alimentario selectivo de las aves y como consecuencia la acumulación de finos en el comedero. Tal y como se ha descrito para la fase de recría, en producción también es esencial conseguir un periodo en que el comedero quede vacío cada día, forzando de esta manera a las aves a consumir también las partículas de menor tamaño, que contienen la mayor parte de vitaminas y minerales, garantizando una nutrición bien equilibrada.
Teniendo en cuenta el comportamiento de las gallinas, su fisiología y el ciclo diario de formación del huevo y especialmente de la cáscara, en producción es aconsejable garantizar un mayor consumo en las horas que preceden a la noche, de manera que aproximadamente el 60% del total de la ración diaria se consuma por la tarde, y el resto a la mañana siguiente, de modo que el momento en que el comedero quede vacío sea a mitad del día, y de una duración máxima de 1h30min (Figura 4).