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Cristina una vez terminó de estudiar y como muchos jóvenes de su edad, desempeñó distintos trabajos antes de incorporase a la agricultura y ganadería; pero ella, que ayudaba a su padre en las labores del campo y con los animales, no se lo pensó dos veces y afrontó el desafío.
En su familia existe una alta tradición ganadera y agricultora, y desde pequeña se ha visto participando en todas las laborares propias del negocio familiar, pero quería algo suyo y algo con lo que ganarse la vida dignamente.
Su padre y su abuelo tuvieron vacas de leche hasta 1992 -cuando ella nació- pero finalmente apostaron por los terneros y tierras de cultivo.
Un día empieza a recabar información sobre las subvenciones cofinanciadas por la Unión Europea cuyo objetivo es fomentar la incorporación de los jóvenes a la agricultura y ganadería y aquí comienza su nuevo camino.
«No hay nada mejor que dejarse asesorar por los que saben, conocen el sector y están dispuestos a pasarte sus conocimientos incorporando tecnología y calidad de materiales “
Para poder optar a este tipo de ayudas, entre otros requisitos, tiene que tener el grado medio en capacitación agraria o bien realizar formación durante un período de horas estipulado por la propia subvención, donde se impartirán diversos temas como economía agraria, temas de gestión ganadera, manejo en avicultura, bienestar animal, etc.
Cristina no cesa en su empeño y se pone a estudiar una vez más, y eso que como ella misma nos confiesa “nunca fui una gran amante de los libros, pero cuando uno se pone con algo que le interesa realmente la cosa cambia”.
Como idea inicial Cristina sólo pensaba en las tierras de cultivo y en unas gallinas camperas, pero a medida que se fue formando e informando la producción de broiler fue tomando cada vez mayor peso en su decisión, hasta el día de hoy.
Una vez que el proyecto arrancó, se puso en contacto con varias empresas que elaboran naves de este tipo, pero como ella misma nos cuenta “miras unas y otras y al final los precios no difieren tanto, lo que te hace decidir es el trato con el cliente, la capacidad para empatizar, la tranquilidad y seguridad que te ofrezcan, y el apoyo técnico que estén dispuestos a prestar y en este caso elegimos Agrogi y no nos arrepentimos”
Una vez que fue publicada en medios oficiales que era beneficiaria de la subvención, se dirigió al banco para que le ofrecieran un préstamo.
El documento que acreditaba que era efectivamente beneficiaria de estas ayudas cofinanciadas por la Unión Europea le sirvió de aval para el mismo.
A partir de aquí comienza la meteórica carrera para cumplir con los plazos en relación a la ejecución del proyecto y según nos comenta la propia Cristina la empresa instaladora Agrogi cumplió los plazos acordados.
«Empezaron a marcar el terreno en mayo y ya en julio teníamos la nave con animales dentro. Agrogi cumplió con el plazo que nos daba la subvención para desarrollar el proyecto»
Las obras para la construcción de la nave comenzaron en mayo y a día 1 de julio ya tenía pollos dentro. El plazo de ejecución se había agotado, pero la explotación de Cristina en la fecha acordada ya estaba preparada para ser visitada por cualquier auditor de la subvención.
Esta joven avicultora nos cuenta satisfecha que fue un acierto contar con Agrogi para la realización del proyecto ya que además de ofrecer un asesoramiento técnico de calidad, cumplieron los plazos en la realización de la obra y no han tenido ningún problema, todo lo contrario.
Desde que pidió la subvención hasta que la cobró han pasado dos años, pero gracias al apoyo recibido del clan familiar y de la empresa Agrogi que le ha gestionado el proyecto ha sido bastante llevadero.
“Soy joven y a veces te puedes sentir agobiada, bajo presión… pero el apoyo técnico por parte de Agrogi ha sido innegable, estoy muy agradecida con la empresa”
Cuando comenzó, Cristina conversó con un ganadero vecino sobre las distintas propuestas técnicas que le habían ofrecido desde la empresa instaladora Agrogi. El ganadero que era bastante escéptico le dijo que igual se equivocaba, pero ella decidió apostar por la tecnología y las nuevas aportaciones técnicas de una empresa reconocida y asentada en el sector como es Agrogi.
Las distintas propuestas técnicas ofrecidas le garantizaban el mantenimiento del ambiente ideal o la disminución del consumo energético, debido al excelente aislamiento que ofrece la nave y la calidad de sus acabados.
Después de un año y medio y más de seis engordes está muy contenta y orgullosa de su decisión, el ambiente en la nave es el ideal según sus propias conclusiones y la de los distintos visitadores que ha tenido en la nave.
Está tan contenta con los resultados de su nave que nos confiesa le han entrado ganas de ampliar la explotación, un nuevo reto que quiere poner en marcha en menos de tres años.
Actualmente la nave de engorde de pollos construida bajo el proyecto llave en mano de Agrogi de 100 metros de ancho por 15 de largo con capacidad entre 25.000 pollos y 28.000 pollos, la tiene integrada con Miquel Avícola.
