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Dentro de nada, el tiempo pasa volando, la mayoría de granjas cinegéticas iniciarán la incubación de los primeros huevos de sus perdices, faisanes o codornices para caza, cuyos cuidados puede convenir recordar, para mejor preparar ese momento y tratar de obtener resultados más notorios, si cabe, que el año anterior.
Todo el mundo sabe que los huevos han de recogerse con frecuencia, en particular cuando el calor empiece a apretar. Pero, todavía hay criadores que lo hacen una sola vez al día y, aunque menos, algunos dejan los de la tarde para el día siguiente “para ahorrase paseos” entre las jaulas.
Los huevos almacenados en las cestillas escamoteadoras de las jaulas, siempre que no tengan una tapa protectora y aislante, están expuestos al calor solar. Esto puede dar lugar al inicio del desarrollo embrionario. Al rebajar bruscamente su temperatura en la cámara de conservación, muchos de ellos pueden morir o quedar afectados. Es importante, pues, recoger los huevos dos, tres y hasta cuatro veces al día, colocándolos, con su polo menor hacia abajo, en cartones o bandejas alveoladas apropiadas. No vale apilarlos en cajas de cartón o de madera, en cestas de alambre o en cubos, como se ve con cierta frecuencia.
Los huevos, identificados con el número de la pareja o de la familia que los ha puesto -según se trate de perdices o de faisanes y codornices respectivamente-, han de ir de inmediato a una sala fresca -18-20º C-, han de seleccionarse, descartando los muy pequeños, los muy grandes o los defectuosos, rajados o rotos. Han de limpiarse, si cabe, de restos pegados -deyecciones, cama- sin rascar demasiado para no destruir la cutícula que los protege, y han de desinfectarse.
La desinfección clásica con mezcla de permanganato potásico puro y de formol al 40%, tiene sus detractores, por sus posibles efectos en la salud humana, dada la rápida reacción de ambos productos. Pero, con precauciones -mascarilla, extractor de gases, buena ventilación- puede utilizarse como se muestra en la Tabla 1.
Las cantidades a emplear de estos productos están en proporción al volumen de la cámara utilizada y no al de huevos, que no importa. Decidir una u otra opción es, pues, una cuestión económica. Cubicada la cámara de que se disponga, un sencillo cálculo nos dictará las cantidades a utilizar en cada opción y nos permitirá elegir. El aire de la cámara debe calentarse a unos 27-30ºC con una resistencia eléctrica conectada a un termostato y humedecerse hasta un 60-70% con una cubeta, de unos 30-40 cm de lado, llena de agua.
Una cámara de desinfección de 0,60 m de altura x 1,50 de ancho x 0,60 de profundidad, que puede construirse con mampostería, representa un volumen de 0,54 m3. Su capacidad es suficiente para desinfectar unos 700 huevos
Usar paraformaldehído 91% puro, un polvo blanco que pasa a gas -irritante- mediante su sublimación, es decir, calentándolo a unos 180-200º C Una simple freidora eléctrica de patatas sirve para ello. Harán falta 10 g por cada m3 de cámara y una hora. de fumigación. La temperatura de aquélla será también de unos 27-30ºC.
Para quien prefiera un método práctico, rápido y con menor riesgo, puede utiliza la cámara de rayos ultravioleta. Su efectividad es casi similar a la de los métodos anteriores y ofrece la ventaja de poder desinfectar individualmente y en pocos minutos cada partida de huevos recogida durante la jornada, sin tener que esperar al final del día para acumular mayor número de huevos
La desinfección con asociados de derivados halogenados de fenilfenoles y formol, es altamente efectiva, aunque precisan del uso de un microdifusor, que dispersa el producto al ambiente en forma de niebla, permitiendo que pueda llegar a cualquier pequeño rincón. El tiempo de fumigación es de 12 min. por cada 100 m3 de local. Es éste uno de los métodos más eficaces para completar la desinfección de locales de cría cerrados.
Otros sistemas -baño de huevos en desinfectantes, otros gases- también pueden contraer riesgos o no estar demasiado probados, por lo que es preciso informarse antes de su uso.
Los huevos desinfectados han de guardarse en lugar y condiciones adecuadas. No valen el almacén de piensos, el sótano, la bodega, el garaje. Debe disponerse de una cámara, adquirida o construida por uno mismo, de fácil y efectiva limpieza y desinfección. Esta, ha de incluir un grupo refrigerador-humidificador que permita un juego de temperaturas y humedades para cada necesidad. Es decir, según el número de huevos que obtengamos a diario y el número de pollitos previstos para un local y parque concretos, guardaremos más o menos huevos durante más o menos días. La temperatura y la humedad de conservación serán diferentes para cada caso. La tabla siguiente, muestra unos ejemplos al respecto.
Los huevos desinfectados deben instalarse en bandejas alveoladas útiles para la incubadora de que se disponga. Pero, además deben voltearse, preferiblemente una vez cada hora. En el mercado existen carros volteadores de huevos, manuales o automáticos, que facilitan esta importante tarea para la supervivencia y desarrollo de los embriones.