Cuando me propuse escribir este artículo sobre la eficiencia energética en explotaciones avícolas, lo primero que debía de hacer era concretar qué se debe entender por este concepto.
La eficiencia energética es la relación entre la producción de un rendimiento, servicio, bien o energía, y el gasto de energía. Por consiguiente, hay dos hechos implícitos: consumir menos energía (kWh) garantizando el bienestar y confort de los animales, y gastar menos euros (€) en el consumo de esa energía.
El ahorro de energía es la cantidad ahorrada, determinada mediante la medición y/o estimación del consumo antes y después de la aplicación de alguna medida de mejora de la eficiencia energética. Este ahorro se expresaría con la siguiente ecuación:

Dónde:

Para alcanzar el objetivo de eficiencia energética, es necesario establecer dos premisas:

Que el análisis del consumo y del gasto de energía tenga una coherencia y para ello debemos comparar siempre en las mismas unidades, y por regla, los consumos de energía (electricidad, gas, biomasa u otros) debemos expresarlos en kWh, y el precio que se aplica a ese consumo en €/kWh.
Disponer de medición y registro de datos, instalando equipos de medida normalizados, y que esa medición se relacione con la superficie de la nave, expresando los resultados en kWh/m2.

CONSUMO

El factor consumo de energía final es endógeno a la explotación y, por consiguiente, es el primero sobre el que hay que actuar para ahorrar, porque depende del granjero.

En una nave hay cuatro elementos responsables del consumo de energía: envolvente, instalación térmica, instalación eléctrica e instalación de climatización o refrigeración.

Cada uno de estos elementos tiene al menos un valor que lo identifica:

Coeficiente global de transmisión (K) de calor de la envolvente de la nave que se compone de cerramientos, cubierta y suelo, y es la responsable de mantener el control del clima en el interior. Este valor (K) nos indicará lo bien que se conduce el calor a través de paredes, techo y suelo, expresado en W/m² °C.

Cuanto más pequeño sea este coeficiente, menos energía térmica pierde la nave pues ofrece más resistencia a ceder el calor hacia el exterior.

Grados hora (GGH) acumulados en un determinado período, que no es más que una medida de cuánto tiempo (en horas) la temperatura del aire exterior está por debajo de una temperatura de referencia, por ejemplo 15 °C en invierno y cuanto está por encima de 25 °C en verano, expresado en °C/horas.

El resulta...

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