Influencia de la temperatura ambiental en el estrés térmico
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«En condiciones de estrés térmico, el ave dispone de menos energía —debido a la reducción del consumo de pienso — y al mismo tiempo, hay un aumento extraordinario del gasto de energía metabólica —a causa del esfuerzo muscular que supone la hiperventilación—; por tanto queda menos energía disponible para la formación de masa muscular nueva»
La eficiencia del crecimiento del pollo varía enormemente según las condiciones ambientales de la crianza.
Que el ave sienta frío o calor —“temperatura percibida”—, va a depender de múltiples y variados factores como:
Veamos con más detalle los 4 factores que más afectan a la sensación térmica de las aves —o temperatura percibida—…
Influencia de la temperatura ambiental en el estrés térmico
A mayor temperatura, mayor sensación térmica
En condiciones de estrés térmico, el ave dispone de menos energía —debido a la reducción del consumo de pienso — y al mismo tiempo, hay un aumento extraordinario del gasto de energía metabólica —a causa del esfuerzo muscular que supone la hiperventilación—; por tanto queda menos energía disponible para la formación de masa muscular nueva (ver Gráfico 1).
Influencia de la humedad en el estrés térmico.
A mayor humedad mayor sensación térmica
Esto ocurre también en humanos. En épocas de calor, es normal que los telediarios nombren las ciudades que alcanzan las temperaturas máximas del país; sin embargo, al no contar con el efecto de la humedad, estas ciudades no tienen por qué ser las de más riesgo de golpe de calor para la población.
En los broilers actuales, la humedad tiene todavía mayor efecto en la sensación térmica que en humanos; debido a su fisiología (sólo evaporan agua por el pulmón), y a su anatomía (la relación pulmón/peso corporal es la mitad con respecto a la de las aves no seleccionadas -Hassanzadeh et al, 2005-). Para tratar de cuantificar esta influencia de la humedad en la sensación térmica de las aves, Mader (2010) ha propuesto una ecuación que corrige la “temperatura percibida” en función de la humedad relativa, a diferentes temperaturas ambientales (ver algunos ejemplos en la Tabla 1).
Por otro lado, el uso de refrigeración evaporativa (mediante paneles o boquillas) es extremadamente eficaz bajando la temperatura del aire entrante en la nave, sobre todo cuando el aire exterior tiene poca humedad relativa (ver Tabla 2).
*Nota: considerando un panel evaporativo de 15 centímetros de ancho en buen estado de conservación, con un 75 % de eficacia de saturación y con un límite de funcionamiento de la refrigeración establecido en el 75 % de humedad máxima y 28 ºC de temperatura deseada en nave para inicio de refrigeración evaporativa.
Resumiendo: cuando usamos la refrigeración evaporativa, por un lado se enfría el aire entrante —y con ello la sensación térmica—, pero por otro lado se aumenta el porcentaje de humedad en la nave —y por tanto aumenta la sensación térmica del ave—. Por suerte, en la mayoría de las ocasiones, la humedad exterior es suficientemente baja para que el uso de la refrigeración evaporativa compense en la sensación térmica del ave (ver Tabla 3).
Influencia de la velocidad del aire en el estrés térmico
A mayor velocidad del aire menor sensación térmica
En aves adultas, velocidades de aire superiores a 0,25 m/s, aumentan la disipación del calor desprendido por las aves —por convección—; lo que genera un enfriamiento corporal que hace que la temperatura percibida sea menor de la que marca el termómetro —hasta 10 grados menos—. De este modo podemos utilizar, de forma gradual, la velocidad de aire para aliviar el estrés térmico (ver Gráfico 2).
A mayor peso, la superficie corporal y el volumen pulmonar es proporcionalmente menor, por tanto menos facilidad para eliminar el calor, lo que es lo mismo, menor resistencia al estrés térmico.
Para tratar de determinar la temperatura ideal según el peso del ave, se ha propuesto la siguiente fórmula (ver Gráfico 3).
La mejor forma de evaluar el confort térmico de las aves, no es ver los parámetros numéricos del termómetro y el higrómetro, sino observar el comportamiento de las aves. En valores extremos, es fácil determinar si las aves están en confort térmico: si se agrupan es que sienten frío, si jadean es que están en estrés térmico. El secreto del buen avicultor, lo complicado, es valorar las situaciones intermedias.
Comportamientos
2 comportamientos habituales en condiciones de estrés térmico
Reducción del consumo de pienso
La digestión requiere un trabajo muscular y glandular que implica mucho flujo de sangre. Las aves en estrés térmico, de forma instintiva, reducen el consumo de pienso (ver Gráfico 4). De esta forma redirigen la sangre, con objeto de enfriarla, al pulmón (evaporación) y a la piel (radiación y convección).
La forma más efectiva que tienen las aves de aumentar la disipación del exceso de calor corporal es hiperventilando; de este modo aumentan el caudal de aire que pasa por sus pulmones, lo que favorece la evaporación del suero sanguíneo del pulmón.
Tengamos en cuenta que las aves no sudan por la piel, pero si “sudan” por los pulmones, por eso hiperventilan cuando están en estrés térmico, con el objetivo de evaporar más agua y de esta forma enfriar la sangre que circula por sus pulmones. De 24 respiraciones por minuto en confort térmico pueden llegar hasta 138 respiraciones por minuto en estrés térmico agudo (Nascimento et al., 2012- 2014).
FR= 311,30004 – 20,110938 Tª – 2,012626
HR – 2,006346 V + 0,4059 Tª.+ 0,006604
HR.+ 3,151145 V. + 0,05555 Tª x HR –
0,37037 Tª x V + 0,03968 HR x V
(R2 = 0,92)
DONDE:
FR= Frecuencia respiratoria (en un minuto)
Tª = temperatura del aire (ºC)
HR = humedad relativa del aire (%)
V= velocidad del aire (m/s)
En condiciones de estrés térmico, la hiperventilación produce una alteración del equilibrio ácido-base sanguíneo llamada alcalosis respiratoria. Si el estrés térmico se prolonga en el tiempo, esta alcalosis se hace más intensa, lo que genera una deshidratación tisular severa que puede desencadenar en un fallo cardíaco-respiratorio con resultado de muerte.