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Hace más de un año 195 países suscribieron el Acuerdo de París para revertir el cambio climático, planteando la defensa del medio ambiente desde una perspectiva ecológica, pero también sin olvidar la economía. Por su parte los países de la Unión Europea dieron un paso más y fijaron como objetivo alcanzar resultados prácticos y medibles desde el primer momento.
Para conseguirlo, una de las iniciativas fue estimular la implantación de la llamada “economía circular”, un modelo capaz de mantener en uso durante el mayor tiempo posible los recursos naturales y materiales que producimos. Continuar con un despilfarro de las materias primas es cada día más irresponsable y además inviable.
La economía circular no es un mero ejercicio de voluntarismo. Si fuéramos capaces de abandonar la absurda mentalidad de usar y tirar y sustituirla por un modelo circular, sólo en Europa se calcula que se podrían ahorrar anualmente 400.000 millones de euros
Un reciente Eurobarómetro daba el dato de que el 73% de las empresas europeas ha realizado actividades de economía circular en los últimos cuatro años.
España cuenta con un 85% de implicación empresarial, siendo el tercer país de la UE que más acciones de este tipo realiza. Hasta ahora, las acciones de economía circular más aplicadas por las empresas han sido el reciclaje y la reutilización, la optimización del consumo energético y del agua. Aún hay margen de desarrollo en aspectos como el empleo de energías renovables, y sobre todo, en la implicación de las pequeñas y medianas empresas. En España, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente es el principal promotor de la economía circular, promoviendo la llamada Responsabilidad Ampliada del Productor, una recomendación de la Unión Europea para favorecer modelos de comportamiento empresarial responsable en sostenibilidad y medio ambiente. Su cadena de valor comprende desde el aprovisionamiento de agua, animales, materias primas y energía hasta la producción, distribución y venta al consumo.
Hay que coordinar a los proveedores, a quienes debe verificar sus sistemas de gestión, infraestructuras, seguridad alimentaria, sanidad, medio ambiente y responsabilidad social. Es necesario que las empresas, los ciudadanos y en su conjunto la sociedad podamos hacer nuestros los principios de este tipo de economía circular. Hace falta el compromiso de todos para revertir la actual situación climática y defender el medio ambiente. Es de vital importancia un generalizado compromiso ecológico, que por supuesto también supone un compromiso económico, capaz de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
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