Desde la integradora le comunican que están muy satisfechos con su granja, por sus resultados y porque es la más moderna que tienen actualmente integrada.
Cristina nos cuenta que desde la integradora le ofrecen un trato personal directo y un asesoramiento técnico muy profesional. A su nave el pollo llega con cero días y en 34-35 días alcanzan entre 1,9 kg y 2 kg que es cuando realiza una primera salida al matadero o clareo.
El resto de pollos engordan hasta llegar a un peso aproximado entre 2,2 kg y 2,7 kg antes de ser transportados para su sacrificio. En relación al primer clareo lo llevan a cabo cuando los pollos pesan sobre 1,9 kg porque la demanda de los mataderos de la zona es ésa.
No debemos olvidar que su explotación se encuentra situada en una de las zonas de mayor afluencia turística y que el pollo asado o como lo llaman por aquí “Pollo al ast” es un producto con una alta demanda.
«Desde Agrogi se han portado de una manera muy profesional y cercana, te sientes asesorado y respaldado en todo momento con ellos»
Con respecto al manejo en las fases iniciales de engorde de los pollos, Cristina no utiliza la malla divisoria de la nave, aunque más de un avicultor se lo ha recomendado -entre otras cosas por razones de ahorro energético -.
Ella dice que para poder permitirse este tipo de manejo en las fases iniciales, se apoya en los materiales con los que ha sido construida su nave, su excepcional aislamiento térmico y equipos de gran calidad -como los recuperadores-.
Estas mejoras tecnológicas le permiten mantener el ambiente ideal sin que el gasto energético se vea reflejado en las facturas.
Cuando valoraron la posibilidad de incorporar el falso techo recibieron varias apreciaciones pero al final se decantaron por él.
Como ella misma nos cuenta “el falso techo nos ayuda a ahorrar en calefacción, puesto que el techo por un lado es más bajo y por lo tanto menos área a calentar. Por otro, la cámara de aire existente entre el techo verdadero y el falso techo evita la condensaciones y aísla mejor del exterior mateniendo el ambiente ideal con menos gasto energético”.
Para el sistema de refrigeración se ha decantado por la nebulización. “La nebulización es más cara pero a la larga y bajo mi entender es más rentable puesto que el mantenimiento es totalmente distinto al cooling”.
Las boquillas de nebulización están situadas en el exterior de las ventanas más grandes de la entrada de la nave y otro arco en el centro de la misma. La ventilación es longitudinal con ambiente controlado.
El ambiente en la nave es ideal en términos de producción y de bienestar animal, según sus propios datos la humedad se encuentra por debajo de la horquilla media recomendada.
Nos cuenta que todo esto es debido al buen aislamiento de la nave y al papel fundamental que desarrollan los recuperadores de calor.
“Los recuperadores de calor me han sorprendido gratamente por la eficacia que ofrecen ¡Van fantásticos!”
En la nave tiene dos tipos de luces; verdes y azules. Según su sistema de manejo de la iluminación los primeros días de entrada del pollo mantiene encendidas los dos tipos de luces durante 24 horas a lo largo de una semana y media.
A partir de entonces comienza el intercambio de luces. La luz azul hace que para los pollos sea de noche y descansen, Cristina nos comenta que la primera vez frente a esta circunstancia alucinó porque al entrar en la nave con este tipo de luz apenas se movía ninguno.
Ahora que ya tiene su granja en marcha y una manera de ganarse la vida haciendo lo que le gusta agradece el trato que le ha brindado la empresa instaladora Agrogi.
Cristina nos confiesa que desde el primer momento le han ofrecido asesoramiento técnico de calidad y nunca ha tenido ningún problema con ellos “Cuando empiezas de cero es importante que la empresa instaladora te ofrezca apoyo técnico, cercanía y que se comprometan con tu proyecto y esto por parte de Agrogi lo he recibido”
“Si algún día tienes algún problema desde Agrogi te ofrecen cercanía y soluciones, son capaces de moverse y arreglártelo in situ, eso marca la diferencia”
Desde Agrogi siempre han tenido las puertas abiertas para informarla y formarla, cuando arrancó con su explotación no sólo vinieron a explicarle el funcionamiento de todo, si no también le ofrecieron un programa base para el control ambiental.
“No es lo mismo una nave nueva para un avicultor con mucha experiencia que para los que empezamos, de ahí la importancia y el papel de la empresa instaladora elegida. Agrogi se compromete y te ayuda”
Cuando vas a construir una nueva nave tienes dos opciones: ir poco a poco incorporando equipos o bien realizarlo por medio de un proyecto llave en
mano. Según palabras de la propia Cristina “el proyecto llave en mano es mucho más cómodo ya que después de mirar muchos presupuestos puedes llegar a saturarte, pero si eliges una empresa de confianza y de compromiso este proceso facilita mucho las cosas”.
Cuando hay una empresa que controla todo, al final tienes sólo un interlocutor y no cuatro o cinco, optimizando así el escaso tiempo mejor que tienes cuando te embaucas en un proyecto de este calibre.