Se ha escrito mucho acerca de la importancia de la recría como periodo de preparación para lo que luego ha de venir: ciclos más largos con una mayor productividad mientras se mantiene la calidad del huevo.
Este periodo de preparación ha sido considerado tradicionalmente como un gasto, más que como una inversión, teniendo como único objetivo recriar al ave para alcanzar en el mejor de los casos el peso establecido y comenzar la producción lo antes posible.
El periodo de recría comienza desde el mismo momento de la recepción hasta la semana 30, momento en el que la ganancia de peso vivo es prácticamente nula y, por tanto, decimos que el ave es madura.
Esto es lo que denominamos PERIODO DE PREPARACIÓN.
Durante este periodo, hay una serie de factores que nos “acercará o alejará” del objetivo:

Pero centrémonos en los momentos importantes:

Objetivo peso vivo a las 5 semanas

A estas alturas nadie duda de su importancia dado que es durante las primeras 5 semanas de vida cuando se forman órganos clave, tales como el hígado, riñón, pulmones, etc.
Durante las primeras 6 semanas se establece la microbiota intestinal y durante las tres primeras se produce el desarrollo del sistema inmune.

El diseño de la dieta inicial y su uso (no debemos de olvidar que es la más concentrada en cuanto a densidad nutricional – energía y aminoácidos) viene condicionado por el desarrollo corporal durante las primeras semanas de vida.

Por tanto, ante cualquier retraso en el crecimiento, parecería lógico extender su uso, ¿no?

Este desarrollo viene condicionado por el nivel de energía, pero, sobre todo, por el perfil aminoacídico.

En el trabajo de Cheng y Coon (1991) queda reflejado como, siendo la energía importante, cualquier deficiencia en cuanto a proteína/ aminoácidos (especialmente los sulfurados) afectará notablemente el crecimiento.

Más allá de la concentración, es importante la presentación del alimento.
De forma ideal, una harina homogénea satisface las necesidades de la pollita al tiempo que desarrolla el digestivo mientras que una harina con un porcentaje de finos elevado (≥15% por debajo de 1 mm de diámetro) afectará al consumo y, por tanto, al crecimiento.

Las aves, incluso durante la fase de recría, tienen una marcada preferencia por las partículas más groseras (Portella y col., 1998).

En este sentido, es interesante ver en la Gráfica 2 la composición de las distintas fracciones que componen un pienso de arranque comercial (harina de 0 a 5 semanas).

Además de los ...

